Artículo Periodístico 3.579º: “Ante la pequeña esperanza”.
En
el mundo cultural, alguien que lleve décadas, produciendo o criando o creando o
siendo autor de una obra artística y cultural, siempre espera la carta que le
abra una puerta.
Puede ser que usted, no lo
entienda o comprenda o no tenga esa esperanza. Pero supongo que es similar a
alguien que lleve mucho tiempo en el desempleo, y, después de muchos
curriculum, muchos paseos, muchos movimientos del cuerpo y de la mente, muchos
correos electrónicos, muchos dossier, muchas entrevistas, alguien le llama esa
mañana y le diga, “preséntese mañana para una última entrevista”. Y, esa
persona, llama por teléfono enseguida a su pareja y conyugue o hijo o a su
madre, si todavía respira, incluso a algún amigo. Y le dice: “me han llamado
con muchas posibilidades de contratación en un trabajo de mi oficio y
especialidad…”.
Pues algo semejante es en el
mundo cultural, de descubrimiento o investigación o creación, sea en el terreno
de las artes, filosofía, ciencias, tecnologías, teologías, si alguien, después,
de llevar décadas elaborando un trabajo productivo cultural, en el área que
sea. Si alguien, después de llevar años y décadas de envíos y de correos y de
cartas y de mil cosas que la legalidad y la moralidad permiten.
Si a alguien le ofrecen una
pequeña luz de esperanza. Que de esa obra, hagan una crónica o un reportaje en
un periódico nacional. O, que una galería importante le abra a ese autor las
puertas. O, que un departamento universitario, le llame como posibilidad para
trabajar y seguir investigando. O, que una editorial, no de propia publicación,
vaya a estudiar algunos de los manuscritos para poder hacer miles de copias. O,
una sala de concierto esté estudiando que una partitura de esa persona pueda
ser estrenada. O, las cosas semejantes, que los mundos de la cultura abren…
Puede haber sucedido otras veces,
haber tenido esa pequeña esperanza, porque si el trabajo no es de unos años,
sino de décadas, pongamos por caso, cuatro o cinco décadas, de llevar
elaborando una producción cultural, en la medida que se ha podido, pues habrá
habido momentos de todas las clases y realidades y situaciones… Y, casi siempre,
evidentemente, han sido negativos, o silencios que truenan más que la novena
sinfonía del gran Beethoven.
Pero le vuelven a ofrecer otra
nueva posibilidad, quizás ya en su última pendiente de la vida, saben que están
en la recta final, en la tercera edad, puede durar el respirar este aire unos
años o unos lustros, pero no más. Y, entonces, esa pequeña esperanza florece en
el corazón del que lo siente. Espera, que al menos, no ya para vivir de la
cultura y de su especialidad, sino al menos, exista una posibilidad de que esa
producción sea conocida, que exista y que existe. Que no se pierda en los
recuerdos de unos herederos o en otros, y, en varias generaciones se destruya.
Y, ahora en disco según parece ser, un documento solo perdura una decena de años.
Con lo cual, mucha información de hoy, no llegará a dentro de un siglo. Aunque
claro dirán alguno, que puede aportar hoy un ser humano con la revolución de
los sistemas informáticos inteligentes…
Opino y pienso y estimo y creo y
razono, que es normal, que no existan mil Einstein
cada generación, ni mil Dostoievski,
ni mil Leonardos, ni mil Mozart… pero pienso que toda actividad
cultural, es algo así, como las ermitas de los pueblos, que no son comparables
con las grandes catedrales góticas de Europa, pero tienen su lugar.
Pienso y creo y opino y estimo,
que hoy la técnica y tecnología nos permite guardar el producto cultural de
decenas de miles de autores y autoras, siempre que sea en papel o en imágenes o
se pase a informática. Así de ese modo, tanta riqueza cultural, aunque sea de
quinta categoría, se podría mantener para el futuro, en archivos virtuales de
ayuntamientos, de comarcas, de provincias, de regiones… Sería una revolución
cultural… ¡Cuánto apreciaríamos que detrás de una casona manchega de cinco
siglos, se encontrase en un doble techo o pared, quinientas obras de teatro de
autores de quinta fila, del siglo dieciséis y diecisiete…!
¡Pues eso, son miles de autores,
en todos los saberes, que no son sus obras, ni sus personas genialidades, pero
han hecho un producto cultural, algunos durante décadas, tres o cinco o seis
décadas, un producto cultural, de quinta categoría, pero que puede ser
importante, como historia, identidad, de una comarca o de un pueblo o de una
ciudad o de un barrio o de una comarca o de una provincia…!
Hoy, que tanto se habla del
reciclaje de materiales, todos los años, se pierden, miles, decenas de miles de
obras, de distintos géneros y temáticas y tendencias y estilos, en casi todas
las actividades culturales y en todos los saberes… Hoy… ¡Esto sucede hoy, pero
hoy, nadie quiere recordarlo, ni decirlo…!
¡Hoy/ayer, quizás, una persona
con canas en los ojos, hoy, ha recibido una pequeña esperanza, que tantos años
ha esperado, que quizás, realicen un pequeño reportaje sobre su producción o
autoría o creación o creación cultural…! ¡Hoy, quién haya sentido ese afecto y
sentimiento y emoción y noticia y dato, puede entenderlo y puede comprenderlo,
y, si no quizás, este artículo le parezca sin importancia e insulso y sin
relieve y sin merecimiento para ser recordado…! ¡Paz y bien y bondad…!
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jmm caminero (06-17 mayo 2023 cr).
Fin artículo 3.579º:
“Ante la pequeña esperanza”.
E. 17 mayo