Artículo Periodístico 3.600º: “No se puede hablar, no se puede escribir”.
Es
una paradoja y una contradicción que en una época de Derechos Humanos
constituidos e insertados en la Carta Magna o Constitución, no se puede hablar
de mil temas.
No es que exista censura política
que emane del Poder Ejecutivo y de las Leyes Máximas, en nuestro caso la
Constitución. No existe esa censura, no. Todo poder es eficiente y efectivo, y,
suponemos que responsable. Pero no tenemos censura política, porque la
Constitución está bajo el marco de los Derechos Humanos, a semejanza del resto
de Constituciones europeas.
Pero si se produce censura
social. Todo el mundo lo dice en las cantinas y en los bares y restaurantes.
Hoy, no se puede hablar en la calle, a lo sumo con amistades muy profundas y
que lleves con ellas siglos, en ámbitos familiares, con matices. Hoy, no se
puede hablar, hoy no se puede escribir, hoy no se puede publicar de mil temas.
No por censura política, no. Sino porque se ha malentendido la democracia.
Hoy, los humoristas están
asustados con el artículo 115, -si mi memoria no me falla-. Porque ante
cualquier viñeta, un colectivo equis, formado por diez personas o por un
millón, puede pensar que estás en contra de sus derechos humanos, de su
identidad, autoidentidad, conciencia colectiva, y, de momento, según dicen los
humoristas, de momento te meten en un tablao de pleito.
Pero sucede lo mismo en la calle,
hoy, cualquier colectivo o persona se siente amenazada en lo más íntimo por una
cuestión o un concepto o una idea expresada por otro o por otros. Hoy, que no
hay censura política constitucional, existe multitud de censura sociopolítica.
Si no criticas a los del bando o ideología o filosofía A, piensas que eres de
la B, si no críticas a la B piensan que eres del grupo A. Hoy, si haces una
queja cultural en una administración intermedia, piensan que no eres de los
suyos y te cierran puertas. O, quizás, el causante de la queja, mueve sus hilos
de sus poderes intermedios para hacer desaparecer tu trabajo y tu nombre,
durante lustros. Hoy, los maestros y profesores están atados a mil ataduras,
hoy el funcionario le sucede lo mismo, hoy, hoy todo el mundo está asustado.
Porque a nadie se le puede indicar nada… ¿Pregunto…?
Dice Pemán en un artículo, que en tiempos de la Reina Isabel la Católica, que tenía poder omnímodo, se atenía a las
reglas y normas de su confesor, pero que hoy, refiriéndose Pemán a su tiempo de
1933, el presidente que es constitucional, y tiene limitado sus poderes, es
capaz de doblar y doblegar al Parlamento. -No sé si este juicio de Pemán, me es
un poco exagerado, porque el problema de la República fue que llegó a una
situación, que el presidente de la república, Pemán, no era efectivo y
eficiente en su mandato-. Aceptando que era una persona liberal y moderada,
salvo en la cuestión de la religión, que parece ser tenía una fobia, bastante
grande –quizás, debida, a sus estudios en el Escorial, pero eso es una
hipótesis, que como articulista, no puedo demostrar…-.
José
María Pemán,
en El
Debate, el 31 de agosto de 1933, un artículo titulado: Responsabilidad.
No tengo conocimientos suficientes de hechos y datos y actos, para poder
plantear la misma pregunta de Pemán, ¿no sé si ahora un grupo del poder máximo
ocupa el poder de su partido, ocupa el poder ejecutivo, y, poco a poco van
ocupando los diversos poderes del Estado, todos los contrapeso que es la
democracia?
No tengo datos y capacidad de
juicio. Pero este es siempre el mismo problema y eterno problema de todo
sistema político. Incluso en el no-democrático, pueden existir algunos límites.
Nos narra que Isabel II, con enorme poder y poder enorme, tenía el contrapeso,
no solo de su confesor, sino de sus creencias, de su moral de su tiempo, de su
marido, y del Consejo del Reino. ¿Pero ahora, se pueden ir rompiendo y
resquebrajando los equilibrios de poder, en definitiva, se puede ir
resquebrajando Montesquieu…?
Diríamos que existen varios poderes, que todo el mundo conoce: El ejecutivo, el
Legislativo, el Judicial. Estos son los institucionales del Poder del Estado.
Pero existen otros poderes,
diríamos sociales: que serían el Poder Económico, el Poder de los Medios de
Comunicación, el Poder de la Cultura-Universidad-Ciencia, el Poder
Religioso-Metafísico mayoritario o repartidos de esa sociedad, el Poder
Social-Sociedad subdividido en multitud de entidades sociales, cada uno con su
esfera de poder, formada por distintas personas, grupos, colectivos, etc.
No estoy aquí, para criticar a
una entidad política o a otra, a un régimen político a otro, a una etapa del
pasado u otra, o el tiempo presente o del pasado inmediato. Ni siquiera tengo
edad, ni ánimo, ni voluntad, ni interés, ni fin, de eso que llaman “ajustar
cuentas…” –ni nunca lo he hecho-. Solo, solo espero el Juicio de Dios, que como
en tiempos de la Reina Isabel la
Católica, todo ser humano tendrá que enfrentarse a su conciencia, ya sin
engaños y sin mentiras y sin manipulaciones.
Como en la Edad Moderna, que todo
español o española que llegaba a una edad, pongamos alrededor de cincuenta o
sesenta años, ya sabía que el examen final se acercaba, es decir, la guadaña de
la muerte. Y, ya, empezaban a preparar papeles, a preparar su conciencia, a
perdonarse a sí mismos delante del Buen Dios. Y, esperar la misericordia y
piedad de Dios.
Pero hablar de esta forma hoy y
ahora, es, en el mejor de los casos, si tenías diez lectores/as de tus
artículos se queden en uno y medio… ¡Pero eso es la libertad de conciencia y de
expresión y de publicación… Eso…!
http://twitter.com/jmmcaminero © jmm caminero (23-31 mayo 2023 cr).
Fin artículo 3.600º:
“No se puede hablar, no se puede escribir”.
E.
31 mayo