Artículo Periodístico 3.034º: “Sé que tengo un tiempo limitado”.
A
todo ser humano, le llega un tiempo, que sabe que le queda un resto de arena en
su reloj del existir en este mundo. Puede que no sepa, si son meses o años o
unos lustros. Pero sabe que se acerca su final.
A, no ser, que alguien tenga un
accidente a los veinte o treinta años, que todavía en su consciente e
inconsciente, puede pensar, que le quedan varias décadas. Por lo general, toda
persona, según su sociedad, tiempo, época, historia, realidades circunstanciales
e históricas, sabe en un momento que ya ha entrado en la recta final.
Que todavía tiene que continuar
cumpliendo con sus deberes de estado, con su familia, su vocación o su
profesión o su oficio, en mayor o menor grado, con las cuestiones familiares y
personales y sociales pertinentes a su tiempo y realidad…
Por lo general cuando una persona
se le otorga por parte de la sociedad y del Estado la jubilación oficial. En
ese momento toca una campana o sinfonía interior, que le indica, que es cierto,
que ya no tendrá que ir oficialmente a laborar su salario, al menos, en la
actualidad occidental. Puede que continúe trabajando, en mayor o menor grado,
pero ya sabe que ha empezado la carrera hacia el final, el final en este
existir humano, puede durar unos años o unos lustros.
Puede que esté mejor o peor de
salud biológica o física o psicológica o moral o espiritual, puede que pierda
algunos de los seres que han sido su bastón durante décadas, puede que se
trastorne biológica o psicológica o moralmente, en un grado apreciable. Puede
que viva y exista en paz y en sosiego y en tranquilidad, poniendo su alma y
conciencia, armonizándola con el Buen Dios, esperando y deseando que exista la
eternidad. O, puede que no crea en esta última posibilidad…
Diríamos que ante estas realidades,
existen dos aptitudes básicas, una, es la anterior, modesta y sosegada y
mesuradamente se va preparando hacia ese final, hacia esos últimos momentos,
exista Algo después o no exista. Pero otras personas, toman otra aptitud de
huida, de alejamiento, de no querer vivir y existir y pensar esas
circunstancias, algunas personas, viven esos últimos años de vida, como si no
existiese el final, quieren volver a ser jóvenes, quieren realizar todo lo que
no han hecho, quieren olvidar ese final…
Puede que dentro de varios siglos,
la existencia humana se alargue hasta los ciento veinticinco años, puede que
incluso más. Porque los misterios de la naturaleza son insondables, los
conocimientos técnicos y tecnológicos aumentan cada década. Puede que en una población
que aumenta, existan más posibilidades de innovaciones, ingenios,
creatividades, posibilidades en derroteros que desconocemos. Por lo cual, yo,
yo no soy capaz de prever como será la vida dentro de cien años, al final, de
este siglo…
Supongo que ya habitaremos la Luna
o tendremos ciudades estelares en plataformas alrededor de la Luna o algún
planeta. Quizás, la informática haya avanzado hasta tales niveles que no
podemos imaginar. Quizás, acabemos siendo/transformándonos en el
concepto/realidad de superorganismo, -que en otros lugares lo he explicado-.
Quizás, hayamos entrado en contacto con otras inteligencias de la galaxia,
quizás…
Pero de momento, lo racional,
parece como racional y razonable, que cada persona, cuando ya sea consciente,
de ese final, aunque no conozca cuándo y cómo y cuánto. Continúe con sus
deberes personales y sociales de su existencia, y, al mismo tiempo se vaya
preparando para ese encuentro final, sin tragedias, sin miedos, sin temores,
sin angustias, preparar su alma y su conciencia al encuentro del Buen Dios. Si
existe el Buen Dios, pues llevarle algo de los frutos de su existir, su
arrepentimiento o su buena conciencia, esperando su infinita piedad y
misericordia. Y, esperar que el Juicio sea bueno para cada uno de nosotros.
Al final, no es tan difícil, es,
simplemente arrepentirse seria y profundamente. Lo mejor habría sido llevar una
vida diaria y rutinaria, durante toda la existencia, según las cuatro normas
morales y espirituales, lógicas y morales, pero la carne y la mente es débil.
Y, y, unos hemos caído en un mal moral y real, y, otros, en otros. Con lo cual,
todos nos tendremos que arrepentir ahora y en el día final…
De todas formas, siga su vida
normal y rutinaria, cuándo empiece a ser consciente de que el final se acerca,
aunque no sepa cuándo, ni cómo, pero no olvide preparase a ese encuentro final,
Si existe el Buen Dios, mejor, si no existe, al menos, sienta y piense que ha
sido una persona racional y moral, si es que lo ha sido, y, si no,
arrepiéntase, ante si mismo, de alguna manera ante los demás. Paz y bien…
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jmm caminero (17-25 mayo 2022 cr).
Fin artículo 3.034º:
“Sé que tengo un tiempo limitado”.
E. 25 mayo