Artículo Periodístico 4.268º: “Biblias históricas y Derechos Humanos”.
Existen
docenas, si no cientos de Biblias, tanto judaicas como
cristianas, que han tenido un valor histórico, estético, religioso, jurídico,
cultural, filológico esencial e importante.
Usted
o yo o su vecino puede que sea ateo o agnóstico o creyente en cualquier
religión, pero la Biblia, sea el Antiguo Testamento o el Nuevo Testamento ha
tenido en usted una enorme importancia, aunque no lo sepa. En el paraguas de
Occidente, se ha desarrollado en cientos de campos, si es en otras metafísicas
o geografías metafísicas o culturales o religiosas, también, porque los
Derechos Humanos que se han extendido, en parte por todo el planeta,
beben mucho de concepciones bíblicas, le guste a usted admitirlo o no…
Hoy,
quisiera mencionar una serie de Biblias, que sobre algunas deseaba construir un
artículo individual, pero que los cambios del tiempo interno y externo, pues
posiblemente no los haga, pero algunas Biblias, que quizás usted nunca haya
oído hablar de ellas, pero que es necesario, al menos, que conozca o le suenen
el nombre. Algunas están encerradas en archivos y bibliotecas bajo diez llaves
combinatorias de números, por su valor y su importancia y sus siglos de
historia, otras se han hecho facsímiles, de otras existen decenas de miles de
copias...
Entre
otras muchas estarían: Biblia de Gutenberg, Biblia de Huesca,
Biblia de los Cruzados, Biblia del Cardenal Maciejowski, Biblia de san Esteban
de Harding, Biblia Románica de Burgos, Biblia de San Luis de la Catedral de
Toledo, Biblia Alfonsino de 1280, Biblia de Ferrara, Biblia del Oso, Biblia
Ilustrada de la Haya del siglo XII, El Códice Sinaítico, Biblia de Ginebra,
Biblia del Rey Jacobo, La Vulgata, Biblia de Borso de Este, Biblia de los
Setenta, etc.
Es
para mi una perplejidad o una paradoja que existan personas, se sea ateo o
agnóstico o creyente en otra religión, que lean decenas o cientos de libros y
no lean la Biblia, o trozos de la Biblia o libros de la Biblia, porque
en esta obra, que es una realidad que se ha tardado siglos en su
materialización y cristalización, hay conceptos e ideas y datos y argumentos
que entran en todos los campos del saber humano: literatura, artes, historia,
geografía, cultura, religión, espiritualidad, costumbres, filosofía, relatos,
poesía, etc. Cualquier temática existe algo de ella, en la Biblia –libro de
libros-. Para mí, reitero que es una paradoja que alguien, pueda haber leído
una docena o cientos o miles de libros y, no haya leído una o varias veces, la
Biblia, sea en forma fragmentaria o sea por libros… Desde luego que leído,
meditado, reflexionado, pensado, analizado temas y temáticas bíblicas.
Sé
que ya estamos en una cultura visual y audiovisual, y que la cultura basada
casi ostensiblemente en la lectura se está terminando. Diríamos que son fases
de la historia, durante milenios, la cultura se transmitía esencialmente de
forma oral, después, de forma oral y escrita, y, así hemos estado desde la
creación de la escritura hasta el momento actual, y, ahora, ya hemos entrado en
una fase o etapa audiovisual. Cierto es que existe el nivel oral y la dimensión
oral, pero también la escrita en menor medida, pero ya, casi toda la población,
se cultiva interiormente en multitud de campos con la información audiovisual.
Guste o no. Esa es la realidad que tenemos…
Es
fácil comprobar el anterior aserto, es cierto que alguien que aprenda un oficio
y una profesión habrá leído y estudiado decenas o cientos de libros, pero
también es cierto y es verdad, que casi toda la población ha visto miles de
películas y de programas de televisión y de cine, pero no ha leído el mismo
número de libros, ni de números de periódicos. Aceptemos la realidad, con todos
los matices que queramos, el planeta hablando culturalmente, ha cambiado la
forma de la transmisión de la cultura, se ha transmutado de forma masiva, es ya
audiovisual. No sé lo que será mañana. Pero hemos entrado en esta tercera fase
de la geocultura como transmisión de conocimientos, datos, ideas, imágenes, percepciones,
argumentos, razones, demostraciones…
No
me gusta citar, pero te encuentras tantas personas que leen unas decenas de
libros o cientos o miles de libros, y, no han leído algunos libros de la
Biblia, o trozos de la Biblia de un lado hacia otro. Nos gusten o no, las
grandes ideas que constituyen la civilización occidental todavía son
concepciones bíblicas o derivadas de la Biblia: por ejemplo, el concepto de
Persona, el concepto de ética y moralidad, el concepto de justicia y equidad,
el concepto de libre y libertad, el concepto de espiritualidad y religión, el
concepto de sociedad, y, miles de conceptos e ideas que están dentro del tapiz
que somos y conformamos el mundo.
Dirá
usted con razón, cualquier idea, la que sea, sea sobre la persona o la libertad
o la sexualidad o lo bueno moral está
formada o conformada por multitud de raíces y fuentes que han terminado en la
concepción actual. Es cierto, existen influencias griegas, romanas, eslavas,
islámicas, fenicias, egipcias antiguas, mesopotámicas, etc. E, ideas que han
pasado por cientos o miles de pensadores y pensadoras en todas las áreas y
ramas. Es cierto. Pero la impronta fundamental es y sigue siendo bíblica,
bíblica del Viejo o del Nuevo Testamento. Esta es la realidad, la crea usted o
no… Esta es la realidad le guste o disguste…
Y,
si un día, la influencia de la Biblia disminuye ostensiblemente, pues ya
estaremos en otra civilización con unos fundamentos metafísicos distintos, y,
por tanto, será otra civilización-cultura, será otra concepción de lo humano,
será otro tipo de humanidad. Es más, la Biblia está en muchos sentidos, se ha
extendido por otras culturas y civilizaciones, por ejemplo, en las concepciones
de Derechos Humanos. Paz y bien.
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Fin artículo 4.268º:
“Biblias históricas y Derechos Humanos”.
E.
16 junio