Artículo Periodístico 4.052º: “Nombres, generaciones y generaciones culturales”.
Una,
de las realidades culturales más intrigantes y llamativas que ocurren si lees o
relees el pasado, es que desde el presente, se mira el presente de un modo, que
no lo hace el futuro.
Nos hemos encontrado con un
artículo, para el ahora presente sería largo, de Emilia Pardo Bazán, publicado en Helios de marzo de 1904,
hace ya casi ciento veinte años, titulado La Nueva generación de Novelistas y
Cuentistas en España, En la que nos describe, autores que han pasado
digamos a la historia, bajo el epígrafe de la generación del 98, y, autores que
cita, y cita con generosidad pero que me temo solo conocen los especialistas y
expertos, que no es mi caso, aunque a alguno hemos oído más de una vez, citarlo
o hacer referencia de pasada.
Comprendo y entiendo que España
es una cultura, sociedad, país, nación, Estado complejo. Quizás, por los
vericuetos de los siglos, quizás, porque siempre han existido dentro de su seno
comunidades culturales y religiosas y metafísicas que no armonizaban del todo,
quizás, por formar un imperio y después irlo perdiendo a trozos, siglo tras
siglo. Quizás, por mil maneras y mil formas, porque en el fondo Europa es
enormemente compleja, aquello de aquel consejo que le dio un amigo al creador o
inventor de la ametralladora, me parece que Maxims, algo así: “tú, invéntala y después la vendes en Europa, que
siempre se están matando entre ellos”. Realidad apócrifa o verídica, que es
cierta, que al menos, en el siglo veinte nos perfeccionamos.
Con las generaciones literarias y
culturales sucede lo mismo. Eso de Freud,
de la muerte al padre, quizás, nosotros no matamos simbólicamente solo al
padre, sino también al abuelo y al bisabuelo… Siempre estamos en la lid o lucha
o a la revuelta cultural. Siempre buscando y rebuscando, en definitiva, la
definición y descripción, ideal de lo que somos y estamos, y la descripción y
definición real de lo que somos y estamos… La cultura española es una especie
de dialéctica entre grupos, ideologías, fines, intereses, que se denominan
generaciones culturales.
Y, sucede dos cosas, que las
siguientes, quiere separarse de la anterior, y, después, cada una, desea
insertar a unos nombres, y, va desechando a otros. Personalmente, creía con la
fiebre de las autonomías en España, por fin, se haría un poco de justicia y
equidad, a las generaciones, pongamos por caso la del veintisiete, 27, 1927,
pues se analizaría y se incluirían, no solo las dos decenas de grandes nombres,
que ya entre ellos existen diferencias, sino que se incluirían: decenas de
nombres que existen en provincias y en todas las regiones que perfectamente,
pueden caminar junto a ese grupo, segundo, que se empezaría aplicar ese
concepto, no solo a la literatura, sino al resto de saberes. Ambos sueños que
yo pensaba iban a materializarse, solo lo han hecho muy débilmente…
Yo, por no ir más lejos, porque
en un artículo de opinión, dicen los puristas del análisis de este género, cae
bien, indicar algo del yo o del ethos denominan del plumífero, yo, pertenezco a
la generación de 1975-1980, la generación de la Transición. Bueno, pues ya están
como joyas y perlas y rubíes y diamantes puestos el centenar de los que están
en ese redil o grupo, que se irán depurando, y, el resto vamos quedando, no ya
nuestras personas, sino nuestros trabajos en el olvido. Incluso, olvidados en
nuestros lares provinciales y regionales…
Pardo
Bazán
con su buena voluntad inserta e incluye unos nombres, en casi todos acierta, o
mejor dicho, acierta en que para generaciones después siguen siendo grandes
lumbreras. Otra cosa es cuánto y cómo son leídos, por no decir, son pensados en
profundidad. Porque la industria cultural, en todas sus formas es enormemente
envolvente, miles de libros nuevos se producen cada año, cada lustro nuevo. Por
lo cual, nos enfrentamos al problema de siempre, quién está y quién no está,
quién debe estar y quién no debe de estar, quién selecciona y quién no
selecciona, quién es capaz de abarcar todo y cuánto y cómo y cuándo...
Al leer, artículos que tocan este
tema, los poetas de una época o los novelistas o los pintores o los filósofos o
los músicos… siempre el seleccionador, sea cátedro de una cátedra de la
especialidad, o sea comentador cultural, o sea quién sabe lo qué y cómo.
Siempre inserta unos pocos, y se deja otros muchos. Hoy, sabemos que es
imposible, conocer a todos los nombres y a todos los autores.
Por tanto, llevo lustros en
privado y en el lenguaje oral, que hay que poner racionalidad en las
selecciones culturales. Desde hace unos años, también en artículos. Sé que
nunca me harán caso, porque existen muchos intereses, no solo económicos, ni
solo de vanidad, ni solo de fines, ni
solo de ideología, sino que existen tradiciones y costumbres que están
demasiado arraigadas en esto de la rex cultural.
Vuelvo aquí a recordar a E. Pardo Bazán, que por cierto hace
unos años estuvimos viendo una exposición en homenaje y recuerdo a ella, en la
BNE. Pero ofrezco mi modesta solución, aunque solo sea la primera parte para la
solución justa y equitativa y racional del problema de las generaciones:
Realicen directorios,
voluntarios, por territorios y en las diversas áreas de los nombres que
existen, sin selecciones previas. Directorios regionales de todas las personas
de la literatura, y, otros de las artes plásticas, de la música, de los
filósofos…
Y, esos directorios, con mil
palabras para cada cabeza y ojos y boca, indiquen algo de su biografía y
curriculum y obras y enlaces. Y, ese sea el primer paso, para después, que
vengan otros, estudien y analicen… Por ejemplo, un directorio provincial y otro
regional y otro nacional, de los periodistas y articulistas de cada zona. Y,
esa sea la base de futuros estudios, si es que se desean realizar. ¿Pero se
hará, aunque algo se va haciendo y deshaciendo…? Paz y bien.
http://twitter.com/jmmcaminero © jmm caminero (04-12 febrero 2024 cr).
Fin artículo 4.052º:
“Nombres, generaciones y generaciones culturales”.
E.
12 febrero