Artículo Periodístico 4.180º: “Gastrocultura y gastrosofía: Solomillo al queso de Tresviso”.
Como en otros lugares se unen dos
realidades alimentarias que existan en la zona, en este caso la carne de buey,
y un producto derivado de dicho animal: la leche en forma de queso.
Se
suele utilizar un buen solomillo de buey que irá adornado y cubierto de queso
de Tresviso, en forma de salsa –queso, nata, vino blanco, aceite de oliva,
pimienta, sal-. Un plato de Cantabria.
Durante
siglos, milenios se ha discutido cual es el punto correcto de la virtud, desde
los viejos maestros griegos se hablaba del término medio, otros del punto de
equilibrio entre dos extremos. En la realidad, siempre son varios extremos, el
punto de verdad y equidad y bondad, entre varios puntos de vista.
Expreso
lo anterior, porque la comida, tenemos que no caer en la gula, pero tampoco en
no valorar los alimentos, no solo para alimentarse, sino como una realidad de
gozo y de disfrute, siempre que sea moral y honesto y correcto, en todas sus
formas y contenidos. Si una comida equis, como este plato típico, alegra la
tarde a un corazón humano o a dos corazones humanos, no solo nos hemos
alimentado para la energía fisiológica del cuerpo, sino para la energía
psicológica. Necesitamos encontrar paz en el mundo. La comida puede ser un
pequeño instrumento que ayude a esto. Necesitamos degustar platos en paz. No
llevar las tristezas de la vida a la mesa del comedor, dónde solo o en soledad
o con varios, se viva un ambiente sosegado y tranquilo y en armonía…
De
todas formas, no sabremos la realidad de las personas y de los actos de las
personas y de las intenciones de las personas y de los pensamientos de las
personas, de nosotros mismos y de los demás, no sabremos de verdad lo que
somos, solo lo conoceremos si existe Tribunal o Juicio Particular después de
fallecer, porque solo en ese Lugar y Momento seremos capaces de vernos lo que
hemos sido y deseado y pensado, y, los demás también. Pero si no existe esta
Realidad Metafísica, nunca sabremos exactamente lo que somos y hemos sido y lo
que otros son y han sido. Ni las consecuencias de nuestros actos, pensamientos,
deseos, palabras...
¿Por
qué digo esto, porque creo que es o sería el lugar, en dónde nos daríamos
cuenta, de la ayuda de las pequeñas cosas, para vivir y vivir con dignidad y
honestidad…? ¿Es, dónde nos podremos dar cuenta y ser conscientes, de que la
comida ha podido ser un elemento para que usted o yo o su vecino, haya sido un
acto moral, o haya sido un acto inmoral…, ha sido un acto de bien y verdad y veracidad,
o un acto de mal o de no-verdad y no-veracidad…?
Pensar
y repensar la comida, no solo degustarla, debe ser y supongo será un objetivo
de este siglo. No caer en los errores culinarios o psicológicos morales
degustativos que se pueden cometer, no degustar demasiada comida, ni demasiado
poca. Sabemos que existe lo que se denominan “trastornos de la alimentación”,
de diversos tipos, diversas causas o etiologías, con diversidad de
consecuencias o pronósticos. La filosofía puede contribuir a que los humanos
degusten y entiendan y conceptualicen mejor la comida, el acto de comer, de qué
se debe comer y cómo y cuánto.
Ayudar
a una concepción más justa y equitativa y racional de la comida, incluidas las
dietas, incluida la estética en relación a la forma y figura y a la comida. Es
una necesidad humana. Existen decenas de miles de personas, por no decir
cientos de miles, que quedan atrapadas en las redes del consumo inadecuado de
comida –al menos por un tiempo-, sea por beber en exceso bebidas alcohólicas,
sean por degustar alimentos en demasiada cantidad, sea por comer con poca
cantidad, sea por exageraciones de dietas, sea por no tener un equilibrio
adecuado de los ingredientes y de las comidas, siempre que sea posible.
Creemos
que la filosofía puede aportar algo, a todo ese combinado de saberes y
prácticas que se están desarrollando alrededor de los fogones. Cierto es que en
mi caso, me gusta la comida popular y típica y que se ha ido desarrollando a lo
largo de generaciones y siglos, y, se ha ido perfeccionando y se ha ido
modificando también… Cierto que al ser occidental y europeo y español la comida
que más me agrada es la de esta zona cultural y geográfica e histórica y
religiosa de este trozo de mundo. Es lógico que otras personas y colectivos les
gusten otras.
Pero
hoy que el mundo es globalizado, pienso que en la gastronomía será uno de los
elementos que más fácil será el puente cultural entre individuos, colectivos,
grupos, sociedades, culturas, religiones. Pienso que a nadie o a casi nadie, le
importa degustar un plato de arroz sea oriental o sea del Pacífico, si tiene
ocasión, con otras formas de hacer y de cocción o de preparación o de
ingredientes o de presentación… La comida es una forma de tolerancia.
Quizás,
en otros terrenos los individuos y los colectivos se presentan de forma más
rancias y reacias y más controvertidas. Por ejemplo, el vestido. Pero en
general, sabemos que existen restricciones culturales a determinados alimentos,
en casi todas las culturas y sociedades, pero en cuanto a Occidente, quizás por
influencia cristiana, es muy amplio el abanico, porque es una religión
positiva, que apenas prohíbe ningún alimento que sea sano, las costumbres
sociales, ya son otra cosa…
Degustar
un solomillo al queso de Tresviso, puede y debe ser una alegría en la vida. Un
motivo de sonrisa y de sonreír en la vida. No es poca cosa que un
alimento-comida-plato te haga sonreír y alegrar el corazón… ¡No es poco!
http://articulosperiodisticosjmm.blogspot.com.es © jmm caminero (21 marzo-28 abril 24 cr).
Fin artículo 4.180º:
“Gastrocultura y gastrosofía:
Solomillo al queso de Tresviso”.
E.
28 abril