Artículo Periodístico 4.234º: “Volando por Alcaraz, I”.
Todo movimiento de los huesos y
los músculos en otro paisaje diferente al habitual es en el fondo un viaje del
interior al exterior, del exterior al interior.
En
todo viaje se unen recuerdos, recuerdos de otros viajes a otros lugares,
recuerdos de viaje al mismo lugar en otro tiempo. Caminamos en el viaje por el
espacio y por el tiempo, por nuestro tiempo interior. Comparamos como éramos
nosotros hace equis tiempo, y cómo somos ahora, cómo era ese lugar hace zeta
tiempo y cómo es ahora, cómo o con quién hicimos el viaje y con quién lo has
fabricado ahora. El viaje es un misterio en sí. Como todo lo que toca el ser
humano. Todo lo hace misterio y enigma. Porque el viaje como todo lo humano es
polifuncional, consiste en muchos fines, cada sujeto tiene los suyos.
Puedes
viajar para olvidar, para descansar, para hacer fotografías, para escribir un
libro, para olvidarte de algo, para sentir o consentir de otro modo. Los
motivos son cientos, cada persona tendrá los suyos, en ese viaje concreto,
aunque dirá a los otros, la razón que crea conveniente, porque existe una causa
del viaje real, y, que puede no decirse, una real y oculta, que se tapa y se
esconde y otra la que se expresa, por lo general, para descansar. Pero
descansar de qué y para qué y de cómo y de cuánto y de cuándo…
Alcaraz, hace ya tiempo que los
viajeros-viajantes llegaron con sus huesos a ese lugar, en aquella estación de
la vida, visitando los lugares posibles de que te enviarán a trabajar en la
enseñanza secundaria, también por y para descanso. Dos o tres veces, han pisado
nuestros huesos este lugar, más se ha pasado los ojos por estos recovecos a
unos cientos de metros. Cada lugar es algo más que un espacio y un tiempo. Es
como ese conjunto de árboles, uno o dos, en los que los primates duermen cada
noche. Algo así son esas ciudades o pueblos o lugares, para unos, donde
nacieron para otros, dónde habitan y son habitados, aquellos dónde viajan
algunas horas o algunos días, y, para otros, dónde sus huesos descansan en
forma de ceniza o en forma de huesos.
En
un viaje se mezclan todos los viajes, en un lugar todos los lugares, en un
pueblo todas las veces que has respirado ese aire. Nosotros los modestos
escritores, vamos desempolvando algunas facetas de los lugares y los tiempos y
las personas y los ladrillos y las aguas y las comidas y los amores y los
desamores –es nuestro destino de escribientes observantes pensantes-. Solo algunos
matices. Porque todo lugar o pueblo o aldea o ciudad es como una enorme
escultura que se mueve constantemente. Un lugar nos regala una mirada distinta,
como una cantata diferente a las otras. Somos esa suma de interior y exterior.
Al
lado de Alcaraz se unen tres ríos,
uno denominado el Escorial, me ha
llamado la atención, la palabra y el término, porque entonces el Escorial es un
accidente geográfico o un nombre de algún vegetal, ya que para todos los que
habitamos en este terruño rectangular o pentagonal ibérico, el Escorial es el
monumento arquitectura, guerrero y religioso de Felipe II. Podría mirar y remirar su significado, pero dejo en ese
misterio de lo conocido y no conocido, y, usted, hipotético lector de este
texto, hipotético viajante a estos lugares. Averígüelo usted. En una tierra
reseca como es la Mancha, y, este es un trozo de la Mancha, estos lugares los
líquidos de agua fluyen por muchos lugares. Es como si dentro de esta tierra,
existiese una isla verde y con agua, un oasis de simientes de líquido
ancestral, como es el H2O.
Los
árboles como puntas de flecha clavándose en el azul del misterio del espacio,
ese intermedio entre la tierra y el resto de la galaxia. Paseando por las
calles que miran al silencio, llegan nuestros ojos y almas a la plaza del
ayuntamiento, con las dos torres que están a punto de besarse, dos torres de
piedra que desean acercarse, que están eternamente condenadas a estar juntas a
unos metros, mirándose todo el tiempo histórico que perdure la memoria de los
hombres de estos lugares. Mirándose las piedras, pero acercándose sus sombras
algunas horas al día…
La
plaza con soportales en algunas de sus paredes o lados, como lo terminado sin
terminar, como una plaza que no está terminada, como símbolo de los hombres,
que nunca están terminados. Cuántas generaciones de hombres y mujeres y niños y
niñas y ancianos y ancianas habrán besado esta plaza, todas las plazas de esta
Celtiberia tan antigua en el tiempo, siempre moviéndose como las placas
tectónicas, siempre pareciendo que no cambia, pero siempre cambiándose…
Todas
las plazas del centro, casi todas con el ayuntamiento en medio, con la iglesia
mayor en medio, se les denomina en estos lares, plazas mayores, que son ecos de
los siglos anteriores. Dónde en las plazas era el lugar de multitud de
acontecimientos posibles, no solo como ahora, que han sido aparcamientos de
vehículos. Pero se van cerrando las calles a estos entes mecánicos de cuatro
ruedas. Existen movimientos históricos, que van aconteciendo, en casi todos los
lugares, primero esas plazas mayores, son sitio mercados y de fiestas, después
de paso de mulas y de vehículos y de estacionamiento, después, se cierran a
ambas realidades, solo a los peatones. Se puede medir la evolución de una
localidad, si la plaza mayor, todavía es lugar de paso de seres mecánicos de
cuatro o dos ruedas, o, ya no lo son, a lo sumo es en su seno de su interior un
parking.
En
estos traslados por la Mancha, que estamos realizando, invitando a los
manchegos, se sientan más o menos manchegos, que viajen a su interior, que si
hacen dos o tres viajes al año, uno sea a algún lugar de su terruño pequeño.
Necesitamos mover y remover la conciencia de lo nuestro. No es lo mejor del
mundo, no es lo peor del mundo. Es una forma de autoquererse y autoentenderse y
autoamarse mejor. Se esté en la edad de la adolescencia, dónde todo son
posibilidades, se esté en la edad adulta, dónde todo son obligaciones, se esté
en la edad tercera en los que los horizontes de la metafísica se están abriendo
o están detrás de la puerta.
http://filosliterarte.blogspot.com.es © jmm caminero (05 abril-02 junio 2024 cr).
Fin artículo 4.234º:
“Volando por Alcaraz, I”.
E.
02 junio