Artículo Periodístico 3.725º: “Guadalajara: lo ilimitado en lo limitado, II”.
Aquella mañana el viajero/a o los
dos viajeros/as o la familia de viajeros/viajeras se lavaron los ojos, lavaron
el estómago con energía y se pusieron a mirar los caminos
interiores-exteriores.
Arribaron con las ruedas y las
piernas al Mirador de Zaorejas,
palabra que no sabemos de qué orígenes tiene, las palabras andan por la
historia y van cambiándose y modificándose, vienen tiempos y nuevas culturas
con nuevos ojos, y, las palabras como ríos van dando vueltas, algunas
permanecen siglos y milenios modificándose, preñándose de nuevas historias.
Cuántas personas, cientos de miles, millones habrán utilizado esta palabra-término-vocablo
Zaorejas, quién sabe si su origen
será ibérico-céltico, después pasado por romanos y todos los que vinieron
después…
Siempre en este viaje, del
recuerdo del viaje real de dos viajeros, aquellos años del 2005, en aquella
primavera. Este rememorar algunos lugares de ese viaje, algunos pisados por
esos cuerpos, dos seres vivientes, que aspiraban a ser y a estar en este mundo,
ya en la edad adulta, ya en ese horizonte de las cuarentenas largas. Aquel
viaje, rememoramos y recordamos, aquella mezcla. Siempre real para conocer algo
de la Mancha, para el motivo qué peticiones pedir al silencio de las listas de
Educación. Ahora, lustros después, recuerdas algo, imaginas algo, inventas algo
–eso es la literatura-, ¡qué habría sido si hubieses seguido en la Enseñanza,
aquel sueño que se volvió a truncar…! Aquel viaje vistos con muchos ojos,
ahora, siempre mezclando al de Hita
con el conde o marqués de Iría Flavia
o con el Buero que hizo el retrato dibujo al maestro Miguel Hernández, viajes
diversos en siglos de diferencia, pero viajes de dos en tres
cabezas-almas-carnes, que estaban en un mundo y lo narraron de otra forma.
Ahora, viene el viaje, el narrar otro viaje, de otro viajero de este siglo
veintiuno…
Sueñas con Peralejos de las Truchas un abanico de casas tiradas en un tiempo
inmemorial. Es como si el pasado estuviese en el presente. Por fuera todo
nuevo, por el espacio que lo envuelve, como si estuviésemos en las estructuras
de siglos. Algunas veces, me digo, algún pueblo, de estos de cientos de
habitantes, a algún alcalde/sa con título de estudios, se dirá a si mismo,
porque no empezamos a intentar conocer, al menos los nombres, de todos los que
han pasado y pisado estos aires, aunque solo hayan sido unos días o décadas.
Unos, como pájaros se fueron a
otros lugares, otros, todos los días, salvo en los tiempos de mili y de guerra,
estuvieron pernoctando sus piernas aquí. Esa microhistoria de miles y de miles
de seres humanos que a lo largo de los siglos. A veces, me dan ganas, de llamar
al ayuntamiento pedir una entrevista con el alcalde o alcaldesa del lugar, y
proponerle este trabajo cultural. Se puede empezar por poco. Empezar por los
habitadores del momento, e ir, hacia atrás, e, ir situando algo. Ahora con los
Big Data. Esa es la verdadera historia de la microhistoria, la microhistoria
que forman todas las redes-tapices-alfombras de la historia…
Recorremos cuevas y lugares de
dentro de la tierra, con ese misterio de lo de dentro, con los miedos y
símbolos de lo que estamos hechos y fabricados. Qué llevamos dentro, me
pregunto, si al habitar cuevas en la prehistoria miles de años, algo de eso ha
ido quedando en una especie del inconsciente colectivo, que no sabemos el por
qué y el para qué. Cuándo pasamos en el pasado del vivir en cuevas, a vivir en
pequeños asentamientos, al lado de un río, debió de ser un gran movimiento de
revolución y cambio.
