Artículo Periodístico 3.167º: “La lucha por el/su alma”.
En
siglos anteriores, esta pregunta o enunciado estaba claro, cada ser humano, además de cumplir con sus deberes de estado, tenía que
luchar por la salvación de su propia alma.
Plantear, incluso, hoy esta
cuestión, no es que prácticamente, lean o no, esta ristra de palabras e ideas y
frases, es tomarte, para siempre la persona/lectora te cierren todas las
posibilidades de que el hipotético lector/a vuelva a entrar en tus palabras.
Durante
siglos en Europa, se tenía claro, que cada uno, tenía que cumplir con su deber, no solo su trabajo, sino
el deber/derecho de su estado de vida, sea laico o religioso, según su
propia situación. Pero que además de todo ello, todo lo que comporta, por
ejemplo, crear/criar una familia, tenía
que ocuparse de su propia salvación, y, en la medida de lo posible, no
incentivar o escandalizar a nadie, para que las propias ideas y conducta, no
ayudase a otros a la no salvación, sino a la salvación…
Durante
siglos
y generaciones, la mayoría de la población en Europa, fuese adherido a un
cristianismo o a otro, tenía varias
convicciones, que existía Dios, que cada uno tenía alma o principio de
inmortalidad, que existiría un Juicio Particular, en el cual se dilucidaría su
propia salvación eterna, y que existía una Eternidad Buena al Lado de Dios, y,
una eternidad mala fuera de Dios o en el infierno.
Durante
siglos en Europa, no teníamos el panorama de hoy, hoy, una parte de la población, de esas
cuatro acepciones o fórmulas o enunciados o conceptos o proposiciones,
unos, no creen en ninguna, o dicen no creerlo, habría que percibir en su fuero
interno, ellos solos con ellos solos. Y,
otros, creen en algunas y en otras afirmaciones no. O, unas las niegan,
otras la afirman, otras las dudan. Unas
las niegan por convicciones teóricas, otras, porque no les interesa en la
práctica, por razones, de seguir haciendo lo que quieran…
Durante
siglos en Europa, al tener una mayoría de la población esas
convicciones, de que existiría Juicio Particular y Eternidad Buena y eternidad
mala, para cada ser humano. Cada uno,
fuese virrey o fuese un gran cargo o fuese un modesto y humilde ser humano en
el entresijo del organismo social de cada tiempo. Intentaba al menos, porque su alma valía lo mismo que las de
los demás. Por muchas diferencias sociales y económicas y culturales y
políticas que hubiese, todo el mundo sabía, que al final, su propia alma tenía el mismo valor que el alma del
emperador del momento. Y, que cada uno, tenía que luchar por su propia
salvación
Durante
siglos en Europa, la inmensa
mayoría de la población se esforzaba por la propia salvación, dentro del orbe
cristianismo, según la interpretación de su iglesia, pero luchaban por cumplir los diez mandamientos, no caer en
los siete errores morales graves o pecados capitales (ira-cólera,
soberbia-vanidad, gula, lujuria, envidia, pereza y, me falta uno… -
búsquenlo ustedes en Internet o en algún libro-. Porque sabían que de cumplir
las normas jurídicas, las normas sociales, las normas de su propio estado,
según su trabajo y su familia, hacerlo en el bien y en la bondad y en la
virtud, de cumplir todo eso, pues
tendría la salvación eterna –o, al menos, arrepentirse seria y
profundamente, al menos, en el último momento-. Por supuesto, que después,
estaban los sacramentos, pero de esto no podemos dialogar en este modesto
regimiento de palabras…
Durante
siglos,
existía más percepción y más equidad y
justicia, en cuanto a la distinción del bien y del mal. Por tanto, de la
propia salvación y la de los otros. Una
persona, podría caer en un error moral grave, pero por lo general, él o ella no
llamaban bien a lo que era un mal, ni se expresaba en mil modos o mil maneras para justificarse. Sino que se
decía, con muchas palabras o pocas, es
que estos actos o aptitudes o actitudes, son malas moralmente, y, lo que
sucede, es que no soy capaz de controlarme y autocontrolarse. Asistía, en
mayor o menor grado, a su confesión religiosa, por lo general cristiana, y
ella, le ayudaba, en mayor o menor medida, a ponerse en equilibrio, consigo
mismo, a luchar contra su vicio o desvirtuad o hábito negativo, porque todo el
mundo sabía y conocía, que existían dos realidades en una. Existía un mundo inmanente que es este, pero dentro de este, cada uno,
tenía su alma, a la que había que cuidar y regar y podar de forma adecuada…
Durante
siglos en Europa, cada uno
cuidaba la salvación de su alma. Era y es el mayor negocio del mundo.
Porque si alguien tiene enormes éxitos en
la vida, pero pierde su alma, habrá perdido todo. Si alguien, no tiene éxitos
en la vida, pero encima también, pierde su alma, habrá perdido todo en esta
vida y en la Otra.
La
pregunta ahora, es simple y llana, ¿cuida usted, sin negar y renegar de su estado
de vida, cuida usted de la salvación eterna de su alma o no…?
http://articulosperiodisticosjmm.blogspot.com.es © jmm caminero (16-31 agosto 2022 cr).
Fin artículo
3.167º: “La lucha por el/su alma”.
E. 31 agosto