Artículo 4.975º: “Ver lo evidente y ver lo no-evidente e Irene Vallejo”.
Uno, uno de los grandes problemas
de la filosofía y de la humanidad, es qué es evidente y verdadero o evidente y
falso para ti, y, no lo es para tu vecino, hermano, amistad…
Entre
los grandes problemas o cuestiones que llevo dando vueltas toda la vida, es
éste una de ellas. Puede parecer pequeño, quizás sea pequeño para muchos. Pero
para mi modesta visión de la realidad, es uno de las grandes, porque aquí
estriba todo el tinglado mental de cada uno, de cada persona.
En
ciencias es relativamente fácil, lo evidente es lo verdadero, lo que el método
de la verdad-ciencia ha mostrado y demostrado, y, te guste o no, tienes que
aceptarlo, hasta quizás, un siglo después, que ya no vivirás, que otro
científico demuestre que esa verdad que todo el mundo aceptaba, hay que
matizarla, porque la realidad es más amplia a explicar. Y, así va evolucionando
las ciencias, o el método científico, hasta que se demuestre que existen otros
métodos no-científicos, pero que son más exactos que la ciencia, algo más que
el medir y cuantificar, y, el experimentar… los cinco o seis pasos del método
de la Escuela de Padua-Galileo…
Pero
en las ramas de las Humanidades –artes, filosofía, teologías-religiones,
culturas en general, literatura…-. Diríamos en el reino de las palabras, la
cuestión es más difícil. Porque además de la “ambigüedad” de las
demostraciones, están los intereses, para uno, unos los fines y el bolsillo
está de un lado y para el otro, es del otro. Y, así de ese modo y de esa manera
y de esa forma pues se crean en todos los lugares donde vayas, al menos dos
bandos… porque se mezcla todo. Y, entonces, qué enunciado o proposición o hecho
o concepto, es para ti, verdadero-evidente-bueno-útil-eficiente, y, cual es
para otro corazón-alma-mente-carne-bolsillo. Para ti no lo es. Y, esto si se mezcla
en cuestiones sociopolíticas, ya tienes el tinglado, todo el tinglado humano,
de todas las culturas, metafísicas, filosofías, religiones, sociedades,
Estados…
Muchos,
como diría Cunqueiro, solo podemos
saber la verdad de la historia, cuándo han pasado tres siglos. Al menos,
quizás, ya los historiadores y demás parafernalia de la sinfonía de la cultura,
ya se atreven a hablar con su pequeña verdad, sin temor a represalias o
antagonismos de cualquier tipo. Ya que hables o escribas que Felipe IV, era tal o cual, ya por eso,
nadie se va a enfadar contigo… pero quién dice y quién habla de hoy, pues ya
hay problemas….
Tal
es así, que existe digamos una corriente en la cultura y Cultura, ambas
realidades, que se habla más del pasado, para no decir nada del presente. Y,
después, después cada uno diga o escriba lo que quiera o piense o sienta lo que
quier. Así, así estamos muchos, hablamos más del mundo romano. Especialmente,
de ese tiempo del paso de la República
al Primer Imperio, al Primer emperador, pasando por César, Julio César y
después por Augusto… y, así, nadie te tendrá que indicar otros menesteres…
Ante
la figura de Julio César, Cayo o Gayo
Julio César, (
Pero
si es obvio que la enorme ambición de César,
no era buena, ni para él mismo, ni para su sociedad, ni creo fuese bueno, a la
larga para la civilización romana. Quizás, dirá alguien era la única salida,
quizás lo fuese, pero quizás hubiese sido mejor, que las grandes ambiciones que
tuvieron algunos hombres de Estado de su época, si hubiesen tenido menos,
quizás les hubiese ido mejor a esa sociedad y a ese mundo. Quizás, la República
habría durado y permanecido varios siglos más. La República que era en
definitiva un enorme equilibrio de poder, la República de Roma, que era entonces, semejante, lo más parecido
analógicamente con la democracia de hoy.
Como
juicio definitivo, utilizamos en las viñetas el nombre de César y de Pompeyo, utilizamos ideas o conceptos de hechos de César, pero siempre miramos el pasado,
el pasado de la historia para ver el presente. Nos miramos en el pasado para de
alguna manera comprender el presente de Europa. Hoy, hoy me he encontrado con
un gran artículo de opinión, llaman tribuna si es más larga, de Irene Vallejo, titulado El
ángulo oscuro, publicado en El País, el 29 de junio del 2025, en
el cual, nos explica mucho de la vida real, no solo de las grandes hazañas
militares, del gran Julio César, que
hemos heredado además del mes de julio del calendario, la palabra zar y
semejantes… invito a leer este artículo-columna-tribuna periodística de
opinión. Porque creo que nos enseñará mucho del corazón humano, del corazón de
la historia, del corazón del poder, del corazón de usted…
En
el fondo, siempre estamos con la misma pregunta de fondo, los que ostentan las
Altas Esferas del Poder, sea Poder Político, sea Poder Económico, sea Poder
Cultural, sea Poder Religioso… cómo deben domesticar su ambición, ese deseo de
la ambición humana, que una cantidad mínima o suficiente, puede ser buena, pero
una cantidad enorme o en exceso puede ser mala y negativa. Esta es la cuestión.
Cómo cada ser humano que aspire al Máximo Poder en un ámbito de la realidad,
realidad humana y realidad social humana, cómo tiene que domesticar y moralizar
su ambición. También en el Poder Cultural…
Para
que su ambición no se convierta, en el reino de la hipervoluntad propia, y,
nadie sea capaz de poner límites a la ambición de los Poderes Máximos
materializados en una persona o en otra. Esta es la gran cuestión. Durante
siglos se habló del equilibrio entre la ética y la política, la Ética-Moral y
la Política. Pero ahora, que las morales están en decadencia y declive, cómo la
sociedad pone límites a la Ambición de las Autoridades Máximas, del Poder
Máximo sea en un campo o sea en otro… Pregunto. Solo puedo preguntar. Usted,
debe saber si recoge la pregunta o no…
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jmm caminero (30 junio 2025 cr).
Fin artículo 4.975º:
“Ver lo evidente y ver lo
no-evidente e Irene Vallejo”.
E.
13 julio