Artículo Periodístico 3.344º: “El morir, el morirse”.
Hasta
ahora todo ser viviente, incluidos los humanos fallecen y mueren. Los seres
humanos, además se plantean si existe un Ser Omnipotente y si existe eternidad
para uno mismo.
Dentro del periodismo está
hiperinflado el concepto de actualidad. Y, se confunde tres acepciones de dicha
realidad: lo actual y la actualidad y la novedad. Es fácil, pensar que solo es
actualidad lo que es novedad. Pero mil o miles de realidades son actuales,
porque ocurren hoy, y, por tanto, son realidades de actualidad, aunque no sean
una novedad…
Según la Enciclopedia/bodega de
Internet en España en el 2021
fallecieron 450.744 personas. Según Worldometer, a tiempo real, en estos momentos, este año han fallecido sesenta y seis
millones y pico. Por lo cual es obvio y evidente, que cientos de millones
de familias y de personas sienten y padecen y sufren por la muerte de un ser
querido.
Nosotros, como modestos
articulistas de opinión, ofrecemos un panorama, una especie de café caliente en
una mañana de invierno, o un café con hielo en una tarde de agosto en la
Mancha, intentamos analizar realidades, presentarlas y mostrarlas, ofrecer
algunos datos, algunos argumentos y razones.
Para en primer lugar, sosegar a
las personas, que los humanos columnistas, escribimos frases como si fuesen
pequeñas pastillas, que alivian un poco el corazón humano del sufrimiento y la
pena. Aunque sea un alivio pequeño. Al menos, esa es la concepción, y, una de
las finalidades de mis columnas periodísticas. Incluso lo negativo, le/lo
ofrecemos, un intento de mesura y sosiego, en la medida de lo posible Incluso,
la crítica negativa, es para intentar resolver un problema o una cuestión,
aunque sea en un trozo muy pequeño de la realidad…
Qué podemos expresar, hoy, en
estos momentos, en el mundo, hoy, llevamos cuarenta y cuatro mil fallecidos, en
ese índice o control que arriba hemos indicado, Wordometer. Por supuesto
que son personas de todas las ideologías, filosofías, religiones, edades,
culturas, situaciones y circunstancias. Y, sus familias, también cada una con
sus diferencias.
Quizás, haya que vivir y existir,
cada día, con sosiego y moderación, con realidad práctica, cumpliendo con los
deberes y derechos personales, pero sin olvidar la justa legalidad, la justa
moralidad, la justa metafísica. En estos momentos, suponemos que es más fácil
este paso/tránsito de las personas que creen existe un Ser Superior Eterno, y,
que cada ser humano tiene alma inmortal –sea en el sentido oriental o sea
occidental-. Será este trago o paso o sufrimiento o pena más fácil pasarlo y
atravesar este desierto…
Tenemos que consolar a los seres humanos,
tenemos que indicarles conceptos e ideas y enunciados, que sigan los famosos
trascendentales medievales, acercarnos a la realidad, realidad que tenga
verdad-veracidad-verosimilitud, que arrastre bienes instrumentales y bienes
morales y bondades, y, si es posible, con la belleza.
Por tanto, debemos intentar
acompañar con palabras el corazón herido de una persona, que sufre que ha
fallecido un ser muy querido, en cualquiera de las circunstancias y
situaciones, no es lo mismo, un ser humano de siete años que uno de ochenta y
cinco, no es lo mismo en un accidente de tráfico, que no lo esperas, que en un
ser que arrastra una larga enfermedad; no es lo mismo que un padre fallezca y
deje a la esposa sin trabajo y tres o cinco hijos, esa muerte sin saber el
futuro económico de ellos, que alguien, que fallezca con un capital empresarial
suficiente y sus hijos al frente… No es lo mismo fallecer solo y en soledad y
en solitariedad y con la angustia de la soledad y de la muerte, que rodeado de
veinte familiares directos…
Pero a todos, siento, tengo la
obligación de sosegarles, de dar una esperanza, a todos, a amigos y no-amigos,
a cercano y lejanos, a los de un color de piel y cerebro o del otro. A cercanos
o a lejanos. Decirles, que en el paradigma del cristianismo, Dios existe, y
Dios es Omnipotentemente Misericordioso, y por tanto, Dios llevará a su seno, a
quién desee estar eternamente con Dios, y, desee también, al menos arrepentirse
de sus faltas y errores, los que ha aceptado y los que no es consciente de ellos.
Solo tiene que pedirlo como el buen ladrón, en el Gólgota.
También hay que indicarles, que
si todos sufrimos un Juicio Particular, todos sufriremos, ya sin engaños, el
verdadero conocimiento de nosotros mismos, ya sin automentiras y sin
autoengaños, y, todos conoceremos, la realidad real de las personas que nos
hemos ido rodeando por el mundo. Su verdadero corazón. Quizás, sea para
nosotros, una gran caja de sorpresas. Nos demás cuenta, que nosotros mismos, no
hemos sido tan buenos, que personas que creíamos eran malas y verdugos, eran
personas buenas y eran victimas, que a medias han sabido defenderse del mal y
de los males. Y, que nosotros, de una manera y de otra, las hemos ido llenando
de tristezas, porque por nuestra pereza mental y moral y de voluntad, hemos
llamado al malo bueno y al bueno, aunque no perfecto, malo…
Pero en el cristianismo,
especialmente, el catolicismo, es dogma que la Infinita Misericordia de Dios es
infinita, y, que solo tienes que arrepentirte, aunque sea en el último momento.
Qué más podemos esperar. Qué más podemos desear. Por tanto, esperamos, que toda
persona, al menos, se arrepienta en el último momento, aunque mejor sería, al
menos, la última semana, o el último mes, o el último año o los últimos años o
treinta años antes… Mejor sería cuidar, cuidar siempre la propia alma, porque
no sabes el día, ni la hora, y, en la medida de lo posible, cuidar del alma de
los otros. Paz y bien…
http://twitter.com/jmmcaminero ©
jmm caminero (27 diciembre 2022 cr).
Fin artículo 3.344º:
“El morir, el morirse”.
E. 28 diciembre