Artículo Periodístico 3.468º: “¿¡Qué sabemos, qué sabemos!?”.
¿De
verdad, qué sabemos o qué conocemos, no ya solo de la Naturaleza, sino de la
Historia, y, de la historia/Historia que está ocurriendo en estos momentos,
ayer o mañana?
Es obvio y evidente, que tenemos
millones de ítems de informaciones, datos, conceptos, ideas, entrevistas, opiniones
sobre millones de realidades. Pero qué de verdad sabemos. Quizás, en esto, como
en casi todo, si podríamos dividir o crear o clasificar “estratos de
conocimientos y de entendimientos según fragmentos de la sociedad”. Quizás,
unos, las altas elites del conocimiento/información de la realidad presente,
son los que manejan casi todos los hilos del ser y del estar. Quizás, debajo de
ellos, exista “la alta clase del conocimiento y entendimiento de la realidad”,
no saben tanto como los primeros, pero si, diríamos mas que los de los de
abajo, que son o podrían ser “la clase media del conocimiento/entendimiento”.
Y, después, abajo los de “la baja clase o estratos sociales del entendimiento y
del conocimiento…”. Que esta clasificación por clase-estrato de conocimiento-entendimiento-saber
de la realidad, no tienen porqué coincidir con las clases-estratos del bolsillo
económico.
A todos, se nos llama, de vez en
cuando, a la representación popular, sea debido a comicios locales, regionales,
nacionales o europeos… tenemos que optar por decisiones y bifrontalidades o
dilemas o trilemas posibles. ¿Seleccionamos lo más correcto y adecuado, al
momento presente, al más bien posible, al menos mal posible, o, seguimos
nuestra trayectoria anterior, de tendencias ideológicas y políticas y
económicas y de intereses, más la óptica-vertiente-perspectiva-dimensión
emocional y vivencial y según el bolsillo particular? ¿Más lo irracional que lo
racional…?
Nos cuenta García Márquez, cómo su Jefe de Prensa de su Agencia de Noticias,
descubrió, el complot del presunto desembarco en contra de Fidel, en un artículo: Recuerdos de periodistas, publicado
con fecha del 16/12/1981. Debo indicar, que al leer esta columna, me resulta
algo difícil de entender y comprender y me parece extraño. No digo que dicha
información sea falsa, ni siquiera sea errónea. Sé y sabemos que la historia lo
ha mostrado y demostrado miles de veces, que pueden suceder, hechos azarosos,
imprevisibles, impredecibles, incluso, sin importancia, al principio, que después,
sean elementos esenciales, para un desarrollo posterior en una cuestión o
temática de gran importancia.
Pero la
crónica/comentario/interpretación que nos narra García Márquez, puede ser posible, puede ser verosímil, puede ser
verídica, puede ser verdadera. Incluso admitiendo que los humanos cometemos
errores grandiosos y aciertos grandiosos, debo indicar, que me resulta difícil,
aceptar esta interpretación de los hechos. Que un director general de una
Agencia de Noticias, encuentre y descifre los mensajes secretos, que después llevarían a la bahía de Cochinos,
y, que los servicios de inteligencia de la Cuba, del nuevo régimen, no fuesen
los primeros o, quién sabe, de dónde surgió y se filtró esa información –quién
sabe si desde los mismos norteamericanos…-. Me resulta enormemente difícil de
creer. Aunque no niego como posibilidad que fuese así.
Siempre nos enfrentamos y
confrontamos ante el problema de la historia. No puede existir Historiografía,
si no hay datos o documentos, y, si fallan ambos, no se puede hacer Historia
racional y empírica y causal y con sentido común y con prudencia y, con un
mínimo de explicación… (¿Pero cuántos datos se ocultan o se destruyen, por
tanto que historia podemos hacer?).
Y, así, estamos, en medio están
todos los factores de propaganda, y, ahora, todos los medios que llaman de
información y desinformación. Ahora, se dice, hay libertad de expresión y
publicación. Porque los poderes son conscientes, que no hay mejor censura, que
una masa ingente de datos. Con una cantidad inmensa de datos, es imposible, que
alguien sea capaz de entender y comprender la totalidad de un fenómeno, salvo
quienes tienen o tengan que saberlo, o tengan el poder de saberlo, conocerlo,
descifrarlo, entenderlo, comprenderlo y manifestarlo a quién tengan que
hacerlo. (¿Sabemos total e imparcialmente, con veracidad suficiente lo que
sucede…?).
No critico la realidad social, en
ningún aspecto. Pienso, a mi cierta edad, que a semejanza que soporto, al menos
a medias, el calor excesivo de agosto, y, el frío intenso, cada vez menos
intenso de enero. Pues tengo que aceptar los vaivenes del viento de la
comunicación, de la información, del entendimiento y de la comprensión
de/en/con los hombres. Ahora, con la enorme masa de datos, que llaman las redes
de comunicación. Pues ahora, la censura colectiva, producida por la inmensa
cantidad de datos y conocimientos. Ahora se ha completado.
Ahora, sucede que alguien que
tiene una cierta fama en la tele, me permiten, el lenguaje popular “se tira un
pedo de color amarillo”, es comentado y visto por cientos de miles o millones
de personas. Y, alguien que está en su despacho universitario, intentando
descifrar y comprender fenómenos de la Naturaleza o de la Sociedad o de la
Cultura, publica un blog, que apenas nadie lee –quizás, algunos colegas…-.
No echo la culpa y la
responsabilidad a nadie. Como tantos hacen. Porque al final, cuándo se acercan
los periodos electorales. Este fenómeno se hace más complejo. Al final, es
difícil, saber cuales son los hechos y cuales serán las consecuencias para el
futuro –que aquí está la raíz de todo, las consecuencias del y para el
futuro…-, cuales son los datos, cuáles son las interpretaciones correctas, y,
por tanto, cual es la verdad y el entendimiento más verídico y verdadero y
verosímil. Al menos, para quién redacta “estas modestas palabras…”.
http://articulosperiodisticosjmm.blogspot.com.es
© jmm caminero (27 febr-08 marzo 23 cr).
Fin artículo 3.468º:
“¿¡Qué sabemos, qué sabemos!?”.
E.
08 marzo