Artículo Periodístico 2.890º: “Sueños y visiones y mentalidades”.
Quizás,
los humanos nos clasifiquemos a nosotros mismos, por nuestra esencial
identidad, y, ésta está en la moral y mentalidad y recuerdos y sueños
despiertos-dormidos que tenemos.
Fernando Vela (1888-1966) cofundador con Ortega
de Revista
de Occidente, escribió un artículo titulado: Inmovilidades, publicada
en febrero de 1935, en la misma Revista de Occidente.
Posiblemente
los humanos seamos cada uno, de nosotros para nosotros mismos, una sima de
misterios y enigmas, igual que ahora dicen, que puede que
exista dentro del planeta Tierra, dos enormes trozos de algún planeta que chocó
al principio del origen, hace cuatro mil quinientos millones de años, cuando se
formaba la tierra, y se quedó dentro de ella, como unas uvas pasas dentro de
una tarta de helado con merengue. Pero también,
somos un enigma y misterio para los demás, y viceversa. En ese juego de
enorme partida de ajedrez o de parchís o de tenis, estamos siempre
debatiéndonos.
No
somos conscientes de todo, de todo lo que nos ocurre por dentro, no
sabemos muy bien, porqué al pasar por una panadería surge un gusto-olor a
pastel o pan, y recordamos algo del pasado, algo semejante a la magdalena de Proust,
que ya su libro, ha hecho un siglo, de su primera parte, que se publicó. No
sabemos porqué nos vienen deseos y pasiones, que en parte, podemos
autocontrolar, algunas, de modo muy difícil, otras, corregimos a medias,
aquellas, nos zambullimos en ellas, como en un mar sin orillas, con
consecuencias impredecibles…
Se
ha definido, a los humanos de mil modos y maneras, a lo largo de los milenios, y,
desde todos los puntos de vista-dimensiones-perspectivas-escaleras-torres,
pero, después, con el tiempo, porque en
la definición, se busca la esencialidad del ser humano, algo que tengamos,
que no dispongan el resto de animales, el resto de animales primates, a los que
pertenecemos. Y, el tiempo, nos devuelve las clasificaciones con el concepto
que alguna especie de primates, tiene una conducta semejante, aunque
incipiente. Ahora, estamos con aquella
de que el hombre-mujer es la especie que ríe. Pronto, descubrirán, que
quizás, alguna de las cuatro especies de primates, protoríen.
Quizás, posiblemente, no sea la
diferencia, tan esencial, como se indica, la cultura en la que se
existe-vive-respira, ni la sociedad, ni el tiempo, ni el lugar, ni el nivel económico
o estructura de estrato social o económico o político o cultural o ideológico,
o se sea hombre o se sea mujer, niño o anciana, casado o viuda, sino la gran diferencia es la conciencia moral y
ética, que cada individuo tiene, y, dentro de ella, el concepto de mentalidad,
en sentido amplio y restringido, y por, tanto los sueños-visiones que uno tenga de si mismo, despierto o dormido.
Quizás, nuestra esencialidad esté-sea ese enjambre de esas realidades que se
mezclan y combinan de mil modos y maneras, en los rincones de las urdimbres del
espacio-tiempo-vida-lugar-situación-circunstancia alumbrados por la
mentalidad-conciencia-moralidad. Nos decimos, aquí tal persona, tenía un
ambiente de nacimiento, muy deteriorado, y por eso ha terminado, por desgracia
en la picota. Y, alguien nos dice, y, Martín de Porres o Porras, qué situación
disponía, y ahí, ahí lo tenemos una luz del espíritu y moral, que nos da calor
siglo tras siglo.
Dirán, pero cual es el fondo
esencial de las mentalidades, moralidad, visiones, sueños, y, todo ese
entramado y cocido de pasiones y deseos y emociones e ideas y conceptos e
intereses y fines y…, y… y… Quizás, sea,
la esencia y esencial escucharse a sí mismo, cuándo surge de uno mismo una
percepción, oír su voz y su canto, cuándo surge de uno mismo, una idea, esperar
las sinfonías en que se muestra, cuándo surge de uno, unos
fines-intereses-metas, intentar dilucidar dónde nos llevan. Dicho en roman o
latín paladino o vulgaqr, “oír el propio
interior, y dilucidar, racionalizar-razonar, si ese producto interior que
surja, sea en forma de idea o percepción o deseo o emoción o interés, de dónde
surge y cómo surge, si es compatibles con una buena y correcta moralidad, y con
un buen y correcto, fin instrumental”. Es, volver siempre a los trascendentales
escolásticos, que vienen de los maestros viejos griegos,
verdad-veracidad-verosimilitud-demostrabilidad, bondad-bien, belleza,
racionalidad prudencial, eficiencia-instrumentalidad correcta, en todos los
ámbitos…
Apreciable lector/a, deseo no hacerle
perder, ni cinco minutos de su existencia-vida, leyendo estas frases. Tengo ese
deber hacia usted. En este artículo-columna, es, ya, usted consciente, que se
examine, le invito a que busque-encuentre, su esencialidad, aunque sea de forma
liviana, que vuelva usted al nido-corazón-cuna-aposento-.morada, de si mismo,
recordando a la gran Teresa de Ahumada o Teresa de Jesús, sin olvidado
al Juan de
Yepes o de la Cruz, sea usted creyentes o agnóstico o ateo, que vuelva usted a si mismo, cada uno o
una, según sus circunstancias. Que se autocontrole de forma correcta y
adecuada, en verdad y bondad y racionalidad y prudencia. Conócete
a ti mismo, del viejo maestro Sócrates, frase que estaba en la entrada del Oráculo de Delfos, según dicen.
Quizás, como nos diría Holderlin:
“El hombre es un dios cuando sueña y un
mendigo cuando reflexiona”. Frase-enunciado-concepto que tantas veces, se
ha repetido, parafraseándola de mil modos y en mil botellas de colores. Pero la
verdad, que matizando a Holderlin, los
hombres, también tienen sueños muy obscuros. Eso es lo que hay que curar,
los sueños y visiones y los despertares y las mentalidades de los mismos
humanos. Y, eso, no encuentro otra
herramienta, que una ética-moral lo más correcta y verdadera y bondadosa y útil
y eficiente posible. Aquí dejo el guante de hacerse a sí mismo, con
racionalidad y prudencia y bondad. Paz y bien.
http://twitter.com/jmmcaminero ©
jmm caminero (10 enero-09 febrero 2022 cr).
Fin artículo
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