Artículo Periodístico 3.149º: “La banalidad del mal y Arendt, II”.
La
humanidad no sabe como explicar el problema del mal y de la maldad, esta es la
cuestión esencial. Pero aún menos, cuando el mal y la maldad se organizan
industrialmente.
Tomamos en cuenta el siglo
veinte, porque es, diríamos el siglo más cercano, cuándo sucedieron realidades
impredecibles o imprevisibles, -sin olvidar otras catástrofes ocurridas en
siglos y milenios anteriores-, y, porque es, diríamos el siglo que todavía
disponemos de más documentación. Pero con diferencias, han existido genocidios,
a lo largo de los siglos, de una manera o de otra, bajo unas banderas o bajo
otras, bajo unas culturas o bajo otras –cierto es, dónde existen sistemas
sociopolíticos no-democráticos, para su época, sin anacronismos, puede ser más propensos
a que sucedan, porque los poderes máximos, ellos mismos han quitado los frenos
al mismo poder…-.
Si no se analiza la esencia del
porqué de los actos, jamás se entenderá nada. Lo que ocurre es que en los
campos de las humanidades, existen docenas de factores y variables y causas y
ponderaciones, con distinto grado de incidencia en la cuestión a tratar. En
este caso en este tema. ¿Hagamos la siguiente pregunta: murieron millones de
judíos de Centroeuropa y de Europa, dónde fueron a parar sus bienes, bienes de
todo tipo, qué y quienes se apropiaron de ellos? Si, se contesta a esta
pregunta, junto a otra semejante, ¿antes de que desapareciesen los judíos por
zonas territoriales, la población en general, qué pensaba que iba a ocurrir con
sus bienes, a y, en todos los sentidos…?. ¿Tercero, incluso a día de hoy, dónde
estarían esos bienes, bienes industriales, bienes inmobiliarios, bienes de
dinero, bienes de obras de arte, bienes bancarios…?
Los siete errores morales graves
o siete pecados capitales o siete errores morales capitales. Cómo ustedes
quieran denominarlos están, dentro de este asunto –al menos, la envidia, la
avaricia-codicia, la ira-cólera, la soberbia...-. Opino que puede que esté
equivocado, que el concepto de banalidad del mal, pienso no es aplicable al
personaje que analiza y juzga y sentencia, desde su intelectualidad. Puede que
si lo sea, a los mandos intermedios o a las personas, que se ven por diversas
razones, atrapadas en esos campos de concentración o en la maquinaria de
exterminación, a niveles bajos –un conductor de maquina de tren, un soldado que
guarda el recinto de un campo de exterminio, un comerciante que vende alimentos
a las personas que guardan ese recinto…-.
El organigrama de este desastre
–pienso aplicable a otros, con diferentes matices-, es que existe una Autoridad
Máxima, que fue el que mandó que se realizase este proyecto, dos o tres
Autoridades por debajo de la Máxima, que son los que pusieron en funcionamiento
la rueda, dieron los permisos, sean hablados o sean escritos, un tercer nivel,
de los que organizaron la forma, en el cual la Conferencia de Wansee, fue
esencial, diríamos en la segunda etapa del genocidio, que ya se había puesto en
funcionamiento, por debajo otros mecanismos de organización, que materializarían
ese sistema, y, al final, las personas de abajo, que tomarían las decisiones de
custodia o de realización material… (La prueba está en que territorios o países
o Estados, que las Autoridades Máximas, no estaban de acuerdo con esta
solución, incluso siendo aliados del Estado que organizó esta masacre, no la
pusieron en marcha…).
Llevamos en Europa, al menos dos
siglos, creándose ideologías y filosofías y sistemas teóricos sociopolíticos,
en los cuales, se pueden denominar de agnosticismos o ateísmos. Por lo cual,
estamos quitando a Dios, de la realidad humana y social. Con lo cual, en la
práctica, queda en la sociedad, solo el poder de la sociedad, el económico y el
político y el cultural. Si, ocupan las máximas instancias del poder, que
controlan todos los poderes intermedios, si son entidades políticas ateas o
agnósticas, y, no tienen en la balanza del poder, ningún otro poder, que haga
de presión o de contrapeso, para algunas medidas. Si un Poder Máximo es ateo, y
acaba siendo un sistema de poder no democrático, y, acaba controlando todos los
poderes de la sociedad, de una manera o de otra. Y, no existe un Poder Moral y
Religioso, que haga de contrafuerza o contrapeso. El Poder Máximo de la
Sociedad y del Estado, si no es democrático, puede hacer lo que quiera.
Además en el problema del mal
como genocidio, se fragmenta el mal, cada parte hace un tipo de mal, por lo
cual, es como si nadie se sintiese responsable del mal: unos fichan los
nombres, otros, los detienen, otros los transportan, otros…
Esta es la raíz, de que las
ideologías ateas, que no quita, que existan dentro de ellas, personas de buena
voluntad, que actúan por el bien común/general o al menos así lo crean. Pero
esta es la explicación, que los grandes genocidios, en general, se han
producido en sociedades no democráticos, ni semidemocráticas, y, en sociedades,
que los poderes religiosos de las religiones, estaban tan mermados, que no
tenían apenas influencia real, en los mismos poderes máximos. Por tanto, la
concepción y existencia de Dios, de un Dios racional y moral y una religión
moral y racional y prudente, es todavía, una necesidad y una garantía para que
los hombres no se exterminen a sí mismos… la prueba histórica es evidente –sin
negar, que en Nombre de Dios, se han hecho muchas barbaridades…-.
Se equivoca, bajo mi modesto
entender, Arendt,
al juzgar al personaje del famoso juicio de Jerusalén, como un simple
burócrata. Alguien que estuvo en la Conferencia de Wansee, y, hasta
dónde sabemos siendo un elemento esencial, no es un simple burócrata –bien
harían los historiadores estudiar su biografía de la infancia y familiar…-.
En el Yad Vashem, si mis datos
son ciertos, existen en el Jardín de los Gentiles Buenos o Justos,
no judíos que ayudaron a judíos en la medida que pudieron, algunos homenajes a
algunas personas que regentaron campos de concentración. Hasta dónde sé,
personas, que terminaron rigiendo o gobernando un campo de concentración, pero
en la medida que pudieron, intentaron hacerles la vida lo mejor posible, a los
que estaban en esa situación, incluso de alguna manera, poniendo su vida en
peligro –si estos datos son ciertos, esto merecería, un estudio más
especializado por parte de historiadores, una novela y una película…-.
¿Por qué una parte, al menos,
digamos el treinta por ciento de personas, que desde todos los ámbitos
participaron en esta cuestión, en distintas áreas de responsabilidad, no fueron
capaces, digo, solo un tercio de todos esos niveles, de ralentizar las
consecuencias negativas de este fenómeno…? ¿En el caso del autor que juzga Arendt,
porqué no retrasó un poco los trenes, porqué no ralentizó los transportes,
porqué no redujo el número de personas por vagón, porqué…? ¿Acaso no era la
Autoridad Máxima en el Transporte de Judíos…?
http://articulosperiodisticosjmm.blogspot.com.es © jmm caminero (06-17 agosto 2022 cr).
Fin artículo
3.149º: “La banalidad del mal y Arendt, II”.
E.
17 agosto