Artículo Periodístico 2.898º: “Egolatría, egocentrismo, narcisismo”.
Quizá
y quizás, una de las realidades más difíciles en el mundo social y humano sea
amarse a sí mismo de forma correcta, situarse frente a sí mismo y los demás de
forma adecuada.
Miguel de Unamuno y Jugo, (1864-1936) fue escritor,
pensador, filósofo, político, profesor, articulista, redactó y escribió un
artículo, titulado: De las tristezas españolas. Nuestra egolatría de los del 98
publicado en El Imparcial el 31 de enero de 1916, en el que comenta, que Francisco de
Cossío, publicó una columna, entonces, solían ser artículos, que
tilda a la generación del 98, y, en concreto a Unamuno, Azorín, Valle Inclán de
ególatras.
Bueno, hay que empezar indicando,
que la estructuras y la forma de dicho artículo de Unamuno, es diríamos tres
veces, al menos, lo que ahora, las estructuras industriales y comunicativas nos
indican, y que el lector, es capaz de aguantar y soportar, ahora, la media está
entre ochocientas y mil palabras, ahora se mide en caracteres, y se reduce, el
número, y, en aquella época, que supongo tendrían más tiempo para leer y
reflexionar y meditar, los lectores-as, y, los directores, tendrían más
libertad, no presionados tanto por los números de gastos y audiencias y
promotores económicos, pues dejaban más liber-libertad al autor. En este caso,
al menso, tendrá tres mil palabras. Por lo cual, igual que una película hindú,
de cinco o siete horas, seguidas y continuadas, proporcionan una serie de
conocimientos formales y materiales, diferente, a una película occidental de
hora y media.
Francisco Cossío, me parece que no se percató de una
realidad, que a mí, personalmente, no me gusta mucho, pero es que en la realidad cultural, la marca es esencial. Hemos visto,
personas y personajes, sea en artes plásticas, periodismo, columnismo,
literatura, ciencia, filosofía, etcétera –no pondré nombres, háganlo ustedes-.
Que se ganan los medios de comunicación, utilizan a veces, esta frase, y, ya no se sabe, hasta dónde llega la
persona, hasta dónde la productividad de lo que han creado, hasta dónde el
personaje. Pero no debemos negar que esta realidad vende…
Personalmente, pienso, que como en ciencias formales y
empíricas, lo importante, es el producto cultural, lo esencial, es la ecuación
que el matemático descubre o inventa, y, después, lo publica, y, en ese mismo
instante o antes, continúa buscando otros algoritmos. Y, así, hasta que la
guadaña le siega el respiro en este mundo, suponemos que existe Otro.
La inmensa mayoría, no conocemos,
las teorías matemáticas y físicas, los descubridores e inventores, de la
mayoría de artilugios, que estamos utilizando todos los días, pero si nos
conocemos, vidas y milagros y señales y parejas, que han tenido un ejército de
escritores, artistas, periodistas, personajes públicos de televisión, sin
contar docenas de programas de famosos por quince minutos, según Warhol o Warhola
–que era su apellido centroeuropeo, si mi memoria no me falla-.
Yo, que pertenezco, -dicen que en
una columna periodística de opinión personal o literaria, es necesario, citar y
citarse a si mismo, el ethos o personalidad del autor-a, porque refleja, mucho
de la realidad interior y exterior, común a todo ser humano-. Yo, que pertenezco a la generación que
podríamos denominar del 75-80, del siglo pasado, antes han estado, la del 98,
14, 27, 36, 50. Y, quizás, alguna más. Que he pensado, que lo importante,
es el producto, y la vida y milagros del autor, es secundario o terciario, pues
la realidad, uno, mirando hacia atrás, a nivel local, provincial, regional, y,
no solo nacional, a veces, “quién se
mete en traje en una piscina en la inauguración de un hotel, o de quienes, van
con una bufanda roja o blanca, indicando su personalidad”, sin negar, que
ambas personas, a las que me refiero, creo que son escritores que serán
estudiados, todavía dentro de cinco siglos, pues parece que la
marca-marketing-publicidad-personaje, es importante.
No seamos hipócritas, ni tampoco
envidiosos, ni tampoco, caigamos en otros errores morales graves, que en otras
épocas, así se admitían, hoy, la
publicidad ha llegado a la cultura, y, y el hoy, es ya, al menos un siglo.
Puede que al final, se estudie lo que produzcan, pero de momento, la
figura-imagen que epata tiene una ventaja sobre los otros. Personalmente, no
voy a cambiar, ya a esta edad, porque sigo
pensando, que el autor-a, de cultura de humanidades (eso es las artes, la
literatura, la filosofía, la teología, la cultura en general), tiene que intentar buscar la realidad,
buscar la representación más justa de la realidad, y, plasmarla según su género
o expresión, y su idiosincrasia, y esperar, que los demás, tengan la justeza de
la equidad, la prudencia de valorar el trabajo, y, no tanto, el bigote y el bastón, con palabras
altisonantes y frases, casi ininteligibles, representando una obra de teatro,
como algún pintor, genial pintor, que pasará a la historia de este suelo
patrio y mundial...
Aprendí
y reaprendí, parte del mundo, con la generación del 98, por
tanto, son mis maestros de adolescencia. Debo reconocerlo. Por tanto, les debo
y les he tenido, a todos enorme respeto. Como todo ser humano, todos tienen y
tenemos nuestros grises y sombras, nuestras claridades y fulgores. Aquí, mi homenaje a todos ellos, a todos
los que me han precedido, hayan
subido en globo, para presentar su libro, o tengan, un féretro en su gabinete
de estudio, donde crean su producción cultural.
Para terminar, citaré una frase
sobre la diplomacia, que se puede aplicar aquí: “Diplomacia: el camino más largo entre dos puntos”, de Adrien Decourcelle.
Pienso interpretando y parafraseando esa idea, que “el escritor, demasiadas veces, es la línea más larga entre dos puntos,
entre la realidad y el lector”.
Dicho de otro modo, que si los humanistas, antes he indicado,
que son todos los que no utilizan el método científico, fuesen más humildes y modestos, menos agresivos y con menos vinagre,
podríamos servir a la sociedad y a la humanidad mejor. Y, quizás,
posiblemente, alcanzaríamos más saber y más conocimiento y más sabiduría. Hemos
heredado, creo que yo no, hemos heredado esa lucha de los escritores del siglo
de oro español, esa aversión e inquina, que muchos entre sí se tenían. Bien
haríamos, en analizar las realidades y conceptos, con más dulzura. Bien
haríamos, en agradecer, críticas negativas, hechas con suavidad y con dulzura,
con agradecimiento… Paz y bien.
http://articulosperiodisticosjmm.blogspot.com.es
© jmm caminero (14 enero-15 feb. 2022 cr).
Fin artículo
2.898º: “Egolatría, egocentrismo, narcisismo”.
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