Artículo Periodístico 4.238º: “Si no leen La Biblia, no me van a leer a mí”.
Si
las grandes obras clásicas, unas quinientas, unos cien autores de filosofía,
literatura y artes no son leídas y analizadas y estudiadas no van a ser las
mías, ni las suyas...
Muchos
que se dedican o meten los pies en este asunto, se sienten muy ofendidos porque
sus libros o músicas o pinturas o…, que con tanto cariño han hecho y construido
y edificado durante uno o varios años, que tanto trabajo les ha costado
publicarlos, que tanto esfuerzo les ha costado durante tantas miles de horas,
después los ponen a volar, y no hacen recensiones o críticas o crónicas, ni en
medios regionales, ni provinciales, ni nacionales. Los envían a las grandes
firmas del momento, y, no les dan respuesta o solución, ni correo electrónico
de que los han recibido.
A
lo sumo lo presentan, cada uno según su poder, poder cultural y poder de otras
clases en su recinto amurallado de su lugar, y, una crónica en su periódico de
su terruño, que de alguna manera, son conocidos y amigos e influencia desde
hace lustros.
Por
supuesto, que la realidad tiene muchas caras, vértices, dimensiones,
estructuras, ángulos, perspectivas. Estamos narrando-contando lo general. Y,
esos mismos autores, hacen la misma jugada, con un segundo libro o un tercero o
un quinto espaciándose durante dos o tres años por/para/en cada uno. Y, digamos
que los autores, son los mendigos de la cultura, van de editorial en editorial,
sea privada o institucional, van de revista en revista, van de entidad cultural
en entidad cultural, van de puerta en puerta, van de puerta en puerta... Y,
evidentemente, existen muchas respuestas diversas y diferentes. Pero al final,
se percatan que apenas tienen eco y color y vuelo y audiencia, y, que al final, pues la suerte es
azarosa –pongamos un adjetivo suave y suavizado-.
Pero
no se deben sentir ofendidos, ni se deben sentir derrotados, no sabemos por
dónde viene el viento del espíritu cultural de Hegel, ni sabemos qué obras del presente para el futuro serán las
clásicas o las maestras. Pero deben plantearse si ellos, sean ateos o no, sean
agnósticos o no, han leído el clásico como La Biblia, si han leído los cien
grandes autores de Occidente, en filosofía y literatura y artes, si lo han hecho
con el resto del mundo, que cada vez tiene y tendrá con más razón su presencia,
si han leído la veintena de grandes obras o textos religiosos revelados o
inspirados o, -según sus tradiciones religiosas-, en parte, porque del Tripitaka,
Los
Vedas, El Corán, El Libro de los Muertos de los Egipcios antiguos…
-aunque no se puede leer todo, de las grandes religiones positivas, porque de
algunos son decenas de tomos…-.
En
definitiva, si han leído y pensado y racionalizado y releído, las quinientas
grandes obras, que son los carruseles y las montañas y las torres más altas del
espíritu humano en todos los saberes, no solo literarios… -Evidentemente, en la
medida que cada uno pueda entender y comprender-. Y, no solo leído, sino
releído, con comentarios de grandes especialistas en esos libros, que le
otorguen nuevas visiones. Porque un libro clásico, es una obra que es como un
conjunto de espejos que nos permiten ver y vernos de mil modos. Cuánto nos
enseña el Quijote, El Ulises de Joyce y de Homero, la
Fenomenología del Espíritu, la Summa de Tomás de Aquino, La Divina Comedia de Dante, cuánto nos muestra de nosotros
mismos, cuánto el Antiguo Testamento…
Por
tanto, no se ofenda usted tanto, porque su libro apenas ha tenido color y
apenas ha volado por las nubes de la cultura, que sus diez libros le sucede lo
mismo, que los otros diez que están durmiendo en los cajones, después de
décadas de trabajo no sabe lo que van a suceder de ellos. Que según Google, en el mundo se han escrito al
menos ciento treinta millones de libros-títulos, La Celestina sería uno,
uno de ellos, de todas las ediciones que se han construido a lo largo de los
siglos…
No
se ofenda usted, porque apenas nadie le hace caso. Es cierto, que cada uno, con
su capacidad de marketing e inteligencia social, los resultados son y sean y
serán diferentes y diversos. Pero si usted no ha leído y
meditado y pensado los grandes clásicos, no exija a los demás que lean su
librito.
También
hay que decir, que no sabemos cuales serán las obras y autores de hoy, que
serán clásicos dentro de cien años, quizás sea usted, y, usted sea un nuevo Pessoa olvidado, una nueva Dickinson olvidada, un nuevo Kafka olvidado… Quién sabe si es usted
uno o una de esas personas. Quién sabe si los vientos de la cultura van
cambiando. Tampoco sabemos como influirá la IA en este asunto de la creación y
la autoría cultural.
Cierto
es que el mundo ha llegado a una estadio de desarrollo, que debería buscar las
formas, que cualquier producción cultural, al menos en imagen y en texto
permaneciese para el futuro. Hoy, Sistemas
Virtuales de Archivo podrían albergan billones de obras de creación
cultural en todos los géneros y saberes para generaciones futuras…
Por
tanto, no me ofendo, que usted no haya leído ni siquiera cien páginas de la
obra, Cuadernos de la Mancha, porque quizás usted no ha leído y
meditado y reflexionado y analizado las quinientas grandes obras, entre todos
los saberes, de siglos y milenios de herencia. No me ofendo por ello. Pero si,
si siento que es una grave injusticia e iniquidad y miseria cultural, que esta
obra, como decenas de miles de otras, se perderán, y, dentro de un siglo, solo
quedará un tanto por ciento pequeño de ellas y de todas ellas. El resto también
les sucederá esto y esta que hemos citado se perderán en el silencio de lo que
ha sido pero ya no existe, y, ya nadie sabe que existieron, como las especies
biológicas que cada día, dicen se extinguen algunas. Paz y bien.
http://www.facebook.com/cuadernossoliloquiosjmm © jmm caminero (15 mayo-02 junio 2024 cr).
Fin artículo 4.238º:
“Si no leen La Biblia, no me van a
leer a mí”.
E.
02 junio