Artículo Periodístico 3.492º: “El mundo todo es máscaras”.
Las máscaras como fiesta y
festival y realidad social ya surgieron y se implantaron, al menos en la
Antigua Roma, el día que todo el mundo cambiaba de papeles.
El ser humano, todo ser humano,
individual o colectivo, puede que tenga dos dimensiones, al menos, una
escondida y tapada o semiescondida, y, otra desvelada, abierta, reveladora,
extrovertida. Una interna y otra externa. Hoy, diríamos, una consciente, otra
semiconsciente, otra inconsciente. Una del deseo interior, y, otra de la
representación exterior. Una del mundo personal e íntimo, y, otro de la
representación en la ópera del mundo…
Aquello ya, casi del
tricentenario maestro Kant
(1724-1804) la “insociable sociabilidad humana”, o podríamos indicar la
“sociable insociabilidad humana”, por un lado necesitamos vivir en sociedad o,
mejor, somos sociedad, sin la sociedad, en todos sus entornos y realidades,
empezando por la familia, no podríamos vivir/sobrevivir. Pero al mismo tiempo,
necesitamos aislarnos y alejarnos de la sociedad. De ahí, la enorme necesidad,
de las dos residencias, que siglo tras siglo se incentiva en el hombre: una,
para vivir en medio de la urbe y del orbe, en los negocios y la representación
social, otra, para vivir alejado, en el campo o en una aldea perdida…
Larra
(1809-1837) maestro del articulismo periodístico. Considerado en España el
creador del género de opinión que ahora denominamos literario o personal,
redactó un artículo titulado: El mundo todo es máscaras. Todo el año es
carnaval. Publicado en El Pobrecito Hablador, nº 12, 14 de
marzo de 1833. En el que nos narra la representación social constante, todo el
mundo lleva su imagen por dentro, sea real o no, y su máscara por fuera
–máscara o máscaras…-.
Pertenecemos a la familia de los
primates, se considera, si mi memoria no me falla, que existen cinco especies
de primates: chimpancés, bonobos, orangutanes, gorilas y homos. Y, si mi
memoria no me falla, nuestra familia de primates, es una derivación del grupo de
los simios –no sé las nomenclaturas estrictas biológicas, y no voy a consultar
este concepto…-. Pues en todas las
especies de primates, en todas existen distintos roles sociales, existen,
diríamos estratos sociales, hasta donde conocemos, existen papeles y roles,
existen grados de poder y de dominación. Esta es la realidad, hasta que los
primatólogos no nos expliquen otras concepciones.
Con lo cual los humanos, siempre
están presentando y representando un papel –mejor varios-. Yo, diría muchos
papeles, ahora dicen, roles. Tienes un papel en una familia, que va cambiando,
de hijo puede pasar a padre. Un papel social según distintos factores y
realidades. Un papel económico. Un papel cultural. Un papel religioso. Un
papel… De ahí, derivan la enorme necesidad de la máscara y del carnaval y de la
representación.
La sociedad con razones o sin
ello, se busca/n subterfugios, e instrumentos e invenciones sociales,
festivales o días de descanso. Parece ser que ya se celebraban en la
prehistoria, hace varios miles o lustros de miles de años. En los solsticios,
y, todos los grupos de una región o territorio tenían un lugar donde se
juntaban, posiblemente, intercambiaban afectos y mercancías, y, posiblemente,
casamientos y ritos religiosos y conocimientos y noticias y vida –porque eso es
el vivir y el existir, el ser y el estar, el estar siendo y el siendo estando,
es la condición humana, quizás de todo ser viviente…-.
Eso es lo que hacemos, en el orbe
occidental cristiano, después de siglos y milenios, se consiguió que el domingo
fuese día de fiesta y de Fiesta. No solo por y para fines religiosos y
espirituales, sino también para fines de descanso, ocio, intercambio de
pareceres, hablar, dialogar, conocer a otras personas o familiares, e, incluso,
ahora principios de noviazgos.
La máscara, es la fiesta,
diríamos radical y culmen de ello. Los papeles se cambian porque se tapan las
bocas y los labios y los rostros y el sonido de la voz y de los andares, se
cambian de trajes y de maneras y de formas. Con lo cual y por lo cual, las
personas pueden por unas horas, cambiar el rol, real o imaginario. Por unas
horas, incluso aparentar ser un hombre, cuando se es una mujer, o una mujer
siendo un hombre –al menos, durante siglos, se ha hecho esta realidad…-.
Los seres humanos sufrimos
mímesis e imitaciones y catarsis –realidades psicológicas sociales y morales,
que necesitamos para sobrevivir y vivir, para olvidarnos de la realidad
presente, por unas horas, para imaginarnos otras realidades, para dejar que la
mente más profunda tapada por mil fuerzas, como un volcán se deje salir, un
pequeño río de lava de la autoconciencia olvidada y semitachada y sepultada-,
de mil modos y mil maneras.
Incluso en este suelo patrio tan
lleno de dolor y sufrimiento, se ha dado el caso, que vestido de máscaras,
personas con un odio y rencor de lustros, se han hablado e, incluso se dice,
han pasado a otras casas, que jamás lo habrían hecho de forma normal, pero si
en forma de máscara. Por eso, hace décadas, aquí, fueron prohibidas, por temor
a las represiones, inquinas, odios, venganzas las fiestas vestidos con
máscaras, los días de máscaras, los carnavales...
Los seres humanos en la
normalidad rutinaria, tienen que seguir patrones y moldes, que no le gustaría
tener o estar o ser o hacer, total o parcialmente. Y, como la máquina de un
tren que no se puede salir del carril de hierro.
Las personas cada uno en su
circunstancia, representan el gran papel de teatro, en el teatro del mundo, el
teatro de su pueblo, el teatro de su estrato social, el teatro de su estrato
cultural, el teatro de su estrato religioso, el teatro de su estrato
espiritual, el teatro de… ¡Somos porque estamos, estamos porque somos, somos y
estamos en nuestra máscara…!
http://www.facebook.com/cuadernossoliloquiosjmm © jmm caminero (18-22 marzo 2023 cr).
Fin
artículo 3.492º: “El mundo todo es máscaras”.
E.
22 marzo