Artículo Periodístico 3.727º: “Lo normal y rutinario”.
En
un mundo que se reciben tantos estímulos de todo tipo, quizás haya que empezar
a valorar más la vida normal y rutinaria, las cosas pequeñas, los
acontecimientos normales…
Se habla que los sistemas
teleinformáticos que disponemos, y, que tenemos en las manos a todas horas, no
solo nos permiten posibilidades de información y comunicación, como jamás hemos
tenido hasta ahora. No se olvide que hace cien años, si un hijo se iba a
América del Sur, quizás, la madre no volvería a tener noticias de él, en uno o
en dos meses. Y, ahora, las relaciones de comunicación son instantáneas con y
en cualquier lugar del ovoide mundo y tierra.
Pero al recibir tanta
información, estamos soportando multitud de conceptos e ideas y percepciones y
deseos y pasiones y pulsiones… De tal modo, que todo sujeto está sometido a un
huracán y tormenta y tifón y seísmo y maremoto de percepciones. Que le inciden
en su cerebro y en su conciencia y en su inconsciencia. Me pregunto, si parte
de la angustia y tristeza y pena que sufren los humanos hoy, una de las
razones, es que todos los días le muestran lo que les falta. Constante
estímulos para que vaya de vacaciones o que compre mercancías o mil otras
razones. Un día supongo se investigará cuánta energía cada individuo o grupo
gasta –entendiendo energía por todo y en todo, energía alimentaria, energía de
transporte, etc.-.
Y, nadie es el hombre o la mujer
cien. A todos, nos falta de y en algo, a todos nos sobra de y en algo. Y, lo
que puede ocurrir es que no valoramos lo que tenemos, y, sentimos con fuerza lo
que nos falta. Sentimos que no nos podemos ir de vacaciones quince días a la
playa del Atlántico sea del Este o del Oeste. Percibimos, que cientos o miles
de personas se les permiten esa posibilidad. Pero tú, tú, no la tienes, o no
tienes conyugue o no tienes hijos o no tienes suficiente nivel económico o
suficiente nivel cultural o suficiente nivel de inteligencia… Pero nadie es el
hombre cien, ni la mujer cien.
Es difícil, las personas se
tienen que perfeccionar, en todos los parámetros, si es posible, de forma
integral, moral y humanista y paciente y constante y verdadera, pero al mismo
tiempo, hay que soportar los desiertos o las inundaciones de la vida. Hay que
aspirar a más, de forma legal y racional y moral, y, al mismo tiempo
conformarse con la existencia. En estos días se habla que una niña adolescente
española ha recuperado la vista-visión, que solo tenía un cinco por ciento,
llevaba así dos años, y, puede ser potencialmente un milagro –cosa que hay que
estudiar, analizar, pasando por los diversos tribunales existentes en estas
temáticas-. Por un lado, tenemos que aspirar a perfeccionarnos más, pero
también, soportar las limitaciones y debilidades y vulnerabilidades de la vida.
Ese doble juego del existir…
Mientras que sufrimos porque no
podemos irnos diez días a Berlín o Tokio o Nueva York o Jerusalén o…, no
disfrutamos de las cosas pequeñas que tenemos al lado, de la vida diaria y
rutinaria, de los placeres legales y morales, que disponemos, sean estos,
sensibles o psicológicos o espirituales o sociales o culturales o de la
naturaleza. No nos conformamos con nosotros mismos, de forma racional, legal,
moral, prudente, con sentido común… Mientras que estamos airados o con inquina
o con rencores por no ir al Oeste Norteamericano o a la cercana-lejana China,
no disfrutamos del buen café con hielo, que puedes degustar esta tarde…
La vida es una especie de
equilibrio constante entre partes y realidades y vectores y funciones y
finalidades y parámetros y personas y deseos y pasiones e ideas y conceptos y
fines y metas. La vida es muy simple y es muy compleja. Te vienen a la cabeza
los fracasos que has tenido, pocas veces, los éxitos. Te vienen a la cabeza,
recuerdos o ideas del pasado o caminos que deberías haber tomado y tenido,
porque no lo hiciste. Te vienen a la conciencia, cómo fuiste engañado o mentido
por aquella persona o por la otra. Te vienen a la mente, mil cosas del pasado
que hiciste y que no debiste hacer. Te viene un enorme flujo, los tres monos,
de la tradición védica y budista de la mente. La mente como los monos siempre
yendo de un árbol a otro… Te vienen las injusticias y las iniquidades y las
calumnias de otros contigo mismo y hacia ti mismo… pero, menos las que tú o yo
hemos hecho a otras personas…
Unos, seres humanos, se pierden
por ser demasiados materialistas y sensualistas, y, otros, por ser demasiado
idealistas y espiritualistas y culturalistas… Somos carne y somos mente y somos
alma-espíritu. Hay que encontrar el equilibrio entre esas dimensiones, que
forman nuestra unidad esencial y substancial. Cada una de esas dimensiones
formada por decenas de factores y variables y ponderaciones, y, a su vez, vivimos
y existimos en una Naturaleza Física, y en una Sociedad-Cultura, y en una
Metafísica-Trascendencia… Y, todo y en todo, tenemos que integrarlo de forma
racional, prudente y verdadera, o, al menos lo más posible…
Mientras tanto, todas las cosas
normales y rutinarias, que hoy dispones, mirar con sosiego las realidades
externas a ti, mirar con sosiego las realidades internas a ti, degustar de las
cosas pequeñas, que sean legales y morales, con prudencia y mesura y
tranquilidad. Quizás, esa comida, estés solo y en soledad, estés acompañado o
en grupo, tengas treinta años o setenta, dispongas de unas perspectivas o de
otras. Seas de una manera o seas de otra.
Puedes que no puedas irte a los
fiordos noruegos este verano, ni siquiera una semana, puede que no tengas
hijos, puede que no tengas pareja, puede que no tenga estudios, puede que… pero
mientras que intentas disponer de esas realidades, con legalidad y moralidad y
racionalidad y prudencia, mientras que se van cumpliendo esos deseos y fines,
vive con sosiego las cosas pequeñas buenas y verídicas y verdaderas que
dispones de la propia vida y de tu propia vida. Puede ser una comida o puede
ser un refresco o puede ser una tarde paseando o puede ser… ¡Paz y bien…!
Podría haber citado y nombrado el
artículo titulado Concéntrate en hacer una sola cosa. Te lo recomiendo de Oliver Burkerman, publicado en The
New York Times, del lunes, 07 de agosto del 2023.
http://twitter.com/jmmcaminero ©
jmm caminero (07-16 agosto 2023 cr).
Fin artículo 3.727º:
“Lo normal y rutinario”.
E. 16 agosto