Artículo Periodístico 3.098º: “Aceptarse como escritor”.
Resulta
un pequeño o mediano o gran drama que una persona esté toda la vida dedicada a
la escritura, sea en el género que sea, y, nunca se acepte a si misma como
escritor.
Cierto
es, que la persona que escriba, durante todos los días, y, que no obtenga
reconocimiento público y social, de su escritura, está en una tierra
intermedia, entre que se es escritor y no se es. Porque si su producto cultural,
sus miles de textos que produce, no es reconocido por los otros, por la
sociedad, por los estratos sociales de la cultura que se dedican a esa faceta,
ni a nivel provincial o regional o nacional. Se encuentra en una situación
difícil de entender y comprender, no solo para los otros, sino para si mismo…
Diríamos
que el proceso de la producción cultural, aplicable a cualquier faceta, en
síntesis sería algo así: observar, pensar-analizar, redactar textos u obras en
esa materia, publicarlos u ofrecerlos a los demás seres humanos, recibir un
estipendio económico o/y una valoración cultural de calidad.
Lo
mismo aplicable al matemático que realiza ecuaciones o algoritmos nuevos e
innovadores, lo mismo al autor plástico que rellena hojas de papel y lienzos de
colores, lo mismo para el escritor-escribiente-polígrafo que llena páginas
enteras de palabras y frases e ideas y conceptos…
Hoy,
el sistema de comunicación de la información, toda persona, que se dedica, de
forma rutinaria y diaria, a una labor equis de producción cultural, aunque
después, tenga que realizar o al mismo tiempo, otra labor profesional o laboral
con estipendio económico, además de sus deberes de estado, sean familiares,
sociales, etc. Hoy, decíamos, un individuo, que se dedique, pongamos por caso a
la investigación matemática o a la escritura literaria o semiliteraria, puede
cumplir con todos los pasos:
Puede
observar la realidad, puede transformarla de algún modo, con su pensamiento y
análisis, puede después plasmarla en papel, con el lenguaje y la metodología
propia de ese saber o esa disciplina, sea científica o sea filosófica o sea
literaria o sea artística o…, y, puede darla a conocer al público, publicarla,
darla a otros que si quieren puedan beber en esas aguas, o en forma de
autoediciones, en autopublicaciones, o sea en forma de mostrarlos en Internet.
De tal modo, que con el anterior procedimiento, pueden encontrar diez lectores
o analizadores de su trabajo.
El
último nivel/paso/fase es la aceptación o no aceptación de su trabajo, que la comunidad
académica o universitaria, la comunidad cultural especialista o experta en esa
materia o disciplina, la acepte/valore/analice/pondere o no, a nivel social o
entiendan que ese producto cultural, es una realidad cultural que entra dentro
de su especialidad, y que esa persona, que ha construido esa producción, entra
a ser uno más de ellos. O, y, relacionando con lo anterior, obtenga algún
beneficio social o económico o académico, etc.
Solo
estas dos últimas condiciones, que puede ser autotituladas/definidas/descritas solo como una, ésta es la que generalmente no
se cumple… Sea porque el producto no tiene suficiente valor, puede porque el
mundo académico y cultural especializado en ese tipo de producción cultural, a
nivel territorial local o regional o nacional, no admiten ese producto o a ese
autor o autora de ese producto, o sea por mil razones…
Dicen
que en Islandia, una de cada diez personas, ha publicado o autopublicado un
libro. Dicen según Google, que existen actualmente, ciento treinta millones de
libros o títulos diferentes, el Quijote solo sería uno. Dicen que en cada
generación, ahora mismo, puedan existir viviendo en el mundo, en mayor cantidad
o calidad, varios millones de escritores, varios millones de artistas
plásticos, etc.
La
sociedad por su parte, en su riqueza de entidades sociales y culturales,
quizás, debería buscar modos y maneras y formas y metodologías, que la
producción cultural, que sus ciudadanos realicen, sea de mayor calidad o menor,
de mayor innovación o menos, de mayor cantidad o menos según individuos. La
sociedad debe buscar modos y maneras, que esa producción cultural se pueda
conservar y catalogar y archivar, para que quede para futuras generaciones, ya
que puede suceder, que en un futuro a medio plazo de tiempo, construcciones
culturales, que en su momento no se valoraron, puedan verse con otras ópticas.
En el peor de los casos, serían como las ermitas de los pueblos, que no son las
grandes catedrales góticas de esos territorios, pero forman parte de su
identidad local y comarcal. Las personas tienen realidades afectivas y
cognoscitivas, en relación a esos lugares y formas y maneras y tiempos y
espacios…
Aceptarse
como escritor, una persona, que a lo largo de los años ha redactado miles de
textos, en miles de páginas, y, que algo de todo ello, lo ha mostrado en la
plaza de toros, de la cinco de la tarde, sea en autopublicaciones, sea en la
galaxia Internet, haya tenido diez lectores o haya tenido millones. Aceptarse
como escritor, una asignatura enormemente compleja, haya inventado personajes o
haya plasmado algo en poemas, teatro, novela, aforismos, ensayos, artículos
periodísticos. Aceptarse como escritor, una realidad, que puede ser enormemente
compleja. Porque la mayoría, saben y conocen, que con los sistemas de archivo y
documentación actuales, sus páginas y textos están condenadas a la
desaparición, sea en más o menos tiempo. Y, ante, este pequeño drama social y
cultural, todo el mundo se calla y se duerme y se silencia… Paz y bien…
https://museovirtualcuadernosdelamancha.wordpress.com © jmm caminero
(04-06 julio 2022 cr).
Fin artículo
3.098º: “Aceptarse como escritor”.
E.
06 julio