Artículo Periodístico 2.881º: “Alcántara y las hormigas del articulismo”.
Debo confesar que en estas
últimas semanas y meses he estado oyendo-viendo-percibiendo los distintos
Congresos que la Fundación Alcántara ha realizado.
Debo confesar que personalmente a
Manuel
Alcántara, poeta-articulista, columnista-poeta, lo descubrí tarde,
en cuanto a mi biografía, soy hijo como
modesto pensador-filósofos-ensayista-escritor más de Unamuno
y Ortega y los Cuatro Evangelios, que en mi
adolescencia-juventud, ya formaban parte de mis reflexiones-lecturas-meditaciones.
Desde aquellos soleados silencios de lluvias de ideas-conceptos se han
atravesado muchos huracanes y días plácidos y desiertos y vergeles y bosques y
mares de aguas saladas y dulces...
También he indicado, en esta
serie de y sobre articulistas y columnas que estoy construyendo, de ayer y de
hoy, todos en/con una
perspectiva-coloración de homenaje y respeto y agradecimiento. Que siempre deseé escribir-redactar artículos,
pero en mi situación, de ser nacido-criado-desarrollado en provincias, en
alguna de las tantas que podemos consumir-agotar-ser-desear-estar, siempre resultó ese sueño imposible de
materializar. Por diversas razones, que el Buen Dios conoce, y que los
humanos, ya habrán olvidado. Se deja
pastar a determinadas reses y no a otras. Esta es la historia de la
creación, en cualquier campo en esta Piel de Toro, sin deseos de ofender-herir
a nadie.
Un
artículo es un cuarteto de silencios de palabras, a
veces, escribo sinfonía, quizás con demasiada ampulosidad, otros han denominado
un soneto o un endecasílabo, puede que sea un cocido, no de gastronomía de gran
autor, sino de la modesta abuela de familia, que ha ido heredando dicha
práctica-concepto durante siglos, perfeccionándolo poco a poco los siglos y
docenas de generaciones de abuelas... Porque al final, un cocido no es lo mismo si el fuego-calor es de leña o de carbón o de
gas o vitrocerámica con electricidad –ni en puchero de cerámica, ni en olla a
presión, ni en perol…-. Supongo que no será lo mismo realizado con paneles
solares que recogiesen el calor de la estrella de ese trozo del universo.
No
sé, si por fin, ya me han dejado entrar en el banquete-mar-colectivo de los
columnistas.
Gracias a los cientos de digitales existentes. Ahora que ya me han dejado que
con mi pequeña cucharadita, no sé, si ya es demasiado tarde. Ya, ya tengo una
edad, en la cual, no puedes calcular con suficiente racionalidad que te
restan-quedan todavía, de amaneceres-crepúsculos, si no sucede nada, uno o diez
o quince o veinte traslaciones terráqueas alrededor de la estrella fulgurante
de nuestro sector de la galaxia. Por lo cual, no sé, si además de tener salud y paz interior y situación equilibrada
en todo, podré construir cien o mil o tres mil columnas más. Porque pienso
que el número y la cantidad es necesario para este oficio, ya sabemos que Juan de Yepes/de
la Cruz, solo edificó unos cientos de versos, que son geniales, pero
para el resto de mortales, pienso que para
expresarse-entenderse-conocerse-comprenderse se necesitan unos miles de renglones
sintéticos de poemas o metapoemas.
Aunque en este
campo-criadero-viñedo de ostras, he bebido en muchas fuentes, pero siempre
diversas, siempre, parafraseando a Brancusi, como indicaba, el gran escultor, “no es conveniente estar debajo de un gran
árbol, porque no te deja crecer” se refería, si no recuerdo mal a Rodin-.
Pienso que aunque he bebido-degustado-alimentado de vino y cerveza y agua y
leche y vinagre de muchos autores y autoras, no he deseado estar debajo con
demasiada sombra de ninguno, individuo o tendencia o ideología, porque,
equivocada y acertadamente, siempre he creído, entonces, no eres capaz de
crecer –te conviertes en un interpretador o erudito, pero no en un
criador-creador-. La gran catedral hace
sombra a la pequeña ermita que está a cien metros, que es tan antigua como ella.
Y, que apenas ningún turista-viajero va a sentir los siglos de espiritualidad
que se han ido sembrando en sus paredes-suelos-techos, ese atravesar del galope
de generaciones e historia, alegrías y penas de los hombres/mujeres...
De
todos y en todos he aprendido y aprehendido, de todos me he acercado y de todos
me he alejado, no solo de los articulistas y literatos y artistas
de todas las ramas y filósofos y pensadores y teólogos y de tantos tratados de
diversas ciencias, y, de tantos aspectos de tantas culturas… Ahora, pienso, ya en el atardecer de mi
existir, aquí produciendo espacio, creo que debo acrisolar, sabiendo que
quizás, no permanezca, como casi nada de lo que he fabricado, en estos
horizontes dentro de unas décadas. Ahora,
ya, la última bala-cañón-sermón-cristal que intentaré edificar, es unos cientos
de columnas periodísticas.
Sé, supongo-imagino que un día cada artículo periodístico no
tendrá solo letras-frases textuales del lenguaje oral-escrito, sino también,
imágenes, que ya dispone, también de
sonido o música real, cada columna, al abrirla sonará una melodía, clásica
o inventada para ella. También, se irán
añadiendo otras artes y sentidos y percepciones. No sé, cómo se podrá
ayuntar el sabor y el tacto. Pero supongo que se hará también. Todas esas
columnas ya serán hibridaciones-combinaciones-sinfonías de todo y en todo.
Será(n) otra cosa. Se habrán alejado ya mucho de lo que llevamos tres siglos
haciendo de palabras en papel o digital, palabras y oraciones y frases, y,
dentro, percepciones, sentimientos y conceptos…
Del
maestro Alcántara intentamos seguir
aprendiendo, también de Umbral, Ruano, Plá, Azorín,
Ortega, Unamuno, y en medio cientos, cientos de
articulistas. Porque al final, una
columna, es una mezcla de varias artes, literarias y no literarias. Al
final, hoy, se ha producido un cambio, un artículos puede ser comentado por
varias docenas de personas. Y, y, ya la
columna se convierte, en una excusa para que los lectores dialoguen entre ellos
y con el articulistas. El texto y el hipertexto. Ha cambiado todo. Aunque todavía no somos conscientes de ello.
Aquí mi homenaje a los miles de
columnistas, que rehacen su arado-campo-trilla de palabras formando un
artículo, que están en provincias o han respirado en ella, y, que nunca ningún
congreso los recuerda, ninguna tesis doctoral, ningún TFG. Paz y bien.
https://www.youtube.com/channel/UCP1qKD3iC1dhkOschAftOAQ © jmm caminero (27 dic. 2021-01 febr. 2022
cr).
Fin
artículo 2.881º: “Alcántara y las hormigas del articulismo”.