Artículo Periodístico 3.724º: “Guadalajara: lo ilimitado en lo limitado, I”.
Somos
de un lugar y espacio, de un tiempo y época, espacio y tiempo forman nuestra
urdimbre esencial en la tierra. Somos y pasamos en estos aires y vientos y
tierras y aguas.
Todo
viaje es interior y exterior, más interior que exterior, recorres las neuronas
de lo que eres o deseas o has sido o eres, el recuerdo y el deseo de recuerdo y
el deseo de futuro. Cada ser humano con su fragilidad y su inmensidad, con su
ser y su estar, su circunstancias y sus fragilidades, y, su alma-espíritu
eterna, según los teísmos monoteístas occidentales. Somos y no-somos, estamos y
no-estamos. Recorrer lugares es recorrer trozos del yo profundo en trozos de
geografías y espacios y paisajes… Muchos, creen que para conocerse hay que
recorrer cientos de cientos de miles de metros, quizás, el verdadero viaje sea
el cercano. Esos árboles que atravesamos y no nos fijamos en ellos.
Guadalajara
embarazada de La Mancha, -Madrid es Mancha también-, La Mancha en el seno de
Castilla, Castilla en el seno de España, España en el seno de Europa, Europa en
el seno de la Tierra… Loa viajes interiores y exteriores, los viajes de los
ojos y de los oídos y de las piernas y de los brazos y de los vientres… Mirar
como las águilas o los peces o los mamíferos, con la distancia y la cercanía,
empezando por el Castillo de Zafra,
sierra de Caldereros, piedras que surgieron y se formaron hace millones de
años, fueron troceados en el medio de un fragor medieval de lucha y defensa…
castillos de Castilla. Quizás, siglos de disrupciones culturales y metafísicas
han llevado al corazón colectivo de estas gentes, estas gentes que somos
nosotros, a un conflicto eterno con nosotros mismos. Siempre en lucha, con el
alma, mística y ascética, siempre en lucha con las banderas. Siempre estaos en
esa tranquilidad de no parecer que no se hace nada, quizás, porque se teme, que
surja desde el interior-exterior otros conflictos… Existe otra Zafra en Extremadura, con sus calles y
sus conventos…
Aquella
mañana los dos viajeros, en Molina de
Aragón, mañana de primavera, se va alejando en el tiempo, que hacía mucho
frío, retorciéndose las calles, aquella mañana los dos viajeros de edad mediana
pero madura, arribaron a estas piedras, haciendo mucho frío, recorrieron
algunas calles, se acercaron a un puente y a un río, aquella mañana desayunaron
en algún lugar, de una calle principal, aquella mañana que algunas piedras en
vertical se habían destrozado y deteriorado por el tiempo, casas y casas
palacios algunas deshabitadas, ahora, suponemos que ya restauradas… La Mancha
tierra, en siglos pasados, de frontera, y, que existen en las fronteras pues
aduanas y banderas, que eran las fronteras medievales pues los castillos.
Castilla de castillos, castillos de Castilla.
Queremos
hacer todos los escribientes, una nueva interpretación-libro que tenga el color
del de Hita o de Cela en su Viaje, o de Buero y su teatro. Ambos libros
recorren las vértebras de lugares-paisajes de estos vientos. Quisiéramos, todos
los escribientes, pasar a la historia, por crear monumentos simbólicos de
palabras –pero solo dejaremos, lo más esencial, la inmensa mayoría de nosotros,
la memoria de los vástagos y descendientes de carne y mente y alma como
nosotros-. Una sierra ha roto la tierra de la piedra, conformando y besando el
llamado Barranco de la Hoz. En él
existen especies de seres vivos, cada uno en su lugar, atraviesas algunos
lugares, y, te mira un ser viviente de cuatro patas o volador, un insecto o un
pájaro o una lagartija, y, te dices, qué entenderá de ti, ser bípedo racional,
y, te preguntas, que entenderás tú, tú de ese ser de cuatro patas, que sabrá
una lagartija de si misma, qué sabrá al vete a ti, de ti mismo, que quizás, tú
no sabes. El misterio de seres vivientes individuales de distintas especies…
Las
piedras y las verdes violetas de las hojas de árboles, siempre se besan con las
metafísicas, aquí, la Virgen de la Hoz.
