Artículo Periodístico 3.311º: “Chorizo con cachelos: una mirada a Galicia”.
Algunas antropologías culturales
indican que comer-alimentarse es propio de todo ser viviente, cocinar es típico
de la especie humana.
Cachelos son patatas, no sé si
tendrá alguna relación con “cacho”, que no solo en Galicia significa trozo
–también en la Mancha, y sigue utilizándose-, no sé, no tengo suficiente
conocimientos filológicos, para mostrar o demostrar que de la palabra cacho,
trozos, aplicado a la patata, se haya originado cachelos. Pero bueno sería,
ahora que existe la intertextualidad, que el lector/a puede intervenir en un
texto escrito/publicado en digital, que indique abajo su opinión.
La antropología cultural, cuando
leía libros y manuales de esta materia –que es diferente a la antropología
filosófica o/y filosofía antropológica, que también he dedicado días y semanas
y…, a este menester-. Decía, que la antropología cultural, al definir cultura,
existían varios cientos de definiciones/descripciones. Pero personalmente la
que a mi me ha gustado más, siempre, aunque es muy amplia y abarcadora, la
“cultura son todas las formas o maneras de pensar, sentir, hablar, desear,
actuar… y, todas las formas o maneras de no-pensar, no-actuar, no-hablar,
no-desear, no….”.
La comida puede entrar en esas
maneras, esenciales y accidentales. Un plato es una manera de hacer una cosa,
una manera o muchas de no hacer una cosa. De todas las posibilidades de
alimentos, de esa mezcla de alimentos, se selecciona una, que siempre tendrá
variedades. Por eso, una simple comida, no solo presenta/representa lo que se
ha seleccionado de alimentos, no solo la manera de
hacerlo/fabricarlo/construirlo/escultorizarlo durante una hora, no solo la
forma de presentarlo o emplatar… -no es lo mismo situar un plato/caldera para
todos, o, hacerlo de forma individual, hay quién dice que el cambio de la
cultura rural a la ciudad o industrial o de servicios, se produjo, cuando en
las casas y familias y hogares, se pasó de comer o degustar o alimentarse todos
alrededor de un plato o cacerola grande, todo el mundo introduciendo la
navaja/cuchara/cuchillo a cada uno tener un plato individual-.
El misterio de la comida es que
con elementos simples, que no son tan simples, porque es el producto de la
evolución histórica humana, un simple chorizo es un progreso de la humanidad,
desde la domesticación del cerdo, aunque pudieron hacerse chorizos, queda la
investigación con carne de jabalí en el antiguo remoto de la historia humana.
Por tanto, este plato formado esencialmente: chorizo, pimentón, sal, patatas o cachelos,
hoja de laurel, agua, fuego…
Al narrar las comidas típicas
como esta, siempre nos olvidamos del pan. Es obvio y evidente, que al menos en
nuestra sociedad o cultura, toda comida, más si es de cuchara o de tenedor o
con la mano –bocadillos, sándwiches-, siempre existen dos elementos que
completan la comida, aunque sea desde el exterior: uno, el pan, de todos los
tipos de harinas, incluido el maíz, y la bebida, que puede ser desde el agua, a
todas las bebidas que se han ido depurando a lo largo de siglos –vino, sidra,
cerveza, y, últimamente, percibes en las mesas de los restaurantes al exterior,
especialmente, en/con niños, pues las bebidas con gas que están en el comercio
mundial-, (claro está que yo cometo una herejía, según los ortodoxos de la culinaria,
que mezclo un poco de vino, un dedo en horizontal con una bebida espiritosa con
gas-.
Se indica que el chorizo es un
producto originario de la Península Ibérica, por otro lado, existe un típico
chorizo gallego, que se indica que es de origen romano. No entro en esta
dialéctica o discusión o polémica o diatriba, que me recuerda mucho al
proverbio griego: “La victoria tiene muchos padres, la derrota es huérfana”.
Esta es la mentalidad a lo largo de siglos, me temo, lo bueno, tiene muchos
padres, y lo no-bueno, ninguno, también en los platos de degustación… Pero si
debo indicar, que debemos abrir las miradas, aunque no tengamos textos
escritos, documentación arqueológica o epigráfica, los humanos no hemos
empezado a comer y hacer cocina y a preparar alimentos, hace unos miles de
años, sino desde el principio, desde hace cientos de miles de años.
Y, por otro lado, no olvidemos,
que Galicia es un extremo occidental de Europa, y España un extremo occidental
de Eurasia. Y, Eurasia es muy ancha y alta, y, por todos estos territorios han
ido pasando muchos pueblos y culturas y sociedades y religiones e ideologías y
modos de ser y de pensar, y, posiblemente, no solo hayan dejado piedras, en
forma de catedrales o dólmenes o castros, sino también, influencias en la
comida. Porque además el comer y el yantar, es una de las realidades más
fáciles de transmitirse, y también de perfeccionarse, de añadirse elementos
–por ejemplo, la patata de América, los cachelos-, más como en el caso de
Galicia un pueblo con mar, un pueblo con una gran cantidad de migrantes desde
el descubrimiento de América…
Indicábamos que la comida es un
acto, no solo de seres vivientes y sentientes/sintientes, de todas las especies
vivas –de ahí el enorme respeto que debemos ofrecer a cualquier ser vivo, que
nos sirve de alimento-, desde la planta al extinto dinosaurio, sino que el
comer es un acto cultural y social y religioso o protoreligioso o postreligioso
–según la mentalidad del alimentado y alimentario-. Pero es un acto también
psicológico. Muchas veces, al acercarme a los platos típicos de una región o de
otra. En esta de Galicia, que varias veces, cada una con varios días, la media
naranja y el que subscribe esto, ha estado y hemos probado, en los menús de los
restaurantes, casi siempre, alguna realidad popular… la comida es también
recuerdo, no hay que ir a Proust, cuántas veces, hemos oído, “es que mi
abuela, como guisa mi abuela, es que mi abuela me prepara…”.
Para los que no hemos tenido
abuelas, porque la vida trae su guadaña antes de que tú/yo, como ser viviente,
nacieses los ojos al esplendor del mundo. No podemos indicar esa frase y ese
enunciado… pero si recuerdo, y aquí, homenajeo a todas las abuelas, aunque no
conociesen a todos sus nietos y nietas. Recuerdo a las abuelas, entre tantas
cosas que faltan en las ciudades, y, lo he indicado en algunos artículos: es
que hubiese placas o esculturas o algún monumento a Semmelweils, el que descubrió que
lavarse las manos, las personas que atienden los partos, ha salvado millones de
vidas. Tú y yo, posiblemente existamos por el descubrimiento de esta
idea/hombre/médico...
Y, segundo monumento o placa o
escultura o recuerdo, en muchas de las plazas de los pueblos y aldeas y
ciudades, un recuerdo a las abuelas y sus comidas, las grandes transmisoras del
saber antiguo, con esa mezcla de sentimiento y de afecto y de conceptos e
ideas…
¡Porque una comida como esta, es
una estrella que se nos aparece cada día…! ¡Una comida bien hecha es una
galaxia de sabores, olores, colores, formas, estructuras de esperanzas en el
ser humano y en la humanidad…!
http://www.facebook.com/cuadernossoliloquiosjmm © jmm caminero (27 nov.-07 dic. 2022 cr).
Fin
artículo 3.311º: “Chorizo con cachelos: una mirada a Galicia”.
E. 07 diciembre