Artículo Periodístico 4.039º: “Estimar o no estimar a los otros”.
Dicen,
que el mundo en cualquier categoría, valor, realidad está dividido en dos o más
grupos, y, en este tema: ¿usted se estima de forma correcta a usted mismo y a
los demás?
No estamos hablando de que usted
regale su tiempo, regale su coche, regale su apartamento, no estamos dialogando
sobre esa cuestión. Es, más simple, usted pertenezca al estrato social y
cultural e ideológico que tenga, usted se estima y se valora y se quiere a
usted mismo de forma correcta o de forma incorrecta, y, estima y valora a los
demás de forma correcta o de forma incorrecta.
Da lo mismo su situación
ideológica, cultural, edad y todo lo demás. La cuestión es si usted, sea
extrovertido o introvertido, sin dejar de defender sus intereses propios,
legales y morales, pero usted estima a sí mismo de forma correcta, y estima a
los demás de forma correcta. Porque puede usted estar predicando todos los
días, y, así llevar décadas, sobre el bien común, el bien general, la solidaridad,
la fratría, la fraternidad, la solidaridad, puede usted creer se que es un gran
hombre o mujer, tenga mucha importancia o poca a nivel social, y, en el fondo
no estimarse de forma correcta y adecuada, a sí mismo y a los demás.
Puede ser usted muy empático con
y entre los demás, tener mucha buena fama, ser y aparentar ser muy divertido,
de estimar a los demás, y, en el fondo, usted no estima tanto ni a los demás,
ni a si mismo. Porque según un adagio antiguo para estimar de forma correcta a
los demás, hay que estimarse de forma correcta a si mismo, para valorarse de
forma correcta a sí mismo, hay que valorar de forma correcta a los otros…
Nos hemos encontrado en la vida,
con demasiadas personas, que por razones, que intuyes o sabes, que pueden ser
de muchos modos y maneras, sean por heridas y traumas muy profundos, sean por
experiencias personales muy negativas, sean por vivencias familiares muy
traumáticas, sean por competitividad exacerbada en el mundo del mercado, sean
por cuestiones afectivas o sentimentales, sean por complejos de inferioridad o
de superioridad, sean por cuestiones históricas y sociales que les han caído
encima, sin comerlo, ni beberlo, sean porque no se han controlado de forma
correcta las pasiones y deseos y pulsiones, sea por carácter de personalidad
psicopático, y, sea por otros mil modos y maneras: aparentan una cosa en la
realidad social, y son otra muy diferente. Pueden parecer corderos y bambis por
fuera, pero son lobos y ogros por dentro. Pueden tener una conducta en el exterior
de la sociedad, y otra, con su familia. O, una diferente con unos y otra
diferente con otros o algunos. Hay personas que tienen que tener adversarios,
enemigos, porque sin ellos no pueden vivir, y, los buscan, porque los
necesitan, para equilibrarse, para curarse heridas profundas, para no sentirse
tan culpables por acciones del pasado, por…
Nos hemos encontrado en la vida,
con personas, que al final, uno siente, que tiene una enorme inquina, rencor,
maledicencia, maldad con la sociedad entera o con trozos de la sociedad. Pero
como saben que esto no puede ser y no podría sobrevivir, y no podría alcanzar
los objetivos que tienen en la vida, para vivir y sobrevivir ellos y ellas de
forma digna. Ese dolor y herida que tienen con la sociedad, son capaces de no
aplicarlos con todos y todas, sino con una clase social o un estrato social, y,
ahí viene en ayuda pues distintas ideologías, o, puede esa inquina y rencor
pagarlo con algunos individuos, cercanos o lejanos a ellos mismos, y, con el
resto aparentar otra cosa. Aquello que se dice, que un mandatario, varios en el
siglo veinte, Autoridades Máximas, no pagaron su inquina y rencor, con toda su
sociedad, sino solo con algún sector social. Pongan ustedes nombre: …………. ……………
……………. ………….. si se atreven.
La cuestión es si de verdad, sin
dejar de cumplir los propios deberes y los propios derechos, cada uno en su
estado y en su oficio y profesión, y, cada uno en su estrato social, cultural,
económico, ideológico, si de verdad “nos estimamos de forma correcta a nosotros
mismos, si estimamos de forma correcta a los demás…”. Esta es la cuestión, si
nosotros en el fondo, de verdad, nos autoestimamos y autovaloramos y
autoqueremos de forma correcta, y, lo mismo, siempre con la racionalidad y la
prudencia necesaria, estimamos a los demás de forma correcta.
Siempre se ha indicado, que la
persona, que cae o caemos en uno de los siete errores morales graves,
tradicionalmente, denominados siete pecados capitales: envidia, gula,
pereza-acidia, vanidad, soberbia, ira-cólera, lujuria… la persona que cae o
caiga en uno de esos errores morales graves, que son cabeza de otros muchos, no
se estima de forma correcta a sí misma, y, no estima de forma correcta a los
demás o a parte de los demás. Siempre se ha dicho, porque estos comportamientos,
híbridos entre la psicología y el carácter y la moralidad, no solo tienen consecuencias negativas, sobre uno mismo,
sino sobre los otros, en mayor o menor grado de consecuencias negativas, debido
a multitud de factores, entre otros, según el poder de cada persona…
En España se cometieron 2.325.358
infracciones penales en el año 2022, según los datos del Balance de Criminalidad del
Ministerio del Interior, según nos plasma el mar de Internet.
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Fin artículo 4.039º:
“Estimar o no estimar a los otros”.
E.
05 febrero