Artículo Periodístico 3.480º: “Arroz de pulpo gallego”.
En
este recorrido por la gastronomía de esta vieja Península, especialmente, la
rústica o popular o de siglos/generaciones le ha tocado la vez al puchero de
arroz y pulpo galaico-portugués
Me
aconsejan/sugieren/diagnostican que construya con palabras una receta, tomando
una tradicional, la reconvierta y añada algún elemento. Y, les digo, que no
estoy cerrado a esa posibilidad, pero que en el supermercado de Internet, de la
misma receta esencial tienen diez variedades, explicándolas con palabras y con
videos, más otras diez, de los cocineros de autor o autoría. Con lo cual, sin
negar que pueda añadir algunos elementos o alguna variedad a una receta, por
ejemplo, a esta, yo, diría, después de realizado este plato, se cogerían partes
de ellos, y se haría con huevos una
tortilla de arroz de pulpo gallego… -con dos variedades con patatas o sin
ellas-.
Existe
una tradición larga, no solo de los pucheros, que esto es universal, también
existe una cocina del Amazonas de los pueblos que están dentro de ella. Bueno,
sería que los doctorandos hiciesen tesis sobre este aspecto, porque nos pueden
sugerir ideas de la evolución histórica de la cocina, desde la prehistoria,
tomando estos grupos como periodos intermedios, antes que sus tradiciones
culturales, todas se pierdan…
Una
frase es un conjunto o combinado de varias palabras, que son y representan
datos o conceptos o ideas o imágenes y se combinan y recombinan buscando
multitud de significantes y significados, continentes y contenidos. En cierto
modo una frase formada por una o varias
oraciones es un gran edificio mental y cultural. Ahora con la IA, acabará
superando a los escritores biológicos, nos aprovecharemos de ella, nos
escribirán un artículo sobre el arroz con pulpo gallego, y después, un ser
viviente humano lo perfeccionará, o, cambiará algunas palabras, y dirá que es
suyo.
En
la cocina es lo mismo, es un combinado de palabras-ideas-conceptos en forma de
substancias alimentarías, en este caso: pulpo, pimentón picante, pimentón
dulce, vino blanco, tomate frito, aceite de oliva, pimiento rojo, dientes de
ajo, cebolla, arroz, sal. Y, yo, siempre añado, ya como imagen de marca: agua
–desde el exterior o la que se evapora de los alimentos al cocinarlos-, fuego y
aire y tiempo y espacio. Porque sin fuego no se hace esta comida y otras
muchas, y sin aire tampoco, porque el fuego se combina con el oxígeno del aire,
y, el sabor del aire, si es que tiene algún sabor se mezcla con los alimentos.
Acaso, antes de degustar ese plato, recorre el comedor el olor y la fragancia
de la comida, sea la que sea. Espacio porque exige un lugar para cocinarla y un
lugar para consumirla, y, tiempo, por la misma razón.
Te
presentan una escultura alimentaría en un recipiente-cuenco-plato, es una
especie de instalación, con colores y formas y olores y sabores. Es una especie
de realidad que te lleva a recuerdos del pasado, de tu bisabuela, diríamos con Proust, o quién sabe de futuro, puedes
preguntarte, dentro de mil años, seguirán degustando estos platos –cuando ya
los descendientes viajen por la galaxia…-.
Era
necesario que la gastronomía se considere como una de las artes, las artes del
sabor y del gusto, comparables a otras artes, en el siglo veinte se diese el
salto hacia las vanguardias. Y, eso es lo que se ha hecho. La cocina ha
caminado fundamentalmente en dos direcciones, una, la renovación de la comida
popular de generaciones o siglos, por otro lado, la creación y perfección de
nuevos platos, combinando todos los alimentos posibles del planeta, y, según la
creatividad de los autores y autoras…
Hay
quienes piensan que todo plato, sea el que sea, popular o de última creación,
está formado o conformado: por el arte, la ciencia, la técnica. Dicho de otro
modo, todo plato está basado en conocimientos científicos sobre los alimentos y
una serie de cadenas de producción, desde el agricultor al cocinero; por una
serie de técnicas o tecnología de cocción o fabricación o realización; y, es un
arte, porque cada persona puede darle un toque o un matiz o una realidad o
relación diversa o diferente o diferenciada, la creatividad o la originalidad…
Pienso
que la comida popular o tradicional, tiene elementos de esas tres áreas. Es
más, durante generaciones, un cocido o una paella o la tortilla o el pulpo con
arroz se ha ido matizando y perfeccionando y encontrando el equilibrio entre
sabores, cantidades, colores, alimentos, tiempos de cocción o de fabricación,
incluso echar a la sartén primero, un alimento u otro. Es como los bailarines
en un teatro y ópera entran primeros unos y después otros, cada uno expresando
con los movimientos su papel.
Hay
que recordar que una persona que llegue a vivir unos sesenta años, ha existido
bajo este sol, unos veinte mil días. Por lo tanto, se ha puesto delante del
mantel y el tenedor, si no han existido vicisitudes graves, ese número de
veces, al menos. Con lo cual, cuando se le presente arroz con pulpo intente
modesta y mesurada y sosegadamente degustarlo y saborearlo. Porque la comida,
la buena comida popular, es una razón de esperanza en la vida. Una campana de
pequeñas alegrías, que nos pueden endulzar los ojos ese día o esa tarde. Y, si
es posible tenga buenos recuerdos, y, si es posible, no tema malos presagios
del futuro, y, si es posible, deguste el plato con compañía agradable y
mesurada y paciente y moral. Paz y bien.
https://museovirtualcuadernosdelamancha.wordpress.com © jmm caminero
(09-15 marzo 2023 cr).
Fin artículo 3.480º:
“Arroz de pulpo gallego”.
E.
15 marzo