Artículo 4.981º: “Valoremos a las personas
buenas, con bondad”.
Quizás, haya pocas personas
perfectas, pero si hay personas buenas, personas más buenas moralmente, y,
personas menos buenas moralmente. Valoremos a las personas buenas…
Te encuentras a personas, que tú
crees buenas, que son buenas personas, y, viven con un peso enorme de silencio.
Parece que todas las fuerzas se han juntado para esa persona que es de buena
voluntad, aunque no sea perfecta, parece que todos se han aliado o casi todos,
para negarle el pan y la sal y el azúcar y el agua. Y, parece, que viven en el
silencio, en el aislamiento.
Y, te encuentras, con otras
personas, que tú crees no son buenas personas, o son menos buenas personas,
para no juzgar, o, tienen un factor negativo, claramente negativo, que son
estimadas por la comunidad de amistades y conocidos. Y, parece una paradoja de
la vida. Parece que la persona de buena voluntad, se va aislando en el
silencio, porque está cansado/a que le pongan zancadillas, le mientan, le
engañen, incluso, fracase en muchos asuntos. Y, la persona menos buena, le
otorgan los laureles sociales de ser consideradas buenas personas, y, si tienen
algo malo o negativo, se le justifica, diciendo, frases como la siguiente:
“bueno, nadie es perfecto, o, bueno tiene su carácter… o…”.
Es el eterno problema de Job, es una variedad, simple y
llanamente, una nueva variedad… Creo que aunque pocas personas sean perfectas,
hablando moralmente, creo que si existen, aunque usted o yo no la conozcamos.
O, puede ser que existan a su lado, y, usted no sea consciente de ello. O,
puede ser, que una persona que la conoce hasta la saciedad, no haya valorado,
que se ha tenido que defender de un mal enorme. O, puede ser que esa persona,
que es mejor que la media de su entorno, no es dicharachero/a, ni
extrovertido/a, ni esas virtudes o formas de ser sociales, que tanto se
valoran, pero en el fondo tienen mejor corazón, y, no somos capaces de verlo.
O, puede ser que esa persona ya
esté cansada de tantas zancadillas como le han puesto. Y, ya se dice, intentaré
no hacer mal a nadie, pero de alguna forma se refugia en si mismo, para que no
le hagan más mal… es como aquella mujer que ha tenido tres novios, y, ha puesto
todo en el calderero y en el fogón, y todos les han salido mal y malos. Y,
llega un momento que se dice, ya no lo intentaré más, si sale bien, si no sale
pues también bien. Y, se queda sola y en soledad esperando el futuro…
Hoy, hay que alabar a las
personas buenas, que intentan ser buenas personas, personas buenas y buenas
personas. Durantes siglos, se valoraba la bondad y la bonhomía de las personas.
Se valoraba que las personas, entre todas las obligaciones que tenía, uno era
ser buena persona. Ser buena persona por ser y por serlo. Ser buena persona por
la perfección moral. Ser buena persona por la salvación eterna. Pero llevamos
dos siglos que muchos pensadores, escritores, intelectuales y hombres y mujeres
de la gran cultura, han machacado, generación tras generación el concepto de
moral, de moral correcta, de bien y de mal. Es más, parece que se han abierto
todas las puertas para defender aptitudes y actitudes malas y negativas e
inmorales y amorales y antimorales…
Hoy, cada vez menos se habla,
menos se piensa, menos se intenta no caer en uno de los siete errores morales
graves y pecados capitales, concepto que ya lo descubrieron los griegos
antiguos. Al menos algunos de ellos. Es decir, demasiados seres humanos, no tienen
como ideal, que además de intentar vivir y sobrevivir como personas en sus
oficios y en la vida social, además de cuidar y criar a sus familias, además de
todos esos deberes y derechos, está y estaba uno que es y era esencial, que es
el de intentar ser buena persona y una persona buena. Ambas cosas a la vez. La
bondad moral parece que se ha olvidado en demasiados sitios y lugares…
Uno, siente pena y se entristece.
Porque la correcta moral es el cemento y la argamasa de toda sociedad. Ninguna
sociedad funciona solo con el sistema jurídico, sino que necesita disponer de
un sistema ético y moral, aceptado por la mayoría y, que sea correcto. Este es
uno de los grandes errores de muchas personas de Occidente, no darse cuenta de
este principio…
Hoy, quiero recordar a las
personas buenas, buenas personas que no son o no son perfectas, pero que
intentan ser personas de buena voluntad. No solo que lo son, que intentan
serlo, que quizás, alguna de ellas está a su lado, y, usted no es consciente,
quizás es esa persona que le trae la carta, es la cartera o cartero de correos,
quizás sea ese médico que intenta curarle, quizás sea ese vendedor que le vende
patatas, quizás sea ese vecino, que apenas conoce que le saluda todas las
mañanas, con cierta modestia y silencio y timidez, quizás, sea ese concejal de
su pueblo, que no destaca por nada, pero que es bondadoso…
Quizás, quizás hoy, halla que
recordar a esas personas buenas y de buena voluntad. Alabar hoy, hoy toca
alabar lo bueno, y, no alabar lo no-bueno. Pero lo bueno, lo bueno se
materializa en personas, personas de carne y hueso, de distintos colores del
cerebro y del rostro… Hoy, alabemos a las personas buenas, hoy, hoy recordemos
que las personas buenas no están para ser pisadas, por unos y por otros, sino
para ser alabadas y no vituperadas y no ninguneadas y no silenciadas y no
marginadas… Alabemos a las personas buenas, seamos conscientes de las personas
buenas… Seamos del eterno problema de Job,
del Job del Antiguo Testamento…
https://museovirtualcuadernosdelamancha.wordpress.com © jmm caminero
(02 julio 2025 cr).
Fin
artículo 4.981º: “Valoremos a las personas buenas, con bondad”.