Artículo Periodístico 4.217º: “¿Cómo quitarse el rencor del alma?”.
¿Del
alma y del cuerpo y de la carne y del recuerdo y del alma, cómo quitarse el
rencor, la inquina, el odio de lo más profundo del ser…?
Los
articulistas de opinión, les ha dado y dejado la sociedad que hablen de
cualquier tema, siempre dentro de los límites del sistema jurídico y de la
moral tradicional o social mínima y de los derechos humanos. Este es su papel,
y, por eso, digamos que la sociedad los tolere. Tienen la obligación de tratar,
unos de unas cuestiones y otros de otras, de cientos de temas y preguntas y
datos y argumentos que pueden estar o ser novedosos o no ser actuales, o ser
intemporales. Porque qué más importante es la tortilla de patatas, es decir,
comer todos los días, la economía, y, eso sucede en cientos de cuestiones,
afectan a cientos o miles de personas, y, quizás, no encuentren, en ningún
lugar algo que hable de ello. Esa es una de las funciones del articulismo de
opinión.
Este
es un tema, según el título, enormemente complejo, que pocos columnistas se
atreven a tocarlo, a lo sumo, dentro de otras temáticas, insertan una frase
como si fuese una aceituna en una ensalada. Pero esta es una cuestión que hay
que hacerse, ¿si a nivel individual, colectivo, social, parte de la sociedad,
está o siente o dispone de inquina y rencor y odio y maledicencia y, todos los
tonos y matices y dimensiones de esta realidad psicomoral y psicosocial contra
sí mismo, contra otras personas concretas, contra otros grupos sociales, otros
grupos ideológicos, etc.?
Interrelacionada
con la cuestión anterior estaría la siguiente pregunta: ¿En muchos individuos
no se pueden entender sus actos y actuaciones y palabras contra si mismos o
contra otras personas, si no fuese por ese odio e inquina y rencor que tienen y
disponen sobre sí mismos, sobre otras
personas, otros colectivos, otros grupos, otros estratos sociales, otras
ideologías…?
También
es más, ¿quizás, nuestra sociedad, poco a poco, sin darnos cuenta, se están
polarizando/radicalizando/escorando grupos, partes de dicha sociedad cada vez
más amplios y más amplias contra otros grupos ideológicos o sociales o
culturales o metafísicos o económicos o…?, ¿y, se está cayendo en este tipo de
actuación psicológica y psicomoral sin darnos cuenta…?
Interrelacionado
con esto, estaría otra cuestión: ¿cómo cada individuo, cada grupo social, cada
sector ideológico tiene o tendría que buscar herramientas para irse curando de
ese dolor tan profundo, de esa herida, de ese trauma que le ha llevado a esa
inquina, rencor, temor, angustia, pena, maledicencia, etc.?
Cómo
verán, no estamos tratando, en este artículo tan difícil de abordar, no estamos
tratando si un individuo dentro de un grupo social o entidad social, lleva
razón o no, si se le ha hecho más injusticia o más iniquidad que a otro, si se
le ha causado más dolor o herida o trauma profundo que a otro o que otros, si
la sociedad y la historia no le ha compensado, ni le ha curado esa herida… sino
estoy indicando y tratando, el rencor y el odio y la inquina que pueden sufrir
unos individuos consigo mismos, que después se proyecta en otros o contra
otros, o sentir contra otros, o grupos o colectivos de unos individuos contra
otros…
Estamos
tratando, primero, si esto es realidad, preguntamos, y, si es realidad, creo
que nadie lo negará, si está aumentando esa inquina y ese odio y ese rencor,
quizás larvado en una persona, quizás se haya transmitido de una generación en
otra, a través de una familia o varias familias, o, quizás un odio de un grupo
contra otro, de un sector social contra otro, o de un grupo cultural o
ideológico o metafísico contra otro…
La
pregunta sigue en pie, ¿cómo podemos ir curando ese rencor o ese odio o esa
maledicencia o esos traumas o esas heridas profundas, de existir o si existen,
como curarlas, atenuarlas, reducirlas, ralentizarlas, disminuirlas,
suavizarlas, sobrellevarlas, atemperarlas…?
¿Cómo
hacer todo lo anterior, y, no como parece ahora, en algunos individuos y en
algunas entidades sociales, que parece que lo que están intentando es que
crezcan, es que se vayan anquilosando y horadando aún más las heridas, y, el
pus se vaya transmitiendo más, vaya aumentando…?, ¿y, esto como hemos indicado
y preguntado, sea en individuos, sea en colectivos, sean en entidades sociales
de diverso tipo, sea en partes de la sociedad, etc.?
En
ochocientas palabras, como dura un artículo de opinión y literario, no puedo
expresar más. Solo le dejo a usted, estas preguntas y otras, para que
reflexione, y, para que busque maneras y formas de irse curando sus heridas, de
ir disminuyendo sus odios, inquinas, rencores, maledicencias, temores,
terrores, heridas profundas, traumas y todo ese complejo negativo que los
humanos sufrimos. Unos serán por unos temas, otros serán por otros, en unos
tiempos o en otros…
¡Solo
les puedo indicar, quieran a sus hijos y sus nietos, quiéranlos que no hereden
los traumas y heridas e inquinas y rencores e iniquidades que pudieron sufrir
ustedes o sus abuelos o sus bisabuelos, curémonos de las heridas…!
¡Dicen,
que Pío Baroja, al ver, una columna
de militares en el año 1936, dijo: “el odio durará cien años”! ¡Bien haríamos
en curar y curarnos todos y en todo, todos en todos…! ¡Paz y bien…!
http://www.facebook.com/cuadernossoliloquiosjmm © jmm caminero (04-18 mayo 2024 cr).
Fin artículo 4.217º:
“¿Cómo quitarse el rencor del alma?”.
E.
18 mayo