Artículo Periodístico 4.029º: “Hablar de todo y de todos”.
Muchos, podríamos hablar de todo
y de todos. Da lo mismo estés en el centro del poder nacional, Madrid, del
poder regional de tu región, o estés en provincias o localidad o aldea.
Da lo mismo, hoy, con la enorme
cantidad de medios de comunicación, de noticias y de informaciones. Hoy, en y
con personas que llevan décadas informándose o lleven unos meses. Todo el mundo
puede hablar de casi todo, y de casi todos. Todo el mundo tiene su criterio, y,
si no lo tiene, se informa con varios datos de los que están en la inmensa
manada de ideas y hechos y argumentos que recorren las vértebras
electromagnéticas de Internet. Y, ya tienes un discurso. Te asomas con los ojos
a la televisión, durante lustros muy denostada en ambientes culturales y
culturalistas, ahora, le toca hacer y decir lo mismo de Internet.
Ahora, te encuentras en tantos
sitios y lugares, personas, que se nota han mirado Internet, han recogido
cuatro ideas, las adoptan a su ideología y las expresan como si fuesen
catedráticos eméritos de universidad en ese saber. Y, los que de verdad saben,
que son los cátedros y cátedras callan en sus silencios, con sus publicaciones
para sus bibliotecas. Es un enorme error y enorme mal, que los medios de
comunicación no pregunten a quienes saben, no solo a periodistas profesionales,
sino a los expertos en cada materia, y, de todos los colores…
Por tanto, usted y su vecino y
este modesto escribiente, podría hablar de mil folklóricas, además de mil
oficios como las castañeteras del retiro, de mil fiestas, de mil ideas y
razones y enunciados y de mil cosas. Pero en el tema de las personas, que tanto
gusta, que los medios de comunicación tanto explotan y aran y siembran, también
podría hacerlo. De algunas personas y personajes, voy recibiendo noticias e
informaciones, desde hace lustros. Por tanto, algo sé de ellos y de ellas.
Algunos nos han metido sus cuchillos y sus rostros, en todos los medios de
comunicación, otros tuvieron mucha presencia y ya se han olvidado…
Puede que hable de mil oficios,
de mil ideas, de mil hechos, pero aunque estoy pagando un enorme precio, no
hablaré de las personas, o solo de forma tangencial o muy limitada, y, supongo
que siempre habrá alguna excepción, pero siempre lo haré, hasta ahora lo he
hecho, con piedad y misericordia. Ya sé, el principio que indica, que los
cargos públicos, de alto nivel económico o político o cultural, tienen una
dimensión pública, y, que deben ser juzgados y sentenciados y condenados o absueltos.
Pero yo no soy juez, puedo
indicar, ideas o hechos que me parecen correctos, de unos o de otros, o de
alguno. Pero raramente, pondré nombres y apellidos. Siempre hablaré en general
y en abstracto y, cada uno si quiere lo aplique a quién quiera… Al final, es
mejor, es más profundo hablar en abstracto, que hablar de un ser concreto.
Porque así el lector o lectora, si desea lo aplica a su vecino a un alto cargo
con alta carga de ayer o de hoy. A veces, hay que hablar de César y Pompeyo y de Jerjes y Leonidas
para que el lector, si desea entienda que puede aplicarlo al siglo veinte, a su
presente del siglo veintiuno…
Pago un precio, no paso de jugar
en campos y equipos de segunda, me dicen y me sugieren, si no entro en la
política real y activa, con nombres y apellidos y siglas y formas, nunca
entraré en los equipos de primera de Madrid. Puedo tirarme toda la vida, estar
en los campos regionales. Puede que el mismo artículo o columna publicado por
un medio de Madrid, nacional y generalista, la misma columna sea tomada como
una obra genial, y, en cambio publicado en otros medios más modestos y con
menos audiencia, es visitada, por unas decenas de personas, y, los mismos que
la leen y los mismos que la miran, pueden pensar que no tiene apenas valor. Eso
es lo que siempre ocurre, un ser humano bien vestido parece más que un ser
humano peor vestido. Es diríamos, el problema de la esencia-substancia y el
accidente y la apariencia de esencia y accidente –en fin, no puedo aquí meterme
en cuestiones ontológicas y metafísicas…-.
Pero no lo haré, hablaré de todo
lo que pueda y quiera y crea conveniente, hablaré en general y en abstracto,
hablaré de Pericles y de Ramses II o de
Sargón, hablaré de los imperios acádicos y sumerios que se consideran los
dos primeros imperios de Mesopotamia –y, por tanto, nuestros precedentes, somos
hijos de los sumerios y acadios-, y, hablaré del Antiguo Egipto, -porque
también somos hijos del Egipto Antiguo y de la Jerusalén antigua-, también de
los imperios que vienen después.
Hablaré de acciones y de actos y
de cosas y de personajes y personas de esos tiempos. Y, usted si quiere, puede
entender lo que quiera, puede aplicarlo a lo que quiera, y, usted, con su
inteligencia y su razón y su memoria y sus deseos y sus fines haga lo que quiera…
Mientras tanto, yo seguiré jugando en campos y estadios de segunda fila, porque
como no hablo bien o mal, a favor o en contra, de los Pericles de hoy, de los César
de hoy, de los Marco Antonio de hoy,
de las Cleopatras de hoy, pues como
no hablo de todos ellos, de los de hoy, pues debo quedar jugando en campos de
fútbol de tercera… ¡Paz y bien…!
http://www.facebook.com/cuadernossoliloquiosjmm © jmm caminero (22-29 enero 2024 cr).
Fin
artículo 4.029º: “Hablar de todo y de todos”.
E.
29 enero