Artículo 5.148º: “¿Qué hace usted cada día?”.
Toda persona tiene que examinar y
evaluar lo que hace cada día, a qué hora se levanta, a qué hora se acuesta, y,
en medio del bocadillo qué piensa, siente, hace, actúa…
Es
obvio y evidente que no es lo mismo, alguien con diez años, que con treinta o
cincuenta o setenta primaveras u otoños. No es lo mismo una persona que tenga
familia y según qué edad tienen los diversos vástagos, o si tiene familia sin
hijos. No es lo mismo si es soltero o viudo o viuda… No es lo mismo…
Por
la prensa ha corrido y recorrido un artículo o reportaje o crítica o crónica de
cómo ha visto un extranjero que ha estado unos días o semanas en nuestro país o
sociedad, no sé en qué ciudad o comarca o región, pero de alguna manera ha
simplificado tanto las cosas: si percibe que por las mañanas van muchas
personas paseando o caminando por las calles, ha pensado que todo el mundo
sigue esa vida. Ha pensado que si a mediodía, más si es verano existen muchos
doble ojos, dos ojos disponemos y doble piernas, dos piernas tomando una caña
con una tapa, que todo los ibéricos hacen esto todos los días. Si ha visto que
cientos de ciudadanos visitan las aguas cada fin de semana para que les
refresquen las carnes y las mentes y las almas, que todos hacen esto…
¡Pero
es obvio que no es así…! Creo que eso es fácil dilucidar, quizás esa
noticia-artículo del foráneo sobre los nacionales, es demasiado simplificadora
o literaria, porque ni siquiera ellos o ellas en sus sociedades de origen todos
hacen lo mismo…
Es
obvio y evidente que los españoles, según la edad y según la situación, se
levantan y trabajan y tienen un tiempo de descanso, y, después como todo ser
viviente se duerme. La necesidad del sueño es universal en este planeta, en
todos los animales, no sé si los microbios dormirán, es una pregunta que no sé
contestar. En medio tienen que atender cuestiones sociales, familiares,
personales, vocacionales, y, lo que la vida va trayendo.
Se
indica que la siesta es algo típico de España, el que puede al menos en el
sillón se duerme sentado vente minutos o media hora. Quizás por el sol o el
calor –supongo que en otras geografías, sociedades que sufran mucho el calor
les sucederá lo mismo-. En el medio del día, los rayos como caballos que
atraviesan las pieles y las ciudades horadan las ventanas de la carne y del
alma. Hay que introducirse en las madrigueras de las viviendas y a media
sombra, y, con los artilugios técnicos que se dispongan pues descansar y
dormitar un rato. Es cierto, que en Iberia si se puede se ha extendido en
algunas zonas no sólo en verano. Pero eso no puede realizarlo todos los
habitantes… ni todos los mediodías… ni todos los ojos cansados, porque los
deberes son muchos y las ocupaciones también…
En
todos los lugares, suele suceder lo mismo, una parte de la población, no tiene
tiempo de respirar, porque las obligaciones diarias son grandes y elevadas, y,
otros quizás por jubilación o por otras razones tienen tiempo suficiente para
diversas actividades, y, a veces, no saben qué hacer, y, entonces dedican más
tiempo del aconsejable a la televisión, al ocio, a pasear, a hablar… pero
supongo que una persona con siete décadas de respirar cada instante, se merece
descansar y pasear y sentarse en los bancos, casi siempre, ya con dolores,
porque como diría una notable periodista, Rosa
Villacastín, quién no tiene algún dolor a partir de los sesenta años…
Se
olvida cuántos abuelos y abuelas llevan a los nietos al colegio, cuántos se
ocupan después de llevar una vida de trabajo fuera de casa o dentro de ella, o
en ambos lugares, se ocupan un poco de cuidar a los nietos para que la vida
social y económica y laboral continúe. Para que los padres puedan pagar las
partes proporcionales de los gastos no pagados todavía, eso que se llaman
hipotecas, prestamos al consumo personal, al vehículo, cuidar algunos achaques
o enfermedades de algún miembro familiar, a y a… Quizás, no se valora ese
trabajo que se realiza, no remunerado, pero que si no lo hiciesen tendrían que
contratar a alguna persona por horas.
Puede
suceder que uno distinga las dificultades de su propio trabajo y labor, pero no
es suficiente consciente del esfuerzo de las demás personas en sus diversos
oficios y profesiones. Todos comemos, la inmensa mayoría con el sudor de la
frente. Muchos aún peor, están en el desempleo y no encuentran trabajo, otros
muchos tienen que migrar y emigrar o inmigrar. Muchos se encuentran aunque sean
autóctonos en distintas ciudades disponen de diversas costumbres, en algunos
lugares, además del enorme esfuerzo de trasladar cuerpos y almas a otros
lugares distintos a los del nacimiento, pues cierta población es reticente. En
fin…
Hoy,
hemos hablado un poco a qué dedica usted su tiempo cada día. Hoy, hemos dedicado
unas flores de palabras e ideas, para que usted reflexione cómo utiliza su
tiempo cada día. -No es una noticia novedosa, pero es actual porque es
intemporal actual-. Eso sí, si lo examina y evalúa hágalo con prudencia,
sosiego, tranquilidad, moralidad, racionalidad… ni se quede en su sillón, horas
y horas sin hacer nada, ni entre en una vorágine de actividad, que no dedica
nada de tiempo a pensar, a sentir, a recordar, a permitir encontrar algo de paz
en sí mismo. Porque si tiene tiempo, al menos, dedique un tiempo a hallar la
paz en sí mismo. En la medida que pueda.
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jmm caminero (01 octubre 2025 cr).
Fin artículo 5.148º:
“¿Qué hace usted cada día?”.
E.
12 octubre