Artículo 4.812º: “¿Tiene límites la tontería, la estupidez humana y H. Clinton?”.
Es una pregunta dura y durísima,
pero se la hace, nada menos que Hilary Clinton,
sí, la esposa del Presidente Clinton, que de otra cosa no sabrá, pero de política,
sí…
Empecemos
hoy al revés este artículo, empezaremos por una columna firmada por Hilary Clinton, publicada en The
New York Times, en español, el día 28 de marzo del 2025, titulada: Hilary
Clinton: ¿Hasta dónde pueden llegar las tonterías?, evidentemente
analiza la situación de su propio país, de su propio gobierno.
No
entro, si alguien lee mis textos, sabe que no entro en la crítica que hace al
actual presidente norteamericano y a su alto equipo de gestión, ni entro en las
ideas de H. Clinton, sino me
pregunto, ¿está acaeciendo una oleada de hipocresía, de mentiras, de engaños,
de tontería en Occidente…?, ¿hemos perdido el sentido común y la racionalidad
mínima?, ¿estamos en crisis, somos conscientes que quizás estamos al final del
imperio occidental en el planeta, y, no sabemos cual es la solución, pero
todavía tenemos solución?, ¿hemos perdido la cabeza por olvidar la metafísica y
la moral de siglos, que nos hizo grandes…?, ¿etcétera…?
Nunca
creí que llegaría a ver las cosas que se dicen en la política occidental, no me
refiero a un país, ni siquiera a todos, pero nunca creí que llegaría a oír los
gestos y las palabras que se dicen y se hacen, en algunos países –no en todos-,
de la Alta Política –no citaré nombres-. Nunca pensé, que el maquiavelismo de
hechos y de palabras sería tan general y casi tan absoluto en tantos países de
Occidente, en unos más y en otros menos. Nunca pensé que ese control de medios
de comunicación, incluso dentro de la democracia, iba a estar tan ciego, porque
una persona o un colectivo puede ser o pensar que una ideología es más
verdadera y cercana a él, pero no puede dejar de percibir la realidad, los
errores propios y de su grupo. Nunca pensé que vería todo lo que estoy viendo,
en estos meses, años, lustros…
Llevo
años y lustros y décadas en el silencio. Me he impuesto a mi mismo, la ley del
silencio y de la mordaza. Observando el panorama sociopolítico de Occidente, de
muchos países de Occidente, no de todos. Y, callarme y callándome es lo que
hago y hecho y seguiré haciendo. Diciéndome a mi mismo, a ver si el año que
viene es mejor. No sé, miro a Roma, miro a Grecia antiguas, miro a los imperios
antiguos, para ver si me dan luz, y me dan esperanza, y, encuentro salida a la
realidad actual.
No
es que hagan cosas malas o digan palabras malas. Sino que parece que hay una
sensación de impunidad, que se pueden realizar actos negativos, y, parece que
no se pagan en las urnas, que se pueden expresar opiniones que parecen
irracionales y no se pagan en las urnas, que se pueden decir y hacer gestos que
parecen más bien de “payasos” y no se pagan en las urnas, que se puede decir
hoy, una cosa sobre un tema y mañana otra sobre el mismo tema, y, pasado mañana
otra tercera sobre el mismo tema, y, no se pagan en las urnas… Esto
no es, esto no es, el grito y el artículo del maestro Ortega, esto no es, esto no es la
democracia, me atrevo a preguntar…
Nunca
pensé, que en la sociedad, la sana sociedad, no vería tantas veces, que la
persona imperfecta, pero que es de buena voluntad, la persona que tiene buena
voluntad, es pisada, ninguneada, marginada, silenciada tanto en esta sociedad y
nadie, casi nadie, dice nada por defenderla. La persona buena que vive la vida
con la mayor tranquilidad y moralidad posible, que se ata a la legalidad
vigente y a la moralidad de siglos, pero parece que unos y otros, lo dejan en
la estacada y cuneta de los caminos.
Nunca
pensé, que a lo bueno, a tantas cosas buenas se le llamaba malas o regulares,
y, a tantas cosas malas se le llama buenas. Que se confunde la tolerancia con
la verdad. Que la verdad debe brillar y la bondad también, aunque se tolere la
no-verdad y la no-bondad. Tolerar no es admitir que lo malo es bueno, ni que lo
bueno es malo, ni que lo verdadero es erróneo, ni que lo erróneