Artículo Periodístico 3.607º: “Las primaveras y los otoños”.
Somos
seres biológicos, con una naturaleza e insertos en una Naturaleza. Los ciclos
de la vida-biología, de dentro y de fuera nos afectan de mil modos y de mil
maneras.
Según el dios Cronos,
dividimos el tiempo en años, has vivido diez o cien años, pero se podría
también indicar has existido o llevas ofreciendo sombra: diez primaveras o diez
otoños o cien veranos o cien inviernos…
Como, al menos en Occidente, en
general, se vive y habita en lugares dignos, mayores o pequeños, diríamos que
las influencias de los tiempos y los campos y de las nubes y de los cielos, los
fríos y los calores son más pequeños. Los artilugios técnicos hacen la vida más
vivible o más viviente o más sonriente o más suavible. Cierto es, que también
pagamos un precio importante. Nos podemos trasladar en unos cientos de minutos
quinientos mil metros. Pero dejamos muchas esperanzas en las cunetas de los
alquitranes, con distintos tipos de vías según características.
Somos tiempo y somos en el
tiempo, no solo somos espacio y en el espacio, sino una especie de
lugar-tiempo, de espacio-tiempo. Unos, dicen, todavía los menos en toda la
humanidad, que solo somos mientras estamos aquí. Otros, indican, que somos aquí
y después en un Allí –y, aquí vienes varias interpretaciones diversas y
diferentes, radicalmente, en dos posturas, si se es de Oriente o de Occidente-.
Algunos desean que no existiese el Allí o el Después o el Más Allá, pero la
vida trae muchos inviernos y muchos veranos, muchos calores sofocantes, y
muchos fríos que rumian y rompen las neveras del corazón. Un creer en un Allí
racional y moral, es bueno para vivir y sobrevivir, para disminuir las penas y
las angustias, para disminuir los tipos de pastillas de todos los colores, que
tanto se utiliza para estar y ser en este mundo, por tantas personas.
A veces, pienso que una columna
periodística es como un suave y tranquilo café o tila, que debe intentar
disminuir el dolor interno, y, haga más suave esa mañana. Sea una nota de
sinfonía, para al menos, durante unas horas, sea una nota de calor y suavidad y
de templanza. Que agrade al corazón, al alma, a la carne. Que le haga sonreír y
sonreír pensando y, quizás, encontrando un pequeño y buen sentimiento y afecto,
para recorrer un poco mejor, todo el camino de ese día, con tantas
intranquilidades e insuavidades e improperios de unos y de otros…
En este recorrido por el
articulismo hispánico que voy trazando/trozando/trenzando, plumas y plumíferos
de ayer y de hoy. He llegado a la conclusión, que no podré citar ni siquiera el
uno por ciento, de tantos, que han dejado algo de su corazón y su conciencia y
su mente, en los papeles volanderos, en estos, al menos, dos siglos –esperando
que las facultades de comunicación, empiecen a investigar a tintas y plumeros
de antes de Fernán González, la
primera que fue antes del maestro Larra,
en el articulismo literario y de opinión de este terruño-.
Pues en este viaje interior por
el articulismo, que diría Manuel
Alcántara, que tiene como mandado/mandamiento “no cansar a nadie sobre
todas las cosas”. Pero señor Alcántara, los humano somos muy diferentes y muy
iguales. Y, un poco de aburrimiento, puede reducir la velocidad del corazón, y
otorgar un sosiego. Un poco cansar, puede ser una estética positiva para el
artículo literario. Pues en este viaje me he encontrado con Rafael Sánchez Mazas, en un artículo Primavera
y crisis, enviado al mundo el día 07 de mayo de 1935, en Informaciones.
En el que nos habla de los
tiempos y de las esperanzas y de las canciones y de las crisis sociopolíticas,
de los vaivenes del espíritu individual dentro del espíritu colectivo y del
espíritu colectivo en lo individual –rememorando algo del viejo maestro Hegel, que siempre cuando lo recuerdo
me viene, 1770-1831, que el cólera, una epidemia se lo llevó, ¡¿qué habría
creado si hubiese durado veinte años más, habría puesto el mundo diez veces más
patas arribas…!? ¡¿Quizás hubiese perfeccionado y aquilatado, principios y
conceptos, que dejó a medio desarrollar, y, quizás, tantos que se basaron en
sus ideas, hubiesen sido después, sus desarrollos más positivos…!?-.
Llevamos en nuestro solar, ya, si
ya, algunas primaveras y algunos otoños preocupados y muy preocupados. El señor
Newton, pudo conocer la trayectoria
de las órbitas y planetas, pero según se le achaca, “no fue capaz de predecir
los movimientos de la Bolsa de su tiempo”. En todo lo que entra el ser humano,
existe un nivel de indeterminación y de libertad y de causalidad y casualidad
humana y no-humana. Y, todo es, hasta ahora imprevisible, impredecible,
impreindeterminado en lo humano… -Hasta que lleguen los ordenadores cuánticos-.
Llevamos ya varias primaveras y
varios otoños, con una enorme preocupación y ocupación preocupada y ocupada en
tantos factores y variables, que sabemos, que si se unen mal entre sí, no
sabríamos que escultura surgiría. Un artículo en esta primavera, una más para
el mundo, una menos para este escribiente, solo puede indicar, que seamos
prudentes en nuestro corazón, seamos prudentes en nuestros afectos
sociopolíticos…
¡Por el bien de todo y de todos…
porque existen muchos lobos en el horizonte! –Supongo no me aplicarán el
artículo 115 del insulto a un animal tan bello y tan necesario en la
Naturaleza, por parte de alguna entidad colectiva-. ¡Paz y sosiego y bien…!
http://articulosperiodisticosjmm.blogspot.com.es ©
jmm caminero (28-31 mayo 2023 cr).
Fin artículo 3.607º:
“Las primaveras y los otoños”.
E. 31 mayo