Artículo Periodístico 4.241º: “Sobre la crítica literaria y León Bloy”.
Me he encontrado de bruces, con
un libro de artículos de León Bloy
(1846-1917) tituladote De un experto en demoliciones, que
hace efectivamente eso, demoler libros y famas.
Que
las publicó originalmente en un instrumento literario denominado Le
Chat Noir, que dependía de un Cabaret con el mismo nombre. Debo
confesar que nunca había oído o leído o sabido, o nunca fui consciente que un
Cabaret tuviese un órgano literario o cultural o algo semejante.
Lo
más que había oído es o era que en el bar-cabaret dónde se juntaron Lenin y sus discípulos para preparar la
Revolución Rusa, y, dónde, parece ser también surgió Tzara y el movimiento DADA, movimiento artístico cultural,
ambos fenómenos cambiaron el siglo veinte. Cosa que me lleva a pensar, que supongo
existirá alguna tesis doctoral en Europa, que haya estudiado, si existen otros
entes de ocio con estas características, que también hiciesen publicaciones,
con distintos fines.
No
estoy en la misma posición que León Bloy,
que es una puesta en escena, muy común durante muchos tiempos, ahora menos,
pero siempre presente en el mundo de la cultura, aunque León Bloy, dispone de otras producciones culturales que son más
sosegadas, parece ser, que en la crítica literaria disponía de muchas uñas y de
muchas palabras aceradas.
Debo
confesar que este modo de ser y de actuar, ha dado muy buenos réditos, pienso
por otro lado, que generalmente, ahora se hace menos, al menos de ideas que
queden en tinta negra durante varias décadas. Ningún crítico hoy, o, la inmensa
mayoría no desean criticar ninguna producción cultural en exceso, por muchas
razones, entre otras, nadie desea desavenencias personales, ni culturales, con
la persona, la editorial o la entidad que organiza ese acto cultural, con los
autores, y, por mil otras razones.
Lo
que se suele hacer es que cuándo alguien va a criticar negativamente un libro,
o no se le encarga, o si se le hace, el mismo autor/a de la crítica negativa
presunta, no la hace, e indica cualquier razón o motivo para no hacerla, porque
evidentemente, también le interesa que le sigan encargando nuevas críticas o
crónicas o artículos, para seguir existiendo en el campo de las dialécticas
culturales. Porque no solo existe el oficio del productor-industrial de ese
género artístico y el autor/a, sino que en medio existen una multitud de entes
y de oficios y de personas diversas. He defendido una deontología de la
cultura, un código deontológico de todos como una necesidad urgente cultural.
Pero
también es cierto, que se puede hacer una crítica, incluso peor, que es en
selecciones culturales del medio, por desconocimiento o adrede-voluntariamente,
se les cierran el paso a determinadas personas. Este tipo de crítica
no-crítica, sino cerrar puertas, puede ser más demoledor para una obra o un
autor-a que la crítica a un producto cultural concreto, sea una exposición, o
sea un libro. Porque este segundo procedimiento, que el silencio es el
protagonista de dicha realidad, el silencio envuelve todo, y, el silencio va
envolviendo no una obra en concreto, sino a un autor, si se hacen la selección
de equis género en zeta territorio, y, se incluyen a cien personas, y no a una
o a tres. Esto es definitivamente más decisivo para el silencio definitivo de
esa persona. Si se hace en dichos círculos varias veces, al final, nadie
conocerá ese trabajo de esa persona, e, incluso la existencia de esa persona en
esa actividad cultural...
He
indicado, quizás por formas de mirar la realidad y la vida y la persona/s no
soy propenso acerbo a una critica cultural o una producción cultural, sea de
quién sea. Un libro pongamos el caso, se tarda al menos un año en producirlo.
Ese libro es el producto de una persona que se ha ido formando y conformando
culturalmente, diez o treinta o cincuenta años. Con lo cual, el esfuerzo mental
que ha hecho es enorme. Si ese libro está escrito con buena voluntad y el
autor/a dispone de buena voluntad, criticarlo acerba y ácida y negativamente,
es quizás, tener poca misericordia y piedad. Es decirle a una persona, que el
trabajo de un año, al menos, el trabajo de treinta no tiene ningún valor.
Un
libro, que es el ejemplo que hemos puesto, se podría poner una composición
musical, una exposición, una obra de teatro, un ensayo, una danza, etc. Está
compuesto por muchas variables y capas y dimensiones y características. Con lo
cual, pongamos que dispone de diez ítems o valores. Puede que la mitad sean
mediocres, puede que tres sean pésimos, pero puede ser que uno o dos tengan
valor. En un libro de trescientas páginas, no existe un fragmento que es fulgurante,
aunque en medio todo sea de nivel cuatro en una escala de cero al diez.
Es
obvio y evidente, que no me gusta todo, ni siquiera todo lo que yo haya hecho y
fabricado y construido. Y, como toda persona estoy dentro de un sistema de
ideas y creencias, y, en un sistema estético y conceptual, por tanto, no me
gusta todo, ni del hoy, ni del pasado. Es obvio. Pero procuro en la vida normal
y oral, realizar pocas críticas o casi ninguna sobre los productos culturales
de los otros –llevo años adoptando el silencio como respuesta en este tema,
antes el silencio que la crítica negativa, pueden verlo en los cuatro mil
artículos que he escrito-. Ni sobre las obras de los otros. Porque una
producción es el efecto de muchos años, de ir sedimentando ideas y experiencias
y vivencias y sueños y esperanzas y temores y dolores y querencias y
esperas....
Por
otro lado, quién sabe si dentro de cien años, si perdurase dicha obra si la
crítica haya o habrá cambiado, y, lo que hoy no tiene ningún valor, dentro de
un siglo era/será algo que se adelantó a su tiempo. Usted puede jurar que no
sucederá eso. Ciertamente, si ese producto cultural no existe, entonces nadie
podrá juzgarlo. De ahí, la enorme necesidad de que existan Lugares Culturales para conservar obras para el futuro. Obras,
obras de esas que en su tiempo no se valoraron, incluso manuscritas. Es una
vuelta de hoja a la cultura.
http://twitter.com/jmmcaminero © jmm caminero (28 mayo-02 junio 2024 cr).
Fin artículo 4.241º:
“Sobre la crítica literaria y
León Bloy”.
E.
02 junio