Artículo 5.131º: “Equivocarse con las palabras al hablar”.
Cuántas veces, ocurre y te ocurre
que te dices a ti mismo: He hablado de más o he hablado de menos o no debería
haber dicho esto, o lo debería de haber expresado de otra manera…
O, se complica con los gestos, ni
debería haber dicho esto o lo otro, y, menos ir acompañado de ese gesto. O,
quizás, lo que dijiste es verdad y es conveniente decirlo, pero no el tono de
voz que utilizaste. O, quizás, a aquella persona deberías de haberle parado los
pies y la boca hace mucho tiempo, pero no deseas pasar de una línea, y, así
parece que siempre pierdes. No sabes, te dices a ti mismo, no sabes si es
prudencia y racionalidad haber hablado o haberse callado. Los mismos argumentos
del lenguaje oral, se puede aplicar al escrito. Te has quedado corto o te has
quedado largo. No sabes, a veces, si la prudencia y la moralidad en el hablar,
se puede entender como debilidad…
Hay personas, que se dicen,
durante años y años, si hubiese dicho más y más este argumento o este consejo a
tal persona, no habría cometido ese error o ese otro. Quizás, se dice no se
habría juntado con esos amigos o con os otros. Personas que pueden llevar en su
corazón, la alegría durante años, la tristeza durante años, de haber dicho algo
o no haberlo dicho. No crean que no es pequeña carga. Si se fijan encontrarán
alguna persona así, puede que nunca cuenten ese relato, esas palabras. Puede…
puede que en un momento le cuente el dolor profundo de su corazón a otra
persona, y, es haber dicho o no haber dicho un consejo…
También puede suceder que
personas de buena voluntad, por intentar no herir, no hacer más daño, no echar
más madera al fuego, evitan decir y expresar determinadas palabras o frases, y,
encima quedan como las personas de peor voluntad. También sucede, a veces, que
con las palabras, la victima queda como verdugo y el verdugo como victima.
También puede acaecer que el que ha dicho ciertas palabras, queda como la
persona bondadosa y de buena voluntad, y, las generaciones futuras así lo
recuerdan, y, la persona que ha sido la victima, persona o grupo o entidad o
colectivo, quedan durante generaciones como las malas o ineficientes o…
No olvidemos que con las palabras
se levantan montes de calumnias, y, las calumnias son palabras, y, se hace
mucho daño, daño que puede perdurar durante décadas y décadas, afectar a varias
generaciones. No olvidemos que a veces, se indican maledicencias, las
maledicencias son males con palabras, también males con hechos. Las palabras
están en todos los lugares, están en las voces que se expresan, pero también en
los pensamientos que se tienen, pensamientos en palabras, o palabras como deseos…
los deseos también se expresan en palabras, aunque no sólo sean palabras, y,
los deseos pueden ser buenos o no-buenos…
La Biblia dice, más o menos,
persona que controla su boca y su lengua es un hombre o mujer prudente y sabio.
Cuánto daño se dice con las palabras, cuánto bien se pueden decir con las
palabras. Por eso, muchos predican y expresan que las palabras sean justas y
equitativas, que sean verídicas y verdaderas, que sean buenas y útiles, y
bondadosas, con cierto grado de belleza. Y, en caso de duda, no expreses esas
palabras, sean habladas o sean escritas. Las palabras no sabemos la influencia
que tendrán, quizás, nadie las escuche, quizás tengan millones de oídos que las
piensen. Nunca sabemos qué influencia tendrán las palabras… Nunca lo sabremos
del todo…
Hay personas que piensan con
razón que si estás cansado, agobiado, angustiado, apenado, entristecido tienes
que medir mucho las palabras, tienes que ser muy prudente, porque puedes
desarrollar un discurso demasiado gris y ennegrecido y ensuciado, porque esa
tristeza te lleva a ver el mundo peor de lo que es, a los otros peor de lo que
son, a nosotros mismos peores de lo que somos…
No olivemos, que durante siglos,
en el arco del Mediterráneo y Europa, se creyó, todo el mundo creía que uno sería
juzgado ante el Tribunal de Dios, de los hechos y actos que hubiésemos hecho,
de los arrepentimientos que hayamos tenido de los males que hayamos realizado,
y de las palabras negativas y malas y falsas que hubiésemos dicho, sabiendo que
son falsas. Con las palabras es un artilugio que se puede hacer bien y mucho
bien, pero también mal y mucho mal… bien o mal a uno o a muchos, a unos o a
miles, a unos o a millones…
Cuánto echamos en falta más
prudencia y más moralidad y más equidad y más verdad y más ecuanimidad y más
justicia y más suavidad en las palabras en los discursos públicos de estos
meses y años. Cuánto echamos en falta, discursos comedidos y mesurados, con
datos y razones y no con insultos, a nivel nacional e internacional. Cuánto nos
estamos equivocando con las palabras, cuánto. Y, las palabras también hieren y
las palabras también matan. No los olvidemos… Paz y bien, paz y bien también en
y con las palabras…
http://youtube.com/jmmcaminero © jmm caminero (22 septiembre 2025 cr).
Fin
artículo 5.131º: “Equivocarse con las palabras al hablar”.
E.
05 octubre