Artículo Periodístico 3.606º: “Viaje interior”.
Concepto que ya, pocas personas
recuerdan y desean y aman, pero en todo viaje exterior existe uno o varios, en
paralelo interior, y, algo semejante sucede al revés.
Se levanta la conciencia y
percibe el mundo, que le rodea. Sin salir de las propias habitaciones, la
mente-conciencia-inconsciencia puede realizar un viaje cercano y lejano. Los
recuerdos se agolpan, los deseos de futuro también. Todos los conceptos luchan
en el interior. Y, la mente se dedica un tiempo diario para intentar entender y
comprender e inteligir de toda esa lucha interior, cual, es la más adecuada, el
concepto o idea, concepto e idea no son lo mismo, aunque los utilicemos de
forma sinónima, y, los datos, y, las pasiones o afectividades o
irracionalidades entran en la lid. Tomamos posturas cerradas sobre personas y
acontecimientos e ideologías y situaciones como un ahorro mental, para ahorrar
pensar y ahorrar energía y ahorrar tiempo –estrategia de la mente
biopsicológica-.
A Eugenio Montes, le otorgaron un Mariano de Cavía, por una
narración o crónica o semiartículo con crónica, titulado Dollfuss, publicado en El
ABC, 29 julio de 1934. El viaje narrado con palabras es secundario,
quizás el viaje interior es lo esencial. De todas formas, un artículo de hace
casi noventa años. Vean la historia de Europa, en aquellos momentos, social,
política, económica, tecnológica. Hoy, existen tres tipos básicos de movimiento
del propio cuerpo-mente: uno el viaje real o material de trasladarse, el
segundo, el viaje a través de imágenes mediadas, fotografía, documentales,
cine, Internet; tercero, el viaje mental o interior de la conciencia…
Hoy, en una situación tecnológica
comunicativa, radicalmente diversa y diferente a la de hace un siglo, el viaje
exterior y el viaje interior, en muchos sentidos se ha modificado. Hemos
asistido a que la industria del tour, que los ingleses inventaron y aplicaron
en el siglo XVIII, como una norma o medida, de aprendizaje a sus retoños,
aprendizaje no solo de ideas, idiomas, geografías, culturas, ideologías,
idiosincrasias, y, también hedonismo y epicureísmo y sensualismo, mezclado todo
entre sí, formando un cocido neerlandés –porque cada uno sentía y percibía el
mundo de modo diverso-. La base para que las clases altas y nobles y
empresariales y cultas, tener experiencias, para después regir un imperio o
protoimperio, que surgió y se materializó en el diecinueve…
Todos los seres humanos, en su
interior, incluso la persona con menos bolsillo de dólares, sienten y ha
sentido siempre el deseo de un viaje. Quizás, ir a la capital de la comarca de
su geografía, quizás el viaje del servicio militar obligatorio, quizás visitar
a su hija/hijo que marchó a casarse, o se quedó en unos de los vaivenes de la
historia, por algún lugar, y, no ha conocido a sus nietos/as. Muchos viajes han
sido obligados por uno de los cuatro jinetes del Apocalipsis. Todo el mundo en
cada siglo, según mil posibilidades, ha deseado realizar un viaje. Hoy, dicen
que todo el mundo ha visitado otras regiones de su geografía local, muchos, han
visitado y besado árboles de su propio continente, aquellos de otros…
Pero todavía existen personas,
que por mil razones, quizás hayan turneado y viajado y arrastrando su mente y
su cuerpo por su geografía nacional, pero no por fuera de esas fronteras, y,
han deseado siempre unos viajes, y, no ha sido posible, y, han ido acumulando
en su mente-conciencia, escenas, ideas, conceptos, relatos, artículos, libros,
documentales, sobre ese lugar, que ya a cierta edad, piensan que nunca irán, o
que, incluso pudiendo no debe mover su cuerpo, porque los recursos biológicos y
económicos, debe emplearlos en otras medidas… puede ser Nueva York, puede ser
Jerusalén, puede ser Berlín, puede ser quién sabe, según el tiempo y el momento
de su existir y de su vivencia.
Al final, la vida human se podría
resumir, de alguna manera, una más, de todas las posibles, el viaje y viajes
según la edad y década de su existir. Viajes reales. Y, los viajes como deseo,
que en cada etapa de su vivir ha deseado y no ha realizado. Y, después, están
todos los viajes interiores, de la mente y de la conciencia y del espíritu y
del alma. Viajes de la voluntad interior. Viajes de caminar hacia el Buen Dios.
Existen viajes del espíritu. Esos viajes de esas personas, que pueden pasar a
tu lado, que su meta y fin y deseo, además de existir en una vida normal y
rutinaria, es acercarse al Buen Dios. A usted le parecerá esto incomprensible,
pues quizás, sin saberlo se roce con personas, a su lado, que lleva saludando
décadas. Que por mil razones, no se diferencia de los demás. Pero uno de sus
fines es ese viaje interior a la Gran Meta. Un viaje sin ruido y sin sinfonías
y sin medallas por parte de nadie…
Rodea el café o el chocolate o el
“colacao” por la mañana, acompañado, de algún producto derivado del trigo y de
los cereales, quizás, con alguna otra realidad culinaria. Y, en unas decenas de
minutos, ese ser, ha realizado, sin moverse de dos o tres habitaciones, unos
viajes interiores, de ideas y conceptos, un viaje de recuerdos, otro viaje de
dolores y sufrimientos, un viaje también de búsqueda de nuevas ideas y
conceptos, un viaje también de deseos y pasiones y emociones atenuadas o
deseantes…
Ese viajero sin moverse de la
casa, en unas docenas de minutos, ha viajado por dentro, en laberintos de
recorridos, que quizás, usted, que también hace esos viajes de otra manera y
otra forma, sin saberlo y sin entenderlo y sin conocerlo. Usted también hace,
aunque no es o sea consciente.
Quizás este modesto artículo le
sirva para ser desde ahora consciente, de esos viajes inconscientes y
semiconscientes y conscientes que cada día hace, al caminar, o al esperar, al
leer el periódico, al sentarse en un banco, al pasear por las habitaciones de
su casa. Esos viajes y esos reviajes y esos endoviajes y exoviajes…
http://www.facebook.com/cuadernossoliloquiosjmm © jmm caminero (27-31 mayo 2023 cr).
Fin
artículo 3.606º: “Viaje interior”.
E.
31 mayo