Siempre estamos subidos en los
cambios revolucionarios del pasado. Pero ya no somos conscientes, de la rueda,
del fuego, de los asentamientos, de la agricultura, de la ganadería, de los
Microestados, siempre estamos sentados y viajando en revoluciones humanas o
técnicas del pasado. Todo esto nos recuerda la Sima de Alcorón, cueva, cueva geográfica, cueva interior de cada
humano. Al entrar nuestra cueva interior biológica y psicológica se inserta en
una cueva de paisaje y tierra y aire, se mezclan dos tiempos interiores y
exteriores… ¡cuándo tú y yo no estemos aquí en este planeta, esta cueva seguirá
su viaje sin moverse…!
Riba
de Saelices
y el yacimiento de los Casares,
iglesia e iglesias e Iglesia. Toda la Mancha está llena de iglesias. En ellas
todo corazón que haya recorrido estos soles, han pasado alguna vez,
fallecimientos o casamientos o nacimientos. Todo el ciclo de la vida, lo
recorren, esos muros de seis paredes, rectángulos generalmente, rodeados de
adornos –grandes cajas de piedras y argamasas o ladrillos-. Según los adornos,
se les llama románicos o góticos o renacentistas o barrocos o neoclásicos. Pero
la esencia está en un rectángulo de seis paredes cerradas y dentro los
misterios de los seres humanos. Esos somos misterios y enigmas metidos en otros
misterios y enigmas. Creamos cosas para vivir y sobrevivir, pero también para
entendernos y comprendernos. Somos y no somos.
Muchos de Guadalajara, no han
recorrido estos lugares. Invitamos a los mismos de estas tierras a que viajen
por sus arados y surcos muy cercanos. Esos que no han salido de sus casas o han
ido al Extremo Oriente, quizás no conozcan algunos lugares de sus lugares. Ese Viaje
a la Alcarría, del maestro Cela,
ese viaje interior y exterior, del maestro antiguo Arcipreste de Hita y, el de Buero
Vallejo de las palabras en acción y de escaleras. ¡Cómo haría hoy, con los
vientos que corren, una crónica y viaje y artículo y comentario los viejos
maestros del articulismo español, Larra
y Mesonero Romanos y Fernán Caballero, bisabuelos/as de este
arte y subgénero…!
Llegaron los recuerdos y los ojos
a Abánades, nos enfrentamos y
confrontamos con otro nombre, que lleva con nosotros siglos, y que usted, yo,
posiblemente no conocíamos. Dónde se cruza la historia de hace ocho décadas,
casi nueve, aquella incivil guerra civil. Aquellos tiempos, que deseamos y
esperamos no se vuelvan a repetir. Por favor, canto a los corazones de los de
dentro, no vuelvas a repetirse las mismas campanas con otras banderas, de esas
sangres que aran y siembran los suelos. No volvamos a los tambores y campanas y
truenos de los dioses de Marte, aquí recordado con un museo.
Debe ser la realidad humana,
siempre con sus alegrías y sus tristezas, sus comedias y sus tragedias. Nos
fijamos en lo blanco y lo negro y en medio multitud de grises, multitud de
colores, multitud de realidades, multitud de ideas. Todo eso es lo que
conformamos. Una iglesia románica, una ruta del Románico Rural, concepto claro y evidente, por ahí, han pasado
acontecimientos, siglo tras siglo. Las obras de teatro que los humanos hacen y
rehacen y deshacen. Al lado de unos muros de varios siglos, se han ido creando
miles de acontecimientos, individuales y colectivos, paces y no-paces. La paz
es la paridora de la paz y la paridora de todas las riquezas…
Recorremos Guadalajara tierra y
aires de castillos e iglesias y paisajes verdes y ocres y aires azules y
blancos. Recorremos el corazón humano. Eso es el viaje, esos somos en el viaje.
http://youtube.com/jmmcaminero © jmm caminero (03-16 agosto 2023 cr).
Fin artículo 3.725º:
“Guadalajara: lo ilimitado en lo limitado, II”.
E. 16 agosto