No solo somos carne, no solo somos mente-conciencia-cerebro, sino también,
muchos dicen, somos metafísicas, somos alma-espíritu inmortal. Los humanos
desde las noches de los siglos, nos acercamos a lugares, para intentar saber,
si después de este existir existe El Otro y Eterno, si tenemos inmortalidad y
alma inmortal. Mientras tanto, nos acercamos a las fuentes de santuarios, para
que nos ayuden a que los maridos sean mejores, que los hijos sean mejores, los
tiempos y cosechas sean mejores…
Somos
células y neuronas, somos espacio y tiempo, somos naturaleza en la Naturaleza,
la Laguna de Taravilla. Está a unos
cientos de miles de metros de tu casa, quizás, dentro de la gran urbe de la
capital, y, jamás has visitado este lugar. Pero si has ido a América del Sur, o
a la lejana Eurasia, porque tú, vives y existes en la Eurasia del Oeste, en una
Península que denominamos Ibérica, quizás hayas viajado a los paisajes de las
Rocosas de Norteamérica, pero no has pisado ningún fin de semana, por estas
tierras que solo están a cien kilómetros de tu distancia, tú, del vientre de
Madrid, tú, del vientre de la misma Mancha, paseas por la misma Mancha siempre
recorriendo con el fin de la playa y la arena y los cuerpos esbeltos de
cruzamientos de deseos. Y, no te detienes en tu misma Mancha…
Quisiéramos
cuando nos enfrentamos al libro del Arcipreste
de Hita, que presentó otra crónica del ser humano, cuándo nos enfrentamos
al Viaje
de la Alcarria, del maestro Nobel Cela,
una forma de entender el país-aje, de otro modo y, el maestro Buero, semidormido en estos lustros.
Siempre me digo, el Arcipreste, debió de gastar una cantidad de dinero
apreciable, en el material del libro, en el hacerlo o escribirlo, sería ya
papel. Pero el papel sería caro, no tanto como las vitelas. Y, nos ofreció otro
modo de entender el mundo, el mundo interior y el mundo exterior… eso somos
nosotros mundos, que nos encadenamos a espacios y tiempos. En esos nuestras
pasiones y deseos y conceptos y razones mezcladas en una ensalada con las
circunstancias, vamos tejiendo el recorrido de nuestro vivir y existir… somos y
resomos y estamos y reestamos en nuestros ojos que miran al exterior y que
miran desde el interior…
Atraviesas
el Parque del Ato Tajo, sientes como
si fueses un ser antes de los neolíticos, un Cromagnon que atraviesas estas tierras, con los colores cambiantes.
Si lo haces de la madrugada, en el silencio del amanecer, y, puedes sentir los
ruidos de parques humanos de vientos con aspas. Se juntan en algunos lugares árboles
naturales con decenas de tonos de colores, en las caídas de las hojas, solo
duran unos días, y, en otros lugares, el movimiento y ruido y sinfonías de los
movimientos de los aires con las aspas, siempre el mismo símbolo el
Quijote, siempre está el Quijano en algún lugar de esta tierra,
bordeándolo como Cervantes en su
nacimiento de ciudad, algunos dicen en Alcalá
de Henares, otros, dicen, los pocos, en Alcázar de San Juan…
Las
victorias tienen mil padres, las derrotas son huérfanas, ya nos recordaron los
viejos maestros de la Grecia Clásica. Porque ciudades de varios miles de
habitantes, en la Grecia vieja de maestros, surgieron voces que interpretaron
el mundo, y, nosotros, en ciudades de decenas de miles de almas, parece que no
encontramos un nuevo mundo mental y conceptual y perceptivo. Aquel tiempo fue
el amanecer de la cultura actual, y, pusieron nombre a casi todo, ahora, está
surgiendo otro mundo, dentro de unos siglos, ya viajaremos y habitaremos todo
el sistema solar…
Guadalajara
en los sonidos del yo, rezuman los ecos del interior, al recorrer paisajes de
humanos y paisajes de tierras, paisajes de recuerdos de seres vivientes,
paisajes de recuerdos de naturaleza. Debajo de las estrellas, aquí escondido de
ti mismo, aquí no-escondido de ti mismo. Solo te espera el viaje del viaje, que
empieces a andarlo, con paz y seguridad, o quizás envueltos en grandes
preguntas y dudas y fortalezas y debilidades…
https://museovirtualcuadernosdelamancha.wordpress.com © jmm caminero
(02-12 agosto 2023 cr).
Fin artículo 3.724º:
“Guadalajara: lo ilimitado en lo limitado, I”.
E. 12 agosto