Artículo Periodístico 3.313º: “Tortilla de Betanzos: la perfección de lo no terminado”.
Esta
tortilla me recuerda a esas tendencias del arte de estos dos últimos siglos, que
parece que los cuadros no están terminados, pero que nos parecen perfectos…
Los humanos tenemos, no sé en qué
grado, la capacidad de inventar, imaginar, crear, diseñar realidades nuevas.
Tomamos algo, y, sin darnos cuenta, por errores o adrede, cambiamos algo, y, al
cambiar algo, surge algo nuevo… Me digo a mi mismo, una hipótesis imaginaria,
una mujer tenía mucha prisa, por mil motivos, estaba haciendo una tortilla, o
quizás, tenía muchos huevos y poca patatas, o quizás, el niño empezó a llorar y
temió que le había pasado algo, y, la tortilla que estaba haciendo, la sacó del
fuego/hogar/lumbre/fogón a medio hacer.
Volvió de su menester equis, y se
encontró con la tortilla a medio fraguar, por mil razones posibles, no tuvo
gana de volver a calentarla y hacerla, no tenía tiempo, estaba llorando y muy
disgustada o mil razones… entonces, la echaron en un plato, a medio hacer,
empezó a probarla, ella y su familia. Y, les gustó… Esta mujer, esta receta se
la contó a su madre o a su hija, a su vecina, y se fue extendiendo… Y, se
produjo el milagro de la obra de arte culinaria a medio hacer, como miles de
cuadros que hoy, están en las grandes pinacotecas, y que su valor dinerario, se
valora en siete cifras… Podría poner muchos ejemplos de autores, docenas… centenas
ya… eso es la tortilla de Betanzos una obra de arte de color y calor, de sabor
y de olor, de forma y de gusto a medio hacer que ha llegado a la perfección…
Con patatas, huevos enteros,
yemas de huevo, aceite, sal, fuego… con esos ingredientes se forma y conforma
la escultura de la tortilla. De cientos de variedades de tortilla que los
humanos han inventado o improvisado, esta es una de las que se ha quedado en la
memoria del colectivo gallego y de la Piel de Toro…
A semejanza y analogía de cómo la
tortilla de Betanzos que es diferente a otras tortillas de Celtiberia, y,
cuando uno se acerca a ella, debe saber, a qué producto humano se está
aproximando. Pienso que cuando alguien se acerca a una columna periodística de
opinión, tiene que saber, que esta es una combinación de realidades, por un
lado un hecho o datos, en mayor o menor medida periodístico o de información o
de comunicación o de actualidad, en este caso, la tortilla como tema, y
tortilla de Betanzos como variedad. Por otro lado, que se aborda de forma
literaria y poética, es decir, en parte con datos objetivos, en parte con datos
subjetivos del escribiente, pasados por el horno de lo poético, en mayor o
menor grado.
Si el que se acerca a una columna
periodística de esta variedad, no conoce o no sabe esto, no entra en el juego,
como aquel que no conoce mínimanente las reglas del futbol, no puede entender y
comprender bien la invención del futbol. Ussia indicó una vez, con sumo respeto y homenaje
al maestro, que fue con Mingote a su casa a ver, un partido de la
selección española, y cuándo ya estaba terminando, Mingote preguntó a Ussia,
los que van de rojo son la selección española. Pues algo así, puede suceder, a
muchos que se acercan a este tipo de columna, puede que alguien se fije más en
la receta, otros en las variedades de hechura o de presentación, otros, en
aspectos culturales o antropológicos…
Ya que estamos en esta
explicación, supongo que el lector no lo conocerá, según la especialista Emy Armañanzas,
la columna periodística se puede dividir en las siguientes clases: personal,
humor, política, literaria, sociedad, economía, deportiva, religión, y la
gastronómica… Con lo cual el escribiente/escribidor/escriba/polígrafo en
ochocientas palabras, un folio y algo más o algo menos, tiene que materializar
y cristalizar, ideas sobre un trozo de la realidad, en este caso, la tortilla
de Betanzos, con algunos grados de información, y, con desarrollos literarios y
poéticos, para que el hipotético lector/a sea capaz de pensar y repensar,
meditar y remeditar.
Porque dígame usted, imagine que
esta columna le llega a un anciano de ochenta años de Betanzos, que ha
degustado este plato miles de veces, que es un pequeño erudito y seguidor de
sus tradiciones y se ha informado de todo lo que ha escrito sobre este tema.
Dígame usted, qué puedo indicar yo, modesto escribiente, para que encuentre en
todo este folio DINA-4, una frase que le cruce las neuronas, que le sepa a
nuevo, y que le haga sonreír o pensar un poco. Este es el misterio y la esencia
del artículo, parrafeando y transformando una idea del maestro Umbral…
Para mi la tortilla de Betanzos,
que en el resto de España, se denomina “tortilla no hecha”, es un milagro
diríamos de esa mezcla del encuentro del hombre/mujer con la naturaleza, con la
historia, con la sociedad, con la cultura… Y, ha surgido una variedad de
alimentación. Porque no olvidemos, que se olvida demasiadas veces, no solo
interesa descubrir una cosa, sea un proceso o un instrumento o una idea, sino
que ese concepto se conserve. Porque cuántas cosas se habrán descubierto y
después se han perdido… Betanzos, por poner un ejemplo, ha tenido la
genialidad, no solo de descubrir esta realidad, qué quién sabe dónde se hizo
este milagro, sino sobretodo de ponerle un nombre, y, sobretodo que en ese ente
local, se ha continuado haciendo durante muchas generaciones…
¡Quizás, me digo a mi mismo,
habría mucha producción de gallinas y de huevos en esa zona…! ¡Ya, esta
cuestión la dejo a los académicos de la gastronomía…! ¡De momento saboree esta
tortilla, porque de alguna manera, con el color, el sabor, la forma, el olor y,
un poco de pan y un poco de líquido, el estómago se calienta y recalienta, y la
mente-conciencia-psique humana se sosiega y descansa, y, suponemos que el
alma-espíritu sonríe…!
http://articulosperiodisticosjmm.blogspot.com.es © jmm caminero (29 nov.-07 dic. 2022 cr).
Fin artículo 3.313º:
“Tortilla de Betanzos: la perfección de lo no terminado”.
E. 07 diciembre