Artículo Periodístico 3.573º: “Cernuda y el espíritu lírico”.
¡Qué
es un poeta sino alguien que es un metapoeta! ¡Alguien que en lo común percibe
lo extraordinario, y, en lo extraordinario lo común! ¡Alguien que mira y no
sabes lo que ve!
Desde hace veinticinco siglos, al
menos, estamos intentando averiguar la esencia del poema. Del verso. En
definitiva, de la palabra que se convierte en imagen y metáfora del interior y
del exterior. Todo es poesía, siendo no-todo-poesía. En todo se puede intentar
analizar y esencializar lo pequeño y lo grande. Los humanos se mueven con la
poesía. Frases cortas y pequeñas, de uno o diez arados-versículos, que se
mezclan y entremezclan. Y, quieren explicarte cosas de la realidad, y, lo
denominamos aforismos prosaicos y ensayísticos y filosóficos. O frases cortas
religiosas y espirituales y, los llamamos revelaciones de la interioridad o
desde la exterioridad. O frases cortas que vienen del corazón humano, con la
autoridad humana, y, los denotamos poemas, versos sueltos. Vivimos y existimos
en los versos. Actualmente son los eslóganes de publicidad y propaganda y
política. Pero siempre la frase corta.
Todo está lleno de palabras,
dicen muchos, todo está lleno de imágenes, dicen otros. Pero la realidad, es
que todo está lleno de frases cortas, con distinta nombre, que a su vez, son
palabras e imágenes. Desde la antigüedad, los humanos tenían que memorizar
ideas y conceptos de miles de temas, y, la frase corta, verso o no, era el
instrumento más fácil. No existía el papel, no existía la imprenta, no existía
la máquina de escribir, no existía el libro de papel, no existía la
informática. La solución es la frase corta, y se crean los primeros poemas
religiosos, los primeros códigos legislativos, los primeros poemas personales,
los primeros tratados filosóficos, los primeros ensayos sobre protociencia…
El poeta, ahora, un poco
olvidado, Luis Cernuda, en este
viaje-periplo mental-conceptual que estamos haciendo por el articulismo de esta
Piel de Toro, publicó una columna titulada: El espíritu lírico, en El
Heraldo de Madrid, el 21 de enero de 1932, en el que intenta
analizar-esencializar-describir el espíritu de la
palabra-frase-idea-imagen-concepto que es o que sea la poesía. No es aquí el lugar de mencionar
teorías de la literatura, teorías de la estética, teorías de la poética, teoría
de la poesía porque diríamos que la poesía como todo lo humano es un espejo,
nos vamos reflejando en ello. Llegamos a una frontera, y nos alejamos un poco
más, en un espacio más amplio, en un tiempo más amplio. La poesía ahora,
también será lo que hagan los sistemas informáticos, y, no solo los humanos de
carne y sangre y neuronas…
Existe un error con la poesía y
con el poeta y poeto y poetiso y poetisa. Que a unos, les ponemos todos los
laureles, y, a los otros, algunos hojas secas y resecas atadas con una cuerda
vieja. A unos, los elevamos al Parnaso del parnasianismo eterno de la poesía
egregia y excelente y notable, y, a otros, pasan sus vidas, con sus versos
regalándolos de un lugar a otro, sin que nadie, les diga, hijo/hija es un buen
poema. A unos, toda su producción es excelente o genial, en otros, no llegan a
tener ni un verso excelso-genial de un poema, de cientos que hayan fabricado en
el arado de su corazón y sus ojos y su conciencia. Como en todo lo cultural,
unos son los llamados y otros, los que van de comparsas, tocando flautas y
tambores, esperando les inviten a la cena de gala de la gran poesía, y, otros,
siempre se quedan fuera, e el patio del colegio esperando entrar…
Pienso que un “regular” poeta
puede crear-ingeniar-imaginar un gran poema, que podría perdurar durante
siglos, si le diésemos cancha, si tuviésemos otra mentalidad, y, un “genial”
poeta, también realiza poemas que podrían haber sido confundidos con terrones
de piedras sin azúcar. Pienso y opino, que la mentalidad deportiva y
competitiva de siglos, se ha instalado en todo. Incluso en el corazón de los
humanos que intentan descifrar misterios y enigmas de la realidad con palabras
e imágenes y conceptos y metáforas y rimas y versos. Este es un gran error en
la poesía, de ahora y de siempre. A unos se les va ascendiendo por las
escaleras y llegan a las cumbres, y, otros, siempre se quedan mirando debajo en
los congresos-jornadas-conferencias de la poesía, esperando que venga el
príncipe azul y les otorgue un beso y los asciendas de valía-categoría-estima…
Estimo que la esencia de la
poesía está en cada poema, sea considerada genial o mediocre. Cada poema es el
intento de un corazón humano de intentar alcanzar la esencia de algo, la verdad
y la bondad y la belleza y la racionalidad. Es intentar en ecuaciones de
palabras insertando algo de lo que somos
y hacemos, algo del corazón alegre con la flauta, algo con el corazón lleno de
sangre con los ojos y la nada y/en/con el todo y la parte.
Hoy, que tantas cosas buenas y
menos buenas existen, quizás la poesía podría ser un pequeño foco de luz para
los humanos. Utilicemos este instrumento para la esperanza. Descifremos el
misterio de la poesía, que es solo la expresión de un ojo que mira a su ojo
interior, y al otro ojo exterior… al ojo de la naturaleza, al ojo de lo humano,
al ojo de las palabras, al ojo de los números, al ojo del cosmos, al ojo de
Dios… ¡Recordemos también a Cernuda, que también tuvo un ojo con el que miró el
mirar…!
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jmm caminero (06-10 mayo 2023 cr).
Fin artículo 3.573º:
“Cernuda y el espíritu lírico”.
E.
10 mayo