Artículo Periodístico 3.641º: “La mujer es el pilar esencial de la vida”.
Si
miramos los millones de especies
existentes en el planeta, y, percibimos las diferencias entre ellas. Todas las
especies mamarias o mamíferas, la hembra es esencial.
Sin la hembra, sin la hembra, el
esfuerzo de alimentación y de aprendizaje que la hembra realiza en todas las
especies. Sin ella y ellas, de todas las especies mamíferas, sin ellas, las
especies habrían terminado, o, esa especie en particular. Es cierto, que en
algunas intervienen los machos para cuidar de las crías, en otras, diríamos el
grupo, de una manera o de otra. Pero la hembra es esencial para el
mantenimiento de la vida, no solo para la reproducción, creo que en todas las
especies, pero especialmente en las mamarías o mamíferas…
En las especies de homínidos,
antes del homo, en las especies anteriores a los homínidos en todos los simios,
en las cuatro o cinco especies de primates –nosotros estaríamos en esa
clasificación, seríamos los homínidos una evolución de los primates-, y, en
todas las especies homo que hemos ido pasando, desde el homo habilis, que se considera la primera, por el momento, Lucy, hasta nosotros, todos somos y
existimos y estamos, esencialmente, por la hembra, por cada hembra, -cierto que
en las especies biológicas humanas, la contribución del macho o del varón es
esencial también…-. (No hablaremos aquí del disomorfismo entre hombres y
mujeres en la especie humana…).
Ha llegado el momento histórico y
cultural, la evolución cultural y antropológica e histórica que seamos
conscientes de esto. De un principio muy simple y muy sencillo, que se podría
formular de esta manera: “si el varón o el macho o el hombre, como individuo o
como género o como grupo o como sector, tiene el deber equis o el derecho zeta,
la mujer o la hembra, por el mismo hecho y derecho tiene que tener el mismo
derecho y el mismo deber” –salvo excepciones biológicas evidentes, no pueden
los hombres, de momento, quedarse preñados…-.
Este principio que se puede
formular de muchas maneras y de muchas formas y de muchos matices, pienso que
es un axioma o máxima esencial y obvio y evidente. Si un hombre puede estudiar
y debe estudiar, una mujer, toda mujer lo mismo. Si un hombre o varón puede
conducir un coche, una mujer, toda mujer, si desea y quiere, debe hacer lo
mismo… si y si…
Es simple y llano, la historia
puede haber este principio y este derecho haberlo mermado por mil razones, por mil conceptos o
por mil ideas o por mil costumbres o por mil autoridades. Pero la historia, la
evolución histórica ha llegado a/en un momento, que ya cualquier cultura tiene
que aceptar este derecho… o esta máxima o axioma o principio… Una mujer no es
menos que un hombre, un hombre no es menos que una mujer, un niño no es menos
que una niña, una niña no es menos que un niño, un anciano no es menos que una
anciana, una anciana no es menos que un anciano…
Es simple y sencillo y evidente y
claro, como diría, el viejo maestro Descartes,
las condiciones que toda idea tiene que tener para ser aceptadas como
realidades o como verdades… Andrea
Momoitio, en el Público del 29 del 04 del 2023, redacta un artículo
titulado: Las pequeñas heroínas que entretejen la vida. Que nos plantea
entre otras muchas cosas, la historia de la mujer y la prensa especializada,
digo “especializada” con comillas.
¡Cuánto han sufrido y se han
alegrado las mujeres a lo largo de la historia, a lo largo de sus embarazos, a
lo largo de su estancia en sus familias, a lo largo de la crianza de los hijos,
a lo largo de la relación con los varones, a lo largo de las crisis sociales y
económicas, a lo largo de las guerras, a
lo largo de las enfermedades, a lo largo del tramo final de la vida, cuánto han
sufrido y cuánta felicidad han tenido…!
Son esenciales para la historia
los hombres o los varones. No podemos negarlo. Pero opino, siempre he pensado,
que el gran peso de la historia la han llevado las mujeres. Sobre las mujeres
ha recaído casi todo el peso del mundo. Es cierto, que los hombres,
tradicionalmente trabajan y van a la guerra y defienden a la familia, de muchas
maneras y de muchas formas. Pero si, en general, el hombre hace un esfuerzo de
cinco, por poner una cifra imaginaria, la mujer, de media, lo hace de siete o
de ocho o de doce, según el caso y según el entorno familiar, social, cultural,
religioso, tradiciones, épocas y tiempos…
Ya ha llegado la campana de la
historia, que valoremos, que queramos de verdad a la mujer, yo diría, que
queramos de verdad a nuestras madres, abuelas, bisabuelas, hermanas, hijas,
nietas, biznietas… Ya ha llegado la hora, que si un derecho equis, jurídico o
moral, se lo aplicamos al hombre-varón, ese mismo derecho jurídico o legal o
moral, también es aplicable a la mujer-hembra. A todas y a cada una. Sea pobre
o sea rica o sea de una cultura o sea de una religión o sea de una sociedad o
sea de un estrato cultural o sea de otro, sea de o sea de…
Dicen que de nuestra especie
actual, han existido, cien mil millones de personas desde hace doscientos mil
años –van cambiando las cifras-. La mitad han sido mujeres, la mitad… ¡Aquí, mi
homenaje y respeto a todas y cada una de ellas, las que han existido y las que
existen ahora y las que existirán, en el futuro…! ¡Paz y bien…!
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jmm caminero (13-21 junio 2023 cr).
Fin artículo 3.641º:
“La mujer es el pilar esencial de la vida”.
E. 21 junio