Artículo Periodístico 3.559º: “¿Han vendido el alma…?”.
Te
encuentras con personas, que desde dentro, te dices o te preguntas: ¿han
vendido el alma al mal…? Puede que sea una pregunta muy dura y muy seria y muy
profunda, pero…
Nadie puede juzgar totalmente a
otro ser humano, ni siquiera totalmente a si mismo, pero puede tener indicios y
realidades y palabras y pensamientos y actos y formas de ser en los que al
final, sin quererlo, te vienen desde lo más profundo del ser: “¿Tal persona ha
caído en el mal y la maldad, y, no sabemos si es consciente, y, en qué grado es
consciente, y en qué medida, es libre y voluntariamente, o es debido a mil
circunstancias, obligados por hechos o datos o realidades o circunstancias, o
para no perder el trabajo o, por tentaciones enormes, o por circunstancias, o
por malas compañías, por malos amores, por …?
En la tradición occidental
mayoritaria hasta hace unas décadas, todo el mundo, aunque no lo aceptase,
entendía lo del bien y del mal, lo de la bondad y la maldad, los de las
virtudes y vicios. Y, entendía que existían grados, y existía voluntad de hacer
el mal y debilidad al hacer el mal, pero no deseaba hacer el mal.
Se habla de personas que están
más propensas a hacer el mal, y situaciones que son estructuralmente negativas
y malas, tendentes a llevar a las personas a hacer el mal. Ambientes que
propician o buscan la verdad y el bien y la bondad y la racionalidad y la
prudencia y la virtud, y, ambientes que incentivan lo contrario…
Te encuentras personas, unos
caemos en un error moral grave, y, cada uno, en uno, según gustos y modas y
modos y maneras y formas… Pero durante siglos, se entendía, que por debilidad,
vulnerabilidad, intereses, circunstancias, limitaciones los humanos si caía/mos
en algún tipo de mal. Aceptaba que era un mal, e, intentaba salir de él. No
llamaba al mal bien, al bien mal…
Pero ahora, a muchos males se les
denomina bienes, o se les conceptualiza como propio de la propia personalidad,
propia autonomía, propia identidad… Sin contar que existen personas, que
incentivan el mal, intentan desarrollar que los otros caigan en algún tipo de
mal, de forma directa o indirecta, quizás por intereses económicos, sociales,
culturales, incluso, para llevar a las personas al mal y a la maldad. Incluso,
en un plano de interpretación cristiana escatológica, para que vayan al
infierno, para que renieguen de Dios, para que abdiquen de Dios, para que dejen
de tener esperanza en Dios, dejen de tener deseos de Dios, y, al final, lleguen
voluntariamente al infierno…
Podrán decir ustedes, que todos
estos enunciados son exagerados, y, en pocas ocasiones los habrán visto
escritos, pocas veces hablados en las tabernas y parques y calles del mundo…
Por eso hablamos del mal en dos planos, el mal moral o ético, racional y que se
analiza con la razón humana. Y, un segundo plano del mal, que es la definición
de pecado, es decir, una ofensa a si mismo, a los demás y a algunos de los
demás especialmente y, a Dios.
Te encuentras, quizás obligado
por entidades supranacionales u organizaciones de todo tipo, sean de tipo
ideológico o económico o de cualquier variedad. Y, te encuentras con una
persona que está al frente de esa organización o entidad, y, te indica “estas son
las condiciones…”. Y, van cambiando las
condiciones según sus intereses. Y, las personas, tienen que sobrellevar las
consecuencias. Se ha terminado el sentido común, la equidad, la moralidad
mínima, solo han quedado intereses de un tipo o de otro…
Cada entidad según su
conformación o estructura o contenido: unas te van despojando de algo de la
carne o de la conciencia o de la mente o del alma, léase materialmente, en
distintos ámbitos o cosas o posibilidades… -no deseo cristalizar en ningún tipo
de realidad humana, individual y colectiva, hablo en abstracto, y, usted con su
experiencia, lo materialice, ponga el caso, ponga su experiencia…-.
Y, seguimos con la pregunta del
inicio, quizás por mala formación, quizás por tentaciones hacia el mal, quizás
por debilidades, quizás por caer en uno de los siete errores morales graves,
será por haber caído en prácticas psicológicas y morales negativas, quizás, por
una razón o por otra, o por varias razones, incluidos traumas y heridas muy
profundas de y en la infancia o adolescencia, o quién sabe dónde y cuándo y
porqué… ¿uno tiene que preguntarse, tal persona equis, -te llega desde dentro
del corazón esta pregunta, sin tú quererlo-, esta persona ha perdido o vendido
el alma, o está a punto de hacerlo…?
¿La gran pregunta, estás tú, si
tú o yo, estás a punto de vender tu alma…? ¡Nada como el Buen Dios, nada, ni
nadie como el Buen Dios, ni hoy, ni ayer, ni mañana…! ¡Verdad, Bien, Bondad,
Belleza…!
http://filosliterarte.blogspot.com.es ©
jmm caminero (22 abril-03 mayo 2023 cr).
Fin artículo 3.559º:
“¿Han vendido el alma…?”.
E. 03 mayo