Artículo Periodístico 3.124º: “Las salas de reunión”.
No
somos conscientes del valor y la importancia que tienen todos esos espacios que
pueden ser encuadrados en salas de reunión, salas de espera, pasillos de
espera, sala de convenciones, salones de acontecimientos públicos…
César González Ruano, con su interés, debido a muchos
factores, a narrar realidades pequeñas o convencionales o rutinarias, algo
semejante al estilo de Julio Camba, en la temática, redactó un
artículo que publicó en El ABC, el 23 de enero de 1960,
titulado “Hall” de Hotel, dónde se plantea, medita, reflexiona, especula
sobre estos espacios…
Se considera, con dos estilos
diversos y diferentes, a Ruano y a Camba, los dos grandes articulistas literarios
de este país, anteriores a Alcántara, Vicent y a Umbral, que rozaron
multitud de temas de la vida diaria y rutinaria, cada uno en su estilo, cada
uno según sus circunstancias…
Sobre las procedencias y
herencias y ancestros culturales, cada uno, selecciona en su imaginario mental
consciente e inconsciente los que crea convenientes, por causa o por azar. Pero
en el terreno del columnismo, todos, todos han leído, en unas etapas o en
otras, multitud de columnas y de articulistas diversos, de distintos estilos y
distintas tendencias. Por lo cual, puede que uno tenga más herencias de unos o
de otros, pero, a unos los mencionan, otros los tapan/esconden/camuflan, por
muchas razones, o, no se acuerda de esa herencia heredada, o, no quiere
acordarse, o, ha tenido problemas personales culturales, o, no está bien
indicar que se ha bebido de esa fuente o de esa ideología, o, no quiere que se
le conozca y reconozca en esos precursores…
Por ejemplo, pongamos el caso del
gran maestro Umbral,
no solo ha recibido herencia de Ruano y de la poesía del veintisiete, y de toda
la poesía, sino de todos los articulistas anteriores a él –porque el mismo lo
dice muchas veces, leía, todas las columnas que le caían en las manos en forma
de paloma de papel…-. Pues, pues esto que singularmente y con mérito lo expresa
Umbral, pienso que a todos/as les sucede lo mismo, hasta los últimos días de su
existencia…
Valoramos determinados tipos de
edificios y edificación y construcción y arquitectura, y, otras no. Pero los
espacios arquitectónicos, con distintos nombres y funciones y finalidades a los
que nos referimos, están en la historia y conciencia personal de todo y de
todos. Esta es la cuestión. El holl de hotel –cómo habría que escribirlo,
castellanizándolo: “joll o jol”-, los salones de bodas, las salas de
conferencias, las salas de esperas de abogados o del sistema de salud, el salón
de los pasos perdidos del Congreso…
Realidades esenciales, de toda
persona, han sucedido en esas realidades-entes-espacios, que denominamos salas
y salones y jol. Si miramos hacia atrás. Podríamos indicar, que en cierto modo,
se confunden las realidades, los pasillos que nos llevan a algún lugar, pasamos
por esos caminos entre paredes, que nos arrastran hacia una dirección, o, esas
salas o jol que son de espera, esperando algo, que también nos arrastran hacia
una posibilidad; y, los salones, con distintos fines, festivos o sociales o
culturales, en los que ocurren acontecimientos –el último discurso para salvar
la patria, la celebración de la boda de tu hijo, la espera para el sepelio de
tu progenitor/a…-.
Algunos podrían indicar que las
calles con sus aceras son pasillos que nos trasladan, o permiten movernos de un
lugar a otro, de un edificio a otro de una ciudad. Y, ya extendiéndonos un
camino o vía o carretera o autovía o autopista es un pasillo alargado que nos
lleva de una ciudad a otra, de una aldea a una megalópolis, de un espacio a
otro espacio…
Somos espacio y somos tiempo,
somos o estamos en un espacio-tiempo, que no sé, exactamente lo que quiere
decir, señor Einstein
–y, la verdad que me he esforzado en comprender algo ese concepto, lo cual me
lleva a darme cuenta, que hay que ser humilde y modesto, si esto, no he sido
capaz de entenderlo o comprenderlo, con más razón, aunque no sea consciente, no
entenderé, cientos de cuestiones que toco en los artículos de antropología,
psicología, historia, cultura, religión, sociología, economía, etc.-. Porque
los articulistas tenemos la facilidad de hablar y escribir de casi todo. Pero
el lector/a debe saber, que no sabemos de todo. Que él o ella, debe aplicar la
cosechadora de la crítica… para perfeccionar cada columna.
No puedo indicar, usted debe
saberlo, que tengo que redactar esta cosecha de hormigas de palabras, para
recibir mi salario, sea en forma de merienda, como diría Unamuno, sea por la cena de Ortega,
sea para la comida/bebida del hermano de D´Ors, sea para los garbanzos de Azorín,
sea para completar el oficio del escritor, porque aquí, casi nadie, desde hace
siglos vive de los libros de la literatura, pero si completa y complementa las
lentejas los artículos.
Decía, que yo no puedo decir, que
redacto artículos por algunas de las razones anteriores, porque no recibo
ningún dividendo económico, al menos, hasta ahora, ni siquiera premios
periodísticos, que al menos, uno sintiese, que lo que escr4ibe pueda tener
algún valor o refrendo por parte de los otros.
Si redacto artículos, es para
intentar, que algo del gran pensar humano, que algo de la acumulación cultural,
que algo de la observación de trozos de la realidad, que algo de todo eso exponérselo a usted, y, quizás, usted no sea
consciente de ello/ese tema, quizás, usted pueda perfeccionar estas ideas,
conceptos, frases, enunciados, imágenes. Hoy, cuando entre en un jol o salón o
sala de espera, quizás, sea más consciente, del espacio y tiempo que habita o
lo habita… Paz y bien…
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jmm caminero (19-27 julio 2022 cr).
Fin artículo
3.124º: “Las salas de reunión”.
E.
27 julio