Artículo Periodístico 3.741º: “¿De qué ríes, de qué lloras?”.
¿Existen
temas o realidades, que son casi universales y, que todos los seres humanos,
nos riamos o sonriamos y otros, que lloremos y nos entristezcamos?
Dicen que el articulismo
periodístico, como género/subgénero literario y a la vez, periodísticos o de
información o comunicación, tiene como temática la universalidad del mundo, y,
como perspectiva-tendencia-óptica cualquiera, según el ser humano –o, dicho de
otro modo, ese amigo que conoces o desconoces, que te encuentras en la
tascantina, palabra inventada por un restaurador y puesta en el frontispicio de
su bar, aquí en mi ciudad, dar al César lo que es del César…-. Esa persona que
te encuentras y en cinco minutos te ofrece un discurso sobre una flor o el
alcalde del pueblo o el gol de la figura internacional –eso pasado a escritura,
con algunos retoques de belleza retóricos, eso es una columna personal-.
A veces, pienso y opino y estimo
y valoro y creo, que el articulismo está metido en la sangre de los humanos,
porque todos ante acontecimientos y datos y hechos y palabras, de otros o
nuestras, nos comentamos y comentamos. Un artículo periodístico es eso una
mezcla combinatoria de comentario y opinión y razones y desrazones. Y, todos,
tocamos diversidad de temas. No somos expertos y especialistas, porque por
ejemplo, ante este tema de este título, pues un sabio sería un antropólogo, un
psicólogo, un neurobiólogo, un sociólogo, un psiquiatra, y, nos darían datos
más empíricos y más científicos. Pero usted lee un artículo, no para saber en
cincuenta líneas un estudio científico aproximado, sino una opinión, que le
añada algo y le quite algo…
El articulista redacta esas
frases o columna, por varios motivos, porque es o desea que sea su profesión, o
es y desea que sea su vocación literaria e informativa. Que una columna es muy
parecida a un corto cuento, a un conjunto de aforismos, a un poema de verso suelto…
es una especie de hibridación entre la interioridad y exterioridad, de un
sujeto o un colectivo o una sociedad… ¿De qué nos reímos y de qué lloramos, hay
diferencias entre los individuos, entre los grupos, entre las sociedades, entre
las culturas, entre las metafísicas, entre las épocas de individuos y de la
historia…?
Hemos observado que en cada grupo
social o estrato social, no solo económico, sino social, cultural, religioso,
educativo tiene un humor diverso y diferente. Una broma o un chiste o un chascarrillo
en un sector social son aceptados totalmente, en otro, es rechazado. En uno, el
individuo es alabado como de los suyos, y, en otros, las mismas palabras, esa
persona es silenciada y mirada como que no es del mismo redil.
Cierto es que ante algunas
realidades, el dolor es universal. Los universales antropológicos, dice la
antropología, existen hechos y actos, que son universalmente admitidos con el
mismo tono, de alegría o tristeza, aunque después sus materializaciones
culturales sean distintas. Ante la muerte de un hijo o hija, solo cabe el lloro
y la tristeza y la angustia y la pena, y, más si deja hijos pequeños, y, más si
los abuelos son ya con cierta edad, una angustia aumenta con otra pena –y, más
si el finado o finada deja un panorama económico complejo…-.Cierto es que en
cada sociedad o cultura, se materializa el lloro y la angustia y la pena de
diversos modos…
Un artículo es como una cascada
de ideas y de palabras múltiple, el mismo tema, se puede tocar de mil modos,
incluso por el mismo articulista, según el día y la hora. Hoy, me he encontrado
con un artículo de la notable columnista, Rosa
Belmonte, titulado: ¿De qué te ríes?, publicado en Colpisa
el 11 de agosto del 2023, que en su microcolumna, nos refleja según su estilo
algunos aspectos de dicha temática. Somos una mezcla de subjetividad, a veces,
pienso que de subjetividades y de objetividad, a veces, estimo, de
objetividades…
Es común, indicar que Umbral no tiene en sus artículos
fondo-contenido-concepto-ideas-significado, solo tiene florituras-formas-significante-continente,
solo tiene retórica y belleza y oratoria y tropos. Es cierto, que a mi modo de
ver, Umbral, siguiendo a Ruano, siguiendo su realidad histórica
presente, es un gongorino, tomado en todas las formas, es hijo de la generación
del 27, intentó aplicar toda esa retórica poética a la prosa del
articulismo. Pero Umbral es también
hijo de Ortega y Unamuno y D´Ors –y de muchas y muchas lecturas-.
Umbral leía
mucho, observaba mucho, y, sentía mucho y pensaba mucho. Con lo cual, no solo
es forma sino también tiene mucho contenido y mucho continente, mucho
significante y mucho significado. No solo es floritura de árboles arborescentes
con flor en primaveras soleadas. Pero, es que en veinte mil columnas escritas,
de distinto tamaño, en toda su vida, cabe todo y cabe mucho… otra cosa, es que
a usted le caiga bien o le caiga mal, que sea más moral o sea menos, que sea un
personaje teatral o sea menos...
Dirán con razón, que este
comentario de y sobre Umbral, no
tiene que ver nada con el tema de esta columna, ni con la interpretación que
realiza Rosa Belmonte de este tema.
Pero creo que debería indicarlo, porque creo y estimo y valoro que a Umbral, independientemente, de sus
formas y su figura y su personalidad y del personaje, ya hay que sacarlo del
purgatorio de los escritores, y, también de paso, a Cela, que fue su mentor y maestro…
¡Y, dirá usted, estimado lector o
lectora de este artículo, para qué ha dedicado cinco minutos en leer estas
frases, se preguntará si ha perdido el tiempo…! ¡No lo ha perdido, porque con
combinaciones de oratorias y retóricas clásicas y actuales, he querido
enseñarle y mostrarle, algo del misterio y del enigma de la risa y del lloro,
de su risa y de su lloro, quizás, hoy, tenga una ocupación y preocupación por
una alegría familiar o privada o intima, pero también de una tristeza o una
angustia, quizás, este modesto artículo, le ayude a percibirlo de otro modo…!
http://filosliterarte.blogspot.com.es © jmm caminero (16-23 agosto 2023 cr).
Fin artículo 3.741º:
“¿De qué ríes, de qué lloras?”.
E. 23 agosto