Artículo Periodístico 3.132º: “Sobre lenguajes y palabras”.
Siempre me he preguntado, si es
lo mismo que alguien de/en su lengua vernácula conozca diez mil o veinte mi o
treinta mil o cincuenta mil palabras.
Cierto es, que existen dos
realidades diferentes: la primera, que no es lo mismo las palabras que una
persona conoce y entiende y sabe interpretar y leer, y, las palabras que
generalmente utiliza –que es una mezcla del lenguaje de su ambiente, tanto
familiar o social, y, de su ambiente profesional, que puede/es ser técnico…-.
Por otro lado, no es lo mismo
conocer diez mil o treinta mil palabras, y, de cada una de ella, de media,
conozca solo un significado o tres sentidos de la misma palabra….
Vivimos en un tiempo, en el cual,
es absolutamente necesario, conocer dos o tres idiomas –aunque yo solo conozco
uno-, ya divididos en distinto grado de capacitación o entendimiento: A, B, C.
Desde luego, de cuando yo era joven, que los idiomas a conocer o saber, en
Europa, eran europeos, ahora, que se está trasladando la necesidad de idiomas,
al vernáculo, a algún europeo, algún asiático o en concreto al chino…
Los escritores y pensadores,
además del lenguaje técnico de su rama de saber, dispone, del lenguaje de la
literatura, por lo cual, los neologismos, tomados de otros autores o fuentes, o
los que él/ella mismo o misma puede inventar o crear, también forman parte de
todo ese geiser que forman y conforman su modo de ser y estar. También en
algunas regiones de Europa o del mundo, diríamos, que por nacimiento y origen,
cada persona, termina hablando o escribiendo varios idiomas, según el lugar
geográfico, ya que dialogan entre ellos, de forma natural.
Algunos hablarían de las
lenguas/lenguajes/dialectos de germanías, argots sociales o colectivos de
algunos grupos o comunidades, debidos a múltiples razones, ya que existen
variedades, en los cuales se inventan palabras, que pueden después pasar al
lenguaje escrito, de escritores o periodistas… Pero todo esto es a raíz de Rafael Sánchez
Ferlosio, que publicó en El ABC del 29 de julio de 1999, un
articulo titulado Lenguajes.
He escrito/pensado7sugerido, en
alguna otra columna, que Sánchez Ferlosio, como Agustín García Calvo, si hubiesen
nacido en/del seno de otra sociedad y de/en otras lenguas, cada uno de ellos,
independientemente de sus posturas personales ideológicas o vitales o
vivenciales, se merecen tener una Fundación que custodie sus obras, sus
archivos, su documentación, y que sea el lugar de estudio y difusión de sus
respectivas obras. Pienso que son dos figuras, podría situar otras, que son
torres culturales individuales, que nos pueden enseñar/mostrar/regalar muchas
ideas y conceptos para las futuras/actuales generaciones.
Cierto dirá, alguien, con razón,
que no se puede realizar una fundación a cada artista plástico o literato o
científico o filósofo o pensador o diseñador o… que haya respirado estos aires.
Entonces, yo aconsejaría a entidades públicas o, y, privadas que piensen en
realizar fundaciones por temáticas. Por ejemplo, una Fundación-Museo de la
Filosofía, una Fundación-Museo de la Literatura, una Fundación-Museo de la
Poesía, etc. De tal modo, que en ellas, los herederos de personas que han
dedicado una gran parte de su labor y de su vocación en sus terrenos, puedan
donar libros y obras y manuscritos, documentación, obras de creación, etc.
Fundaciones Virtuales, si no pueden ser materiales –con enlaces a páginas de
Internet, con enlaces a documentación material que puede estar situada en
distintas bibliotecas del mundo…-.
Porque no nos engañemos o la gran
cantidad de papeles y documentación, los mismos autores y autoras o, y,
herederos y herederas, los ofrecen a instituciones o entidades o bibliotecas o
museos o fundaciones, o, por lo general, al cabo de dos o tres generaciones se
pierden y se deterioran… Por ejemplo, en este sol de justicia y antes, en este
frío de justicia, que ha recorrido estas tierras, han nacido y florecido
grandes filólogos. Estos podrían haber donado sus bibliotecas y sus colecciones
y sus archivos y sus manuscritos, a entidades, que los hubiesen custodiado y
hubiesen servido para estudios posteriores. Cierto, que algunos lo han hecho,
pero también, es cierto, que no en todos los casos…
Debemos entender que la riqueza
hoy, no es solo material, sino de sentidos y de significados, la lengua y las
lenguas, las varias miles existentes, los lenguajes, las creaciones de la
lengua, que el pueblo hace, pero también, personas concretas, como escritores y
pensadores, son una riqueza que van ampliando el modo de entender y comprender
el mundo. Personalmente, pienso que las lenguas naturales, orales y escritas,
son sistemas, de enorme importancia y de enorme riqueza, pero yo pienso que son
muy limitados… Pero no tenemos otros.
Diríamos que los dos grandes
tipos de lenguajes, que disponemos, para entender el mundo, dos lenguajes con
palabras y signos –no entramos en los musicales, los plásticos, etc.-, son el
lenguaje de los métodos científicos, y, los lenguajes de las lenguas orales,
sean habladas o/y sean escritas, con distintos alfabetos…
¿Pero continuamos con la original
cuestión, es mejor que un sujeto o una sociedad, entienda y comprenda y hable
de forma natural, diez mil palabras o treinta mil…? ¡Una palabra es un
artilugio que nos muestra un mundo, que de otro modo, no conoceríamos, de otro
modo, una palabra es una herencia del pasado que nos ha regalado la historia…!
http://youtube.com/jmmcaminero © jmm caminero (27 julio-03 agosto 2022 cr).
Fin artículo
3.132º: “Sobre
lenguajes y palabras”.
E. 03 agosto