Artículo Periodístico 3.466º: “Los diccionarios y tú”.
Dicen,
que todas las personas, hablan una cantidad de palabras, pongamos diez mil,
entienden otro número, pongamos veinte mil… Ese en cierto modo es nuestro mundo
interior.
Siguiendo
la clasificación clásica, combinada de varios autores, Popper, entre otros, existe el mundo natural o físico, un segundo
mundo, que sería el mundo psicológico o mental o cultural o conceptual,
tercero, el mundo metafísico o religioso o espiritual.
Entre
estos tres mundos nos movemos y conmovemos. Unos lo interpretan de un modo y
otros de otro. Pero para todos utilizamos palabras. Palabras e imágenes. Para
todos emociones-sentimientos-afectos, el mundo irracional, y, conceptos e ideas
e inteligencia y voluntad, el mundo racional. Entre ambos existen otro tercer
mundo, semiracional o semirracional, una tierra en la que se combina los
afectos y las ideas, las emociones y los razonamientos…
Nosotros
los articulistas, creo que no es vanidad-soberbia-vanagloria-presunción,
autotitularme así, ya que escribo columnas y artículos de opinión, en una
decena de periódicos digitales, no de mucha audiencia, pero periódicos al fin y
al cabo. Y, aunque no reciba, ningún estipendio por sueldo o soldada. Pero yo,
debo aceptarme como articulista, dirán algunos, que columnista de opinión no
profesional. Pues, eso, si ustedes quieren esa máscara ponerme, pues bien
puesta está. Nosotros los articulistas, decía, al menos yo, quizás por
vanidad-soberbia, pensaba que había que
intentar en cien artículos, que tuviesen el mismo grado de verdad y bondad y
belleza, como un libro de poemas de cien páginas o una gran novela o un gran
libro de ensayo…
Ese
es el intento que he estado siempre buscando… Pero ahora, nos ha caído un meteorito
encima de las cabezas. Ya, o dentro de ya, o dentro de nada, “los periódicos y redacciones contratarán
un sistema de Inteligencia Artificial”, que hará las veces, de los redactores
clásicos y de los columnistas clásicos, sean de análisis y de opinión.
Dicho de otro modo, si hasta ahora, un gran periódico o agencia de noticias
nacional o internacional, tenía cincuenta redactores y diez columnistas de
opinión, dentro de unos meses/años tendrá diez redactores y tres columnistas.
Porque el resto lo salvarán con la Inteligencia Artificial –incluso les pondrá
nombres, Juan Pérez Valiente o IA548, según les convenga…-.
El
egregio y Nóbel García Márquez, en
un artículo periodístico, que el ha publicado en un libro titulado Notas
de Prensa, titulaba la columna: La vaina de los diccionarios,
publicado el 19 de mayo de 1982. El nos interpreta, comenta, crónica –del verbo
cronicar, si se me permite, el neologismo-, sobre la realidad de las palabras…
Nos pone el ejemplo de la palabra amarillo, que es una forma de definir-describir-conceptualizar-idear-idealizar…
Es
lugar común desde las corrientes de las denominadas filosofías analíticas y del lenguaje, que ya tienen casi un siglo.
Indicar la enorme importancia de la palabra-término-vocablo, y todas las
diferenciaciones léxicas y ortográficas y gramaticales y sintácticas y
semánticas que los filólogos nos indican –y, que yo, créanme, esto no hay que
decirlo, pero no deseo mentir y engañar a nadie, que yo, muchas veces, no
entiendo, si entras en las diversidad de gramáticas teóricas…-.
Las
palabras son esenciales, se dice, que El Quijote de Cervantes, tiene
veinte mil palabras distintas. Habría que ver hoy, si un libro de quinientas
páginas, un libro de literatura-filosofía, tuviese veinte mil palabras
distintas sería entendido y comprado y valorado por el público medio de la
cultura…
Pero
debo indicar, que no solo entendemos el
mundo y lo expresamos solo con palabras. Sino que también utilizamos imágenes.
Concebimos el mundo con palabras e imágenes. Algunas imágenes después las
pasamos a palabras y en palabras. Pero otras no somos capaces de interpretarlas
y reinterpretarlas y simbolizarlas y significarlas en palabras y con palabras y
con términos y con conceptos. Sino que son
imágenes que nos cuesta trabajo pasarlas a palabras…
¡Enseguida
se rasgarán las corbatas y se raparán la cabeza en sentido de negación de la
anterior afirmación…! ¿Pero es fácil, cuántas intuiciones de los matemáticos,
no son capaces de pasarlas a palabras, sino a números o ecuaciones, y las
buscan durante años, y, teorías físicas, se sienten o intuyen ideas o ejemplos,
léase/véase Einstein, y se pasan
años, para pasarlo a lenguaje físico matemático, o cuántas intuiciones
musicales, que los compositores, tardan meses, en pasarlas a y en sonidos, pero
no son capaces de atravesarlas con palabras, y, así, otros ejemplos y otras
artes y otras realidades…!
¡Usted
mismo, cuántos afectos o sentimientos o percepciones o emociones o deseos no es
capaz de plasmarlo en palabras, o totalmente en palabras…! ¡A, nosotros, los
escritores, nos pasa todos los días esto, la oratoria y erudición y la
retórica, son solo trucos, para pasar ideas e imágenes y conceptos a y en
palabras y frases y oraciones, pero la mayoría de las veces no lo conseguimos…!
Porque
simplemente, no solo utilizamos palabras, sino que el cerebro es palabras, pero
es algo más que palabras. Se tarda mucho en entender y comprender esto. Pero
cuándo se ha entendido y comprendido, se da un salto a la hora de aceptar la
realidad, de buscar la realidad, de interpretar la realidad… Y, la realidad, no
es solo el exterior, sino también el interior…
https://museovirtualcuadernosdelamancha.wordpress.com © jmm caminero
(24 febr-08 marz 23 cr).
Fin artículo 3.466º:
“Los diccionarios y tú”.
E. 08 marzo