Artículo Periodístico 4.038º: “Marilyn y los grandes iconos y las grandes mentiras”.
Recuerdo
de muy niño, oír, que yo no sabía, pero se me quedó el nombre, quizás tendría
unos cinco años, que Marilyn terminaba de morir o morirse, que ambas cosas son
verdad.
Existen personas que piensan que
los humanos necesitan hacerse iconos e ídolos, que no solo son religiosos o
metafísicos, sino pueden ser sociales, políticos, económicos, culturales… No
sé, si los psicólogos y antropólogos y sociólogos y filósofos, de existir esta
realidad, han sido capaces de describir las razones y causas y motivos porqué y
por qué los hombres necesitan hacerse iconos e ídolos.
Quizás, los humanos sientan que
les falte algo. Debemos explicar que la necesidad de un Dios no es el mismo que
la de un ídolo. Por tanto, sea uste ateo, no crea que estoy argumentando en
contra de Dios, sea usted creyente, no sienta que estoy en contra de su Dios.
Pero es la realidad, todos los
humanos, unos más que otros, quizás, una de las diferencias y taxonomías que se
pueden hacer, todos buscamos en mayor o menor grado, iconos de alguna clase,
iconos-ídolos de algún tipo. Puede que existan humanos, quizás, en una
proporción muy pequeña que no hayan caído en esta realidad. Pero así es. Unos
será el poder, el dinero, las experiencias sensitivas de un tipo o de otro,
otros serán un sistema de ideas, otros serán personas de carne y hueso, otros
ideologías, otros una actividad concreta… Y, así, irá e irán pasando la vida.
Algunos, también, debemos aceptar
que dejan de creer en esos ídolos-iconos, o esos iconos-ídolos. También, hay
edades más propicias para ello. Hay también etapas de la vida, que se admiten
uno o un conjunto de ellos, y se está durante toda la vida, alimentándolo…
Me llama la atención que cientos
o miles de personas, generalmente adolescentes, estén esperando en una fila dos
días, con sus noches, para comprar entradas de su ídolo-icono de la música. Me
llama la atención la gran presencia de algunos líderes políticos o culturales o
religiosos o sociales en algunos corazones de los humanos. A veces, algunos
líderes políticos han tenido casi una servidumbre medieval por parte de cientos
de miles de personas.
Hace unos años, en una fotografía
en prensa, una persona y personaje público de rango inferior, se acercó en un
mitin o conferencia o realidad social, a un Líder Máximo de una ideología, lo
miraba, en la fotografía, salía reflejado, como esos cuadros que “un santo o
una santa o un ángel mira al mismo Dios Cristo”, con una cara de endiosamiento,
de casi adoración, de alabanza interna. Cierto es, que por esa misma foto,
después, estuve mirando su trayectoria de esa persona y personaje, y, en unos
años, no más de diez ha ido ascendiendo en las escalas de jerarquía de esa
organización…
Marilyn, el
gran ídolo-icono de la Norteamérica y de medio mundo del siglo veinte, diríamos
de la segunda mitad del siglo veinte. También tenía su corazón, tenía sus
heridas profundas de juventud y niñez, tenía, dicen una alta inteligencia. Eso
de niña rica pero pobre, o niña pobre pero rica. En el caso, no fue rica de
niña, sino nacida en una familia, que suavemente, denominamos desestructurada.
No soy yo, quién va a juzgar a Marilyn, ni a los cientos de
ídolos-iconos que los humanos se hacen, sean en el campo social o de la moda o
de la canción o del cine o de la política o de la cultura o de la filosofía.
Porque en la filosofía también existen, y, en menor medida, porque los que la
practican se tienen a ellos como analizadores y analizantes y pensantes y
pensadores y filósofos y filosofantes a y en todos los niveles. Pero también
existen, recuerdo que de joven, cuando Zubiri
daba unas conferencias, decían que el salón se llenaba y había que pedir vez y
número. Esto también se ha hecho, cada siglo tiene sus filósofos iconos-ídolos,
podríamos poner en el siglo veinte algunos: Heidegger, Sartre, Wittgenstein, etc. Ahora en el siglo veintiuno,
se están esperando las grandes cabezas que sean tomados como paradigmas del
pensar…
Quizás, cada hombre o mujer se
siente incompleto, y, esa es la necesidad profunda de buscarse objetos a
“adorar”, -no me refiero a Dios-, sino cosas o ideas o maneras de ser o
experiencias o formas de existir en la vida o personas o sistemas de ideas.
Quizás, podría estudiarse esta realidad, porque quizás, nos aportaría gran luz.
Recuerdo el testimonio de un judío que asistía a los mítines de una Autoridad
Máxima de su época en el primer tercio del siglo veinte. Y, el mismo contaba
después, que “a ese líder lo despreciaba y minusvaloraba y lo vituperaba”, que
no lo admitía de ninguna manera y de ninguna forma, que estaba en contra de él.
Pero que después asistía a sus mítines, y se quedaba anonadado, embelesado, de
alguna forma lo “adoraba”. Y, no era capaz de controlar, esos dos conjuntos de
sentimientos tan contrarios y contradictorios. Antes de entrar en el mitin, lo
odiaba, y, después, en el mitin, lo casi adoraba…
¿Qué somos y qué podemos ser…?
Esto es lo que llevamos miles de años intentando dilucidar. Eso, es lo que este
modesto artículo intenta también añadir con un pequeño grano de arena. Esa es
la razón, creo yo, de las columnas periodísticas, intentar ir descifrando los
misterios del hombre. Pero Marilyn,
desgraciadamente falleció, y, Marilyn,
hasta dónde sabemos fue muy infeliz, y, Marilyn,
hasta donde conocemos fue utilizada por demasiados hombres varones, de mucho
poder y de mediano poder y de poco poder… ¡Descanse en paz…!
http://filosliterarte.blogspot.com.es © jmm caminero (25 enero-05 febrero 2024 cr).
Fin artículo 4.038º:
“Marilyn y los grandes iconos y las grandes mentiras”.
E.
05 febrero