Artículo Periodístico 3.722º: “¿Qué productos culturales triunfan?”.
Durante
siglos se ha hablado de la censura, especialmente, desde el famoso Índice
de Libros Prohibidos del Vaticano, pero en todas las Cortes de Europa
existía censura de una forma u otra.
¿Pero qué podemos decir hoy y
ahora? ¿Existe censura en los productos culturales, sea en libros, cine,
televisión, radio, periódicos, documentales, música, etc.? ¿Se podría indicar
que podríamos dividir en tres aspectos o grandes dimensiones en el mundo:
censura de productos culturales debido a las leyes, según el país y sociedad y
cultura y religión mayoritaria…? ¿Y, en segundo lugar, censura económica o que
se valora lo que puede producir rendimientos económicos? ¿Y, tercero una
censura, especialmente en Occidente, por exceso de oferta y creación cultural
en todos los sectores, de tal modo, que al existir tanta producción, cualquier
producto cultural a sí mismo se tapa y se esconde…?
Hoy, cualquier mercancía
cultural, salvo excepciones, diríamos, en Occidente, tiene una división típica:
la producida por las universidades y sus departamentos de producción y
publicación, que por lo general, tienen un recorrido para las universidades, y,
en segundo lugar, lo producido por la industria cultural privada –y, solo, por
lo general ésta, es la que difunde los grandes valores materiales culturales-.
O, dicho de otro modo, si un libro y un autor no es promocionado por una gran
editorial nacional o internacional, generalmente ese libro no tiene mucho
recorrido y éxito, lo mismo, con sistemas diferentes en el resto de productos
culturales –un artista plástico por una galería de arte internacional…-.
Existe una tercera división que
sería, en parte, lo producido por la industria cultural pública, que tiene una
dimensión de extensión y de éxito limitado, pero que tampoco es nimio a un
nivel territorial localizado. Y, dentro de esta todos los productos de
autoedición, en la medida del sector que sea, que los autores se lo comen y se
lo pagan y se lo distribuyen –ahora, ha alcanzado un nivel de importancia
Internet, algunos producciones tienen muchas suscripciones y recepciones, pero
otras, apenas ninguna-.
El grave problema y pregunta es
saber, ¿si obras de gran valía a nivel de conceptualización y formalización,
según el saber o el arte concreto, pueden estar en “esa censura social”, por
denominarlo de algún modo, hay tanta producción cultural, que es imposible
asimilar y conocer toda, y, por tanto, la cuestión es si puede suceder que
productos culturales de alta valía, queden sepultados en la enorme cantidad de
mercancía cultural? ¿La cuestión es saber, si en un enorme silo de miles de
kilos de arroz, si existen varias decenas de rubíes y oro y platino del mismo
tamaño si quedan olvidados y perdidos y desconocidos y sepultados…?
En un artículo titulado: La
censura ya no es lo que era, publicado en El País, del 03 de agosto
del 2023, redactado por el escritor Juan
Gabriel Vásquez, nos habla de la censura clásica fijándose en el Índice de libros prohibidos.
Esa censura que estaba dentro del espíritu y la materialidad de la
Contrarreforma católica produjo, en contra de la influencia del mundo luterano,
calvinista, zwingliano y anglicano.
Hoy, Occidente, en el fondo, no
necesita ningún sistema de leyes de censura, ni de organismos de censura, ni de
entidades que postulen estas prácticas, porque hoy, la enorme producción
cultural, es suficiente, hace las veces de censura… si en un año se realizan
decenas de miles de fotos, por cientos o miles de fotógrafos, ya es suficiente
este dato, para que unos productos se tapen con otros productos. Si se producen
miles de libros de poesía cada año, de cientos y miles de autores, pues sucede
lo mismo, y, así en todo.
Y, estos se publican, se hacen
públicos, por ediciones particulares o de los autores, por entidades públicas,
por Internet, entonces, la producción es tan ingente, que en sentido estricto,
no se necesita censura legal o censura pública, diríamos que la enorme
producción “hace las veces de censura, sin ser censura”. Después, el tiempo, a
no ser que se encuentren remedios, irá escondiendo, olvidando, deteriorando,
perdiendo multitud de productos que se han ido creando, en todos los saberes,
artes, letras…
Existe una pregunta doble que
pocos se atreven a hacerla, aproximadamente cuánta cultura, en un territorio
equis, se produce cada año, en cada sector o actividad, sin entrar en la
calidad de antemano –pintura, música, teatro, poesía, ensayo, diseño, etc.-, y,
la segunda pregunta o cuestión cuánta, al cabo del tiempo se pierde se
destruye, se deteriora, se olvida…
La pregunta final, es con los
medios actuales que se disponen, se deberían buscar métodos y metodologías,
para que la cultura producida, al cabo de unos años o lustros, no se perdiese o
se destruyese y, que al menos, se conociese, si los autores y autoras quieren,
se conservasen directorios de dichas personas, para que fuese una manera
sencilla y simple de buscar y encontrar productos culturales por territorios,
regionales o nacionales o provinciales. O/y.
¿¡Dirán que no se puede conservar
todo, pero todo pasado a imágenes y a textos electrónicos, se podrían conservan
decenas de miles de obras, cientos de miles de obras, de todas las actividades
y sectores culturales…!?
¡Qué mayor censura puede existir,
que miles de pinturas, de libros de poesía, de ensayo, etc., al cabo de unas
décadas, después del fallecimiento del autor-a, o, incluso en vida, se
destruyesen, perdiesen, olvidasen, deteriórense tanto que queda en los estudios
de los mismos autores, en los vientres de los ordenadores…! ¡Tanto hecho
público o no hecho público…!
¡Cuánta riqueza cultural se
pierde cada año, a nivel local, provincial, regional, nacional…! ¡Tenemos el
valor de hacernos esta pregunta, tenemos el valor de plantearnos soluciones…!
http://filosliterarte.blogspot.com.es ©
jmm caminero (05-09 agosto 2023 cr).
Fin artículo 3.722º:
“¿Qué productos culturales triunfan?”.
E. 09 agosto