Artículo Periodístico 3.614º: “Los adoradores de la playa/mar”.
No
podemos negar el hecho de ir a la playa y al mar, se ha convertido en una
especie de rito anual, si es posible varias veces, en las sociedades
occidentales actuales.
Nadie
piense que voy a criticar esta realidad. Todo lo humano tiene aspectos
positivos y negativos, y, el saber actual humano, no es capaz de ponderar y
valorar todo y todos los aspectos negativos y todos los positivos y las
interrelaciones y las funciones entre ellos.
Y,
tampoco soy tan ignorante de no entender, que el bienestar de nuestra sociedad
y país, a nivel económico está en muchos sentidos y grados en que millones,
docenas de millones de personas, nacionales y europeas e internacionales vengan
a nuestras playas. En una parte importante y esencial vivimos de las arenas de
la mar, de las aguas saladas, y de quienes se pasean por ellas, con poca ropa…
Esa es nuestra realidad…
Ya
Eugenio D´Ors para muchos olvidado
actualmente, o casi, por razones sociopolíticas, pero para los muchos
saboreadores del articulismo, es uno de los grandes en este género, sin entrar
en sus ideologías o concepciones o en sus realidades políticas. En un artículo
que tituló: La mística del baño del mar, que si mis datos son ciertos
publicó en La Vanguardia del 23 del 08 de 1944, planteaba temas en
relación al mar, que ya no era un deporte, sino que se estaba transformando en
un modo de vida o de vivir o una costumbre o un hecho…
De
todas formas ya se indicaba a principios del siglo XX o, incluso a finales del
anterior, los famosos “baños de ola” en Santander. Con lo
cual, no tengo datos, pero cuando la playa vino a los corazones de los hispanos
del siglo veinte, me temo que ya estaba extendido en mayor o menor medida por
otros trozos de Europa y Norteamérica.
De
convertirse diríamos en un pasatiempo para las personas que vivían en sus
alrededores, después, ser un deporte en mayor o menor escala, para determinadas
elites, luego una fase de turismo para determinados estratos sociales, y, al
final, convertirse en una procesión masiva de millones de personas, que al
principio solo era en verano, y, después, en la medida de lo posible, algunos
fines de semana. También es cierto que en algunos casos, si el bienestar
aumenta y crece, el ideal era y es, para muchos, segunda residencia a un
kilómetro como máximo de alguna playa…
Cosa
curiosas han ido los ríos de personas hacia el Mediterráneo estando el
Atlántico a la misma distancia o similar. Será cosas de países y de política,
dicen, de aguas más frías o más calientes, de un idioma o de otro, de una
división de la Iberia de hace siglos, de y de…
Se
dice en las tascas y mentideros, que las parejas liberales, de clase media,
-aunque nunca he sabido que es eso de las clases media, si alta media o baja
media o media-media-. Se dice que la clase media, a determinada edad, cuándo
los adornos físicos van disminuyendo, los conyugues van convenciendo a la media
naranja-limón-pomelo-aguacate, que en vez tanto mar, se vayan hacia turismo de
interior, hacia viajes al extranjero.
Se
dice en las cantinas y mentideros, como decíamos ayer, como Fray Luis de León, que esta tendencia
se debe, a que a los cuarenta o cincuenta años, personas y parejas y
matrimonios de la clase y estratos medios, ya no pueden competir con veinteañeros
y algo, tanto sean de un género o sean de otro, tengan más protuberancias en un
lugar o en otro, que eso son los caracteres sexuales primarios –que ahora tan
poco se habla de ello, aunque si se miran, y, tanto de la autoidentidad
sexual…-.
Pero
no podemos negar la realidad, los viajes a las playas, en estos últimos años,
al extranjero, personas que no han ido a visitar los grandes museos del mundo,
con razón o sin ella. Por su gusto, se
marchan en viajes de novios a playas del Caribe o quién sabe si del Pacífico…
Y, allí pues miran las lunas y las estrellas y los ojos. Allí, se preparan para
la vida de vuelta, que será, en la mayoría de los casos, como casi las de
todos, llenas de obligaciones y deberes y trabajos y sudores, y, algunas
alegrías y felicidades o muchas… ¡Pero eso es la vida real…!
No
podemos negar el hecho-realidad, que millones, decenas de millones de personas,
todos los años, se trasladan un día o dos o cinco o diez, una vez o dos o tres,
a un lugar lleno de arena, artificial o natural, dónde se exponen al sol, a
miradas, a deseos, a pasiones, a descansos, a silencios, a estar y ser, a ser
vistos y a ser queridos y estimados y… Y, cada uno según sus circunstancias, a
mil razones y mil causas.
Unos
huyen de la ciudad o gran ciudad, otros huyen de alguna realidad, algunos
quieren olvidar, otros quieren tener experiencias nuevas, aquellos quieren
recordar, estos van la primera vez, otros ya han ido cien… Pero nadie puede
negar, que ir a la playa y tumbarse es como una nueva religión, solo faltan los
popes y algunos textos escritos casi sagrados…
https://museovirtualcuadernosdelamancha.wordpress.com © jmm caminero
(29 may-07junio 23 cr).
Fin artículo 3.614º:
“Los adoradores de la playa/mar”.
E.
07 junio