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Artículo Periodístico 4.117º: “Viajando y soñando en la Sierra de San Vicente, II”.

                         Artículo Periodístico 4.117º: “Viajando y soñando en la Sierra de San Vicente, II”.

Los dos viajeros reales o imaginarios, símbolos del ser humano, metáforas de realidades. Todo ser humano es semejante al otro, con algunas pequeñas diferencias. Con carne-alma.

Denominan Senda Viriato, desconozco si tiene base histórica o solo es una leyenda imaginaria, pero con una base en lo real. Al final, que sabemos del pasado, solo algunas notas. Toda tierra ha sido andada por cientos de miles de ojos. Incluso la que parece olvidada y que nunca ha estado nadie. No sabemos cuántas pisadas han estado en su silencio. Estas tierras, siempre mirando a la sierra y al monte, al cielo y al azul, y, siempre en la lejanía no lejana de la gran urbe, Talavera de la Reina

Dentro de La Sierra de San Vicente, pasando por El Pozo de Nieve, la arquitectura olvidada –existen varias-, que si mis conocimientos son ciertos, se acumulaba nieve en su interior, para después, en meses de calor, ir obteniendo el hielo. El hielo en trozos para la venta. Diríamos que era el frigorífico natural y de la naturaleza, dicen que algunos explotados por los carmelitas en tiempos antes de la desamortización…

Desconozco cuántos pozos de nieve existirán en la península ibérica, pero esto con una restauración decente, y unas vallas para que no se caiga ningún viajero o viajera, podría ser un foco de atracción. Porque díganme, cuántas personas existen que hayan visto esta realidad, realidad histórica, realidad arqueológica y realidad cultural. Solo falta la pequeña restauración y cuidado, y, después contar el relato, y, dar voces al viento para que pregonen esta realidad, que apenas nadie o casi nadie habrá visto en su vida, muchos, que ni siquiera conocen que ha existido… -como esos lugares, que existen todavía, pocos, dónde se encajonaban a los lobos en el pasado…-. Son realidades de la historia de la interrelación entre humanidad y naturaleza y tiempo y espacio.

Me pregunto si habrá alguna tesis doctoral, algún trabajo fin de grado, que hayan estudiado los pozos de nieve que queden por esta Celtiberia tan antigua…

Me pregunto quién y porqué y cómo alguien denomino a uno de estos paisajes, Monte de Venus. Alguien sabrá el origen, alguien sabrá cuánto tiempo arrastran ese nombre en la memoria de los hombres, aunque los lugareños hablan de los romanos. Si es de unos siglos, o, quizás soñando e imaginado es de hace unos milenios. Pero a uno, que ya le extrañan menos cosas en el existir humano, uno le sorprende perdido en una sierra pérdida, un nombre tan griego-romano…

Arribamos otra vez, por estos senderos, porque hemos dado vueltas y revueltas, a la Ermita y al Castillo de San Vicente. Desde lo alto lo bajo queda pequeño, piedras o verdes árboles o pájaros volando, o algún vehículo conducido por algún humano. Todo es y todo está en otra forma. La distancia nos enseña lo pequeño que somos en la Naturaleza. Creemos que controlamos todo, pero nadamos en los aires de los montes sin habitantes apenas, y, nos sentimos pequeños. Sentimos la pequeñez de nuestros cuerpos, la pequeñez de nuestro tiempo, con el tiempo ilimitado de estas tierras, que han ido haciendo y haciéndose a lo largo de millones de años… Imaginas hace setenta millones de años, y, qué sería, sería mar o río o estaría en el fondo del mar, o sería más alta. Los dos viajeros no son geólogos, ni siquiera geólogos imaginarios como este viaje quién sabe si real o si imaginario…

Ermita de San Vicente, que era la puerta a una cueva, que la tradición indica de tres hermanos que se refugiaron en este lugar, en esta cueva, en el siglo tercero, y, que fueron mártires en tiempos de los romanos. No creemos todas las narraciones de la tradición popular, pero tampoco somos escépticos, puede que tengan algo de verdad. Esta ermita puede tener un principio recordatorio, que haya pasado por los siglos. Esta ermita ahora casi en ruinas, del siglo diecisiete, pudo tener historias más largas, sin olvidar, los vaivenes históricos y marejadas culturales y terremotos religiosos, de la historia de estas tierras y de todas las tierras de esta península pentagonal en la que somos y habitamos…

Los dos viajeros si creen como posible y como probable, que la ermita represente algo real, y, que la cueva también sea algo real, de esos antiguos cristianos, refugiados aquí en el silencio, y, que alguna vez, arrastraron al martirio.

Me digo, nos decimos a nosotros mismos, viajeros sin pretensiones de nada, viajeros imaginarios, que las autoridades del ahora, civiles y religiosas, podrían adecentar esta ermita, y, volverla a recordar sus tiempos mejores. Quién sabe, techarla y ponerle imágenes de los tres hermanos, cerrarla con puerta y candado, para solo visitarse en tiempos concretos. Para ser respetada por los actuales habitantes que se trasladen a estos lugares. Recordar para recobrar, recobrar para recordar. Aquí, nos preguntamos las autoridades civiles y las autoridades eclesiásticas podrían buscar acuerdos, para homenajear el lugar, homenajear a los tres hermanos, para vivir y existir, los presentes, con realidades del pasado. Porque el viaje y el turismo puede ser una fuente decente y digna de vivir y sobrevivir, los actuales lugareños de los alrededores y de la comarca, y, los del futuro…

El Castillo de San Vicente, a doscientos metros de la ermita, el Castillo que mira desde lo alto el Tajo, atravesando como cuchillo caliente el queso de la tierra. Desde arriba todo queda pequeño. El castillo surgido de una atalaya de comunicación medieval, dónde las señales de fuego o de banderas movían informes y comunicaciones de un lugar a otros de esta Piel de Toro medieval. Después, la atalaya se convirtió en castillo, se abrió a otra historia…

Hacia la tarde los dos viajeros, reales o imaginarios llegaron con sus huesos reales o imaginarios o cansados al Real de San Vicente, lugar donde habitan almas en carne y mente, lugar dónde el silencio y el ruido de la vida se atenúan, y, dejan que vayan emergiendo las voces del pozo de dentro. Ese andar por las calles, casi silenciosas y vacías pero habitadas, dónde como si fuese un enorme convento o monasterio de clausura, pero sin paredes hacia el exterior, que nunca sabes si el pueblo horada a la naturaleza haciéndole una herida de humanidad, o la naturaleza con sus cuchillos de viento y piedras y verdes atraviesa las casas de los humanos…

Nos quedamos a descansar-dormir-pernoctar en este pueblo-lugar-cántico de piedra y aire y tierra y viento. Nos quedamos durante unas horas, durante unos silencios…

http://articulosperiodisticosjmm.blogspot.com.es        © jmm caminero (12-25 marzo 2024 cr).

Fin artículo 4.117º: “Viajando y soñando en la Sierra de San Vicente, II”.

E. 25 marzo 2024 a El Dia Digital.es CLM.

Humor Gráfico de JMM publicado en periódicos digitales.

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