Artículo Periodístico 3.495º: “Paseando por Almagro y, III”.
Paseas
por la tarde de siesta por estas calles, en el agosto y julio lunar, cuándo las
flechas y lanzas del sol atraviesan las piedras. Y, cuándo solo la sombra está
en el corazón…
Estar
en el silencio de ese paseo a solas, en las primeras horas de la tarde, cuándo
los pájaros enmudecen, según sea primavera o verano, invierno u otoño. Las
primeras horas tienen su ritmo según los movimientos de la tierra y el sol, ese
baile cósmico que lleva cuatro mil millones de años danzando, una ópera en la
cual no tenemos que pagar precio por entrar, porque estamos dentro, somos parte
de esa enorme actuación, somos divos en ese gran teatro del sistema solar…
Se
viaja por muchos motivos, distraerse o entenderse o conocerse u olvidarse. Cada
ser humano tiene un motivo razón, según la edad y según el momento. Pasas por
un lugar o te llevan a ese lugar o pasas en un movimiento o recoveco. Un lugar
es más que sus piedras y sus aires, en todo lugar, existe comedia y tragedia y
tragicomedia, pero no solo representada en las tablas, sino en los corazones de
los sujetos que nacen o desnacen en ella, que van habitando sus muros y sus
lugares y sus espacios y sus movimientos y sus tronos y sus sillas, lo que fue
y lo que recordamos que fue, lo que pudo ser y lo que recordamos que pudo ser…
Digo
yo, me pregunto, a veces, no sé si por este lugar y lagar, pisarían sus huesos
el gran Unamuno y el gran Ortega, y, de haberlo hecho, si dijeron
y dejaron escritos o palabras o frases o entrevistas. Me digo a mi mismo, si
todos los demás de esas generaciones, anteriores y posteriores, tomaron aire
del planeta en este lugar, me pregunto si Azorín,
Camba, Plà, Lorca, Machado o los Machado, Miguel Hernández y todos los
demás… Me digo yo, si dejarían impresiones, notas, artículos en algún lugar de
Madrid/Barcelona materializado en papel. Me digo a mi mismo y recuerdo a Umbral, que siempre cita, cuándo
estuvo, no recuerdo bien, si en Tomelloso o en Argamasilla de Alba, porque le
concedieron un premio. Y, siempre lo recordaba. Una impresión de aquel joven,
futura o real promesa de la escritura y literatura y del articulismo y de la
metáfora. Porque toda lengua está llena de metáfora y metáforas…
Me
digo a mi, y, les pregunto a las fuerzas vivas de esta entidad local, han
pensado, invitar a las figuras literarias de hoy, a las figuras periodísticas
de hoy, a las figuras artísticas en diversas artes de hoy. Me digo a mi mismo,
si han pensado ponerse en contacto con ellas. Ya que tienen un departamento de
cultura y una oficina de turismo. Y, gentilmente, indicarles que les invitan
con unas entradas al teatro, en los grandes días de ese acontecimiento. Y, así
visiten esta localidad… quizás los
Unamuno o los Ortega o los Umbral o los Picasso de hoy visitarían estas
espaldas de edificios rectangulares blancos, y quizás, alguno de ellos,
rellenaría algunas palabras o páginas con impresiones. Quizás, añadirían
significado a esta entidad de la que somos y formamos parte…
Esta
ciudad, entramada en un tapiz, como los encajes de bolillos, nacidos en el
norte de Europa, instalados aquí, según dicen por los Fugger. Esta ciudad que fue capital de provincia, que tuvo
universidad, que tuvo las grandes órdenes religiosas del momento, que tuvo
dineros y bancas y, por tanto, también teatro, y distintas iglesias y distintas
realidades. Esta ciudad, como todas, que solo recuerda de si misma, quizás, el
uno o el tres por ciento de lo que fue y de lo que soñó, esta ciudad llena de
piedras y de hombre-mujeres y de deseos y de anhelos y de esperanzas y de
temores, como todas. Este pueblo que se levanta cada mañana esperando que hoy
sea mejor que ayer, aunque sea en poco, y que pasado mañana mejor que mañana:
el anhelo eterno de todo ser viviente…
El
verde turquesa de la plaza mayor, que como toda plaza mayor de Castilla ha
tenido multitud de funciones. Toda la vida en esta larga y vieja Castilla y
España se hace en las plazas, como los viejos griegos en los foros y aforos y
pórticos dónde está concentrado mucho de casi todo y algo del todo. Recorres
las calles y los cobertizos formando: Museo del Encaje y la Blonda. Corral de
Comedias. Museo del Teatro. Antigua Universidad. Mercado de Abastos.
Ayuntamiento. Iglesia de San Agustín. Iglesia de San Bartolomé. Iglesia de la
Madre de Dios. Convento de Nuestra Señora del Rosario. Convento de la Asunción
de Calatrava. Ermita de San Juan. Palacios o palacetes… de Valdeparaiso…
Pasear
por las calles es como horadar en un pozo interno, es ir mirando y remirando es
ir hablando y hablándose. Es como ir entrando en la médula de tu ser. Te dicen
palabras, de seres vivos y vivientes que están a tu lado. Te dicen palabras del
pasado en esas representaciones. Te dicen palabras los pasados y los futuros.
Sentado en esa plaza, con los colores de mil personas que recorren, cada uno
con su figura y su nariz, cada uno con su pasado, con sus sonrisas y su
medio-sonrisas, somos y estamos, siempre en un lugar y en un tiempo, al menos
en este mundo…
Narrar
un lugar, que tantos han sentido y deseado y paseado, narrar un lugar de otros
modos y de otras maneras, narrar un espacio para que lo de siempre tenga otras
connotaciones, no es una realidad fácil. Recuerdo ahora un artículo del gran
maestro del columnismo Manuel Alcántara,
que en unas centenas de palabras, lo de siempre nos lo hace nuevo, se refería a
Cuenca. Es la genialidad del maestro expresando ideas y conceptos y palabras y
vocablos y percepciones de siempre que se hacen nuevos. Lo viejo se hace nuevo,
lo nuevo viejo, lo presente pasado, lo pasando presente y lo pasado-presente
anhela ser futuro…
Recorrer
un rincón de la Mancha, viajero, seas de dónde seas, es viajarte a ti mismo en
tu interior –nos podría haber dicho Quijote o el Quijote, que en estas tierras,
ya no sabemos si es ficción o si es realidad, y, ya no sabemos, si nosotros
somos ficción o sueño o somos realidad, o somos ambas cosas-. Paz y pan y bien
viajero seas real o seas viajero en sueños/deseos…
https://museovirtualcuadernosdelamancha.wordpress.com © jmm caminero
(03-29 marzo 2023 cr).
Fin artículo 3.495º:
“Paseando por Almagro y, III.
E.
29 marzo