Artículo Periodístico 4.028º: “Curar con las palabras y las ideas”.
Pienso
que uno de los deberes del intelectual y del escritor es intentar buscar la
realidad-verdad y la realidad-bondad, y, por tanto intentar curar heridas con
las palabras e ideas.
Creo que se puede expresar, o, al
menos intentar expresar trozos de la realidad, aspectos de lo real, siempre con
modestia y humildad, intentando redactar palabras y frases y enunciados, lo más
ajustados a la realidad. Y, esa realidad, hacerlo con el mayor grado de
veracidad, verosimilitud, verdad, bondad, bienes instrumentales o de diverso
tipo, según el tema, y con bienes morales, y, con algo de belleza…
Se puede y se debe intentar
expresar realidades sin abrir más heridas, incluso, lo más negativo y negro y
frío hay que intentar expresarlo y redactarlo con la parsimonia de la piedad y
de la misericordia.
Entiendo que este ejercicio puede
ser muy difícil, quizás haya que esforzarse mucho. Más en tiempos que vivimos
de demasiado sentido de la dignidad personal, muchas veces unida a demasía
vanidad y soberbia personal, otras veces, es lo contrario, poca autoestima, con
lo cual, ambos extremos son problemas y problemáticos. Y, cualquier cosa que se
indique, siempre habrá un individuo y un colectivo o media sociedad que no esté
de acuerdo. Y, puede que la Constitución permita la libertad de pensamiento y
de expresión, pero la realidad, lo dicen todos los días los humoristas,
cualquier persona por cualquier tema o, un ente jurídico o, un colectivo o, un
grupo a una persona de carne y hueso, a un humorista meterlo a juicio…
Si me expreso con claridad,
afirmo que los tres niveles de la realidad, por un lado, exista libertad de
expresión y de conciencia y de pensamiento, según el marco más amplio
constitucional, y, por otro lado, el que ejerce esa libertad, tenga la
sabiduría de intentar no ofender a nadie. Ambas realidades al mismo tiempo,
pero esto tiene que venir acompañado, que las personas que se vean afectadas
por una frase, una idea, un concepto, un argumento, un chiste o cualquier otra
realidad, tiene que tener la piel más dura, no ser tan frágil y débil…
Pongamos el caso de este
artículo, cualquier persona, tiene derecho, abajo en los comentarios a indicar,
si todo esta columna periodística no tiene sentido, si parte de ella, o algunas
ideas o fragmentos son absurdos o erróneos o falsos, si esa persona puede
aportar nuevas ideas y nuevas demostraciones que perfeccionan este artículo,
etc. Pero no tiene derecho a pensar, que yo he escrito este artículo con mala
voluntad, con maldad. No tiene derecho de insultar a la persona que lo ha
escrito, ni ofender, en ningún sentido, incluso admitiendo que el escribiente
de esta columna está equivocado. Y, por tanto, es la manera, de que se consigan
los tres grandes objetivos: por un lado, el escribiente tenga libertad,
segundo, se avance en la búsqueda de la realidad y de la verdad, y, que el
ejercicio de la escritura sea un bien social e individual para todas las
personas, del presente y del futuro…
En estos tiempos que en el foso
del toreo hispánico existe mucha complejidad, muchos nerviosismos, muchas
heridas que están emergiendo de lo más profundo del ser humano. Hay que mirar
las cosas con templanza, sabiduría, saber, piedad, misericordia. Tenemos que
pensar entre todos, especialmente, los escribidores, que la escritura es y
puede ser un método de curar heridas, o, por lo menos de suavizarlas, de
atemperarlas, no de aumentarlas, ni de engrandecerlas...
Las palabras son una herramienta
enormemente poderosa, otras veces, no lo son tanto. Pero las palabras pueden
llegar a los sentimientos más profundos del ser humano, de uno o de muchos. Las
palabras que se pueden expresar en muchas formas y maneras, los microensayos,
que pueden ser artículos periodísticos, arengas de multitud de formas y
maneras, mítines sociopolíticos, homilías en los templos religiosos de todas
las confesiones de creencias, publicidad de todas las formas económicas o
sociales, propaganda ideológica, conferencias de diversidad de temáticas,
entrevistas…
Ahora, además de las palabras en
sí, el lenguaje oral o escrito, o ambos se puede unir con imágenes fijas o en
movimiento, y, además con sonido. Con lo cual las palabras más sonido más
imagen puede ser una herramienta y un ariete enormemente poderoso. La historia,
lo muestra y lo demuestra, desde las pinturas y escritos del Antiguo Egipto, de
Mesopotamia, del Antiguo Testamento, y, desde luego de la Roma y la Grecia
clásica, sin olvidar siglos de evolución y del perfección del uso del lenguaje,
de la diversidad de los microensayos o micromensajes o microdiscursos…
Las palabras deben servir para
curar heridas, no para ampliarlas o amplificarlas, las palabras y las ideas,
sin renunciar a la verdad, a la modesta verdad, o, al menos intentarlo, deben
servir para curar heridas… Esta es mi intención, en todo escrito que haya
hecho, incluso en el lenguaje oral y natural no escrito. Pienso que es hoy un
deber moral. No caigamos en los errores del pasado. Cuándo las palabras, en
algunas épocas han sido lanzas y espadas y arietes para conquistar, para
mancillar, para manipular, para engañar, para mentir… ¡Paz y bien y bondad y
veracidad…!
http://filosliterarte.blogspot.com.es © jmm caminero (21-29 enero 2024 cr).
Fin artículo 4.028º:
“Curar con las palabras y las ideas”.
E.
29 enero