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Artículo Periodístico 2.879º: “7.500 libros del Museo de libros miniatura, en Bakú”.

                         Artículo Periodístico 2.879º: “7.500 libros del Museo de libros miniatura, en Bakú”.

En Bakú, Azarbaiyán, existe el Museo de los libros en miniatura, se exponen 7.500 libros. En 2015 le otorgaron el Guinness como el museo más grande en su género del mundo.

 

Todos los libros son más pequeños que una mano –la mayoría no superan los siete centímetros, ni en ancho, ni en largo-. El tamaño de la mayoría de los libros es de un centímetro. El tamaño del más pequeño es de dos por dos milímetros, tiene 20 páginas, y, como es obvio hay que leerlo con una lupa.

Este museo se debe a la colección de Zarifa Salahova. Contiene libros de setenta países y en una docena de idiomas. Los libros en miniatura se extendieron en el siglo XIX, aunque sus precedentes son del siglo XV. Este museo contiene libros que son del siglo XVII hasta el momento actual. Existe una copia del Corán, o una Biblia por Peter Schöffer, en 1468, que fue colaborador de Gutenberg.

Análisis.

Hasta dónde sabemos, desde la prehistoria dejaron signos grabados en grutas y paredes, para dejar memoria o simbolizar o significar realidades, internas o externas, que no sabemos explicar. Pero empezó, diríamos este resurgir, este ser consciente, que algo del interior, algo de la interioridad de esos individuos o grupos, posiblemente, desarrollados a lo largo de generaciones, había que dejarlo plasmado fuera de ellos mismos. Por las razones que desconocemos, para enseñar a los siguientes generaciones, para conmemorar realidades rituales o religiosas de caza o de fertilidad o de simbolización de acontecimientos socioculturales.

De aquí, pienso, surge la profunda raíz y necesidad. Redactamos ideas o palabras o signos o símbolos o esquemas de realidades interiores y exteriores, y, lo hacemos fuera de nosotros, de nosotros mismos. Este me parece que es el gran invento. Porque de aquí parte todo el resto de la historia de la humanidad, en este sentido, en la acumulación de la memoria-recuerdo-saber-conocimiento-interpretación de multitud de realidades. Posiblemente, ese hombre/mujer prehistórico, tenía otros artefactos, que le recordaban cosas-acontecimientos-interpretaciones-simbolizaciones –collares, amuletos, signos o dibujos tatuados en la piel, esculturas prehistóricas, figuras plasmadas en madera que se habrán perdido, etc.-.

Podríamos indicar y pensar, que la humanidad/hombre ha tenido necesidad de entender y comprender el mundo-realidad-cosmos-naturaleza, tanto interior o exterior. Las pisadas fosilizadas de niños que se han encontrado en cuevas, pero en partes muy interiores, pueden inducirse que eran viajes que se hacían en determinadas fechas, para enseñar o mostrar algo, para hacer algún tipo de ritual. La interpretación del mundo interior y exterior, ese juego de dos realidades, están en lo más profundo del ser humano.

Junto con esa necesidad, esta la necesidad de plasmarlo en alguna superficie, no solo de crear una serie de signos y una interpretación, es decir, de expresar un lenguaje inventado, tomado de un lenguaje oral natural, y, en tercer lugar, plasmarlo en una superficie –esta es la historia, la historia del lenguaje oral natural, del lenguaje oral escrito, los soportes en dónde se ha plasmado-.

Dentro de esos soportes, tendríamos las paredes de las grutas-cuevas prehistóricas, de la piedra, del papiro, del papel, de los bits de información actuales. En todo ese proceso, se inventó el rollo antiguo, es decir, hojas unas pegadas entre sí, formando una hoja de un tamaño de varios metros, que después, para leerlo e interpretarlo, había que descifrarlo dando vueltas, por eso se llama rollo. Después, vino o devino el códice, que es el libro formando pliegos, que es el libro de hojas, como lo conocemos, unido por uno de los lomos –no vamos a describir, ahora, otras formas, el “libro acordeón”, el libro de hojas de tablillas unido por unos agujeros y un cordel, etc.-.

En ese intento de amor-amar-desear-querer el libro, se han realizado, millones de ediciones, en tres categorías, en cuanto al tamaño: libros de un tamaño regular, de unos veinte o treinta centímetros, listos y fáciles del transporte; en segundo lugar, libros gigantes o de enorme tamaño, generalmente, para batir récords; y, en tercer lugar, esta categoría, libros mínimos y micropequeños, como el museo al que nos referimos.

Conclusión.

Como todo lo que empieza, tiene que terminar, también este artículo, en todos los procesos de la Naturaleza y de la naturaleza humana. Yo, diría, nosotros que somos un pueblo, en el que la industria cultural, es importante, me cuestiono y me digo a mi mismo, no podría nacer en algún rincón de esta Piel de Toro, alguna entidad particular o pública, o ambas a la vez, no podrían empezarse a constituir las bases de un Museo de libros en miniatura

http://soliloquios.blogia.com                © jmm caminero (27 enero 2022 cr).

Fin artículo 2.879º: “7.500 libros del Museo de libros miniatura, en Bakú”.

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