Artículo Periodístico 3.003º: “Thomas Rowlandson, el inventor del cómic”.
Thomas Rowlandson (Londres, 1756-1827), fue el
inventor del cómic en 1809 con “Los
viajes del doctor Syntax”.
Se
considera esta la primera historia o relato del cómic, que exige una serie de
dibujos con una narración, con texto escrito o no. Después el suizo Rudolph Töpfer,
en 1837, animado por Goethe publicó Las aventuras de Obadiah Oldbuck,
un libro de cuarenta páginas con varios dibujos en cada página y los textos al
pie. Ahora si somos estrictos se puede considerar que existen en la antigüedad
pinturas en las paredes que son cómics, por ejemplo, pinturas del antiguo Egipto, la Columna de Adriano en Roma, etc.
Se considera el
cómic o la historieta o el tebeo como el noveno arte. Personalmente me ha extrañado,
que existiendo en el mundo grandes museos y fundaciones dedicados al cómic o a
la historieta, incluso departamentos específicos en todas o en casi todas las
bibliotecas del mundo, con mayor o menor
cantidad de obras, dedicándose miles de autores y autoras, creando textos
escritos o historias, ilustraciones, etc. Reitero, me ha extrañado sobremanera, que hasta donde yo conozco, no se haya
aprovechado a nivel nacional e internacional, el 2009 haberse conmemorado dicha
fecha, dos siglos, del cómic e historieta de la era actual o industrial.
El
cómic está en una situación compleja, por un lado, no está lo suficientemente
valorado, diríamos que está a lomos, de varias artes, tiene aspectos literarios, tiene dimensiones artísticas plásticas.
En estos dos mundos se combinan formando una nueva realidad, artística y
literaria. Pero la ópera o el cine es
también la unión e hibridación como en un árbol arborescente de distintas
técnicas y estilos y artes anteriores.
Estimo
que si las viñetas de humor o humor
gráfico y el cómic y la historieta, se percibiesen como dos facetas de una
misma realidad, podrían completarse y complementarse, y, por tanto, tener más
efectividad y más eficiencia ante la opinión pública. Más riqueza de
contenidos cognoscitivos. Por ejemplo, que los Museos del cómic, fuesen a su
vez, museos del humor gráfico, y los museos del humor gráfico tuviesen
secciones del cómic. Pienso que de este modo se crearían sinergias que podrían
completar y complementarse significados y significantes.
Si
consideramos el cómic o la viñeta de humor como un arte en sí, como una
dimensión o una variedad del arte plástico, y, como una variedad del arte
literario –relacionado con el diálogo y el teatro…-, deberíamos aceptar que el cómic y el humor gráfico deberían tener
un lugar en los museos de arte del siglo veinte. Estar originales de dichas
obras, en la sección del dibujo de esas entidades museísticas.
Cierto
es que en la actual era de Internet, quizás, podríamos indicar una de las
nuevas fases de la revolución industrial que empezó en 1750, esta tecnología
está modificando todas las realidades humanas, y por consecuencia el cómic, ahora, no solo se crea o inventa
o diseña o se expresa o se publica, se hace público, en fanzines o en libros o
en tiras de periódicos, sino también, en blogs personales y en las redes
sociales, con lo cual, en principio, todas las actividades culturales, se
han multiplicado, su expresión, en cuanto a ser vistas potencialmente por el
resto de los mortales.
Por
consecuencia, los museos, fundaciones, bibliotecas que se dedican a conservar y
guardar y registrar y estudiar e investigar y analizar estos dos fenómenos, el
humor gráfico y la historieta-cómic, tienen que abrir sus mentes y sus ojos, y empezar a conservar materiales de estas
especialidades en sus archivos documentales en forma virtual o informática…
porque si solo se conserva la producción en papel, se perderá con el tiempo,
mucho, bueno o regular, excelente o menos notable, que se está exponiendo en
los muros de los bits de información…
Supongo,
y espero y deseo, que un día, el llamado Nobel
de las Artes Pláticas, el Premio Leonardo
Da Vinci, se lo otorguen a un caricaturista, a algún historietista o a
algún humorista gráfico. Pienso que cuando llegue ese momento, la
concepción de estas dos realidades que hemos indicado se completarán y
complementarán, pueden ser dos dimensiones de un mismo árbol, entonces se
valorarán más y mejor en las mentes de los seres humanos.
Mientras
tanto, pienso que los museos y fundaciones dedicadas a la historieta o cómic y
al humor gráfico en cada sociedad y nación, en cada continente, podrían
asociarse para conseguir fines en común. Por ejemplo, ofrecer candidaturas a
los grandes premios nacionales de Artes Plásticas o similares, para que al
menos, alguna vez, se lo otorguen a viñetistas de humor o a autores/as de
historietas en formas de cómics. Bueno,
y de agradecidos, sería recordar a nivel nacional e internacional a Thomas Rowlandson, el inventor del cómic
–al
menos, hasta que los historiadores no nos descubran algún otro autor, que esté
olvidado y sepultado en los archivos-.
https://museovirtualcuadernosdelamancha.wordpress.com © jmm caminero
(09-11 mayo 2022 cr).
Fin artículo
3.003º: “Thomas
Rowlandson, el inventor del cómic”.
E. 11 mayo 2022 a Mundiario.com. Diario Alhaurin de
la Torre.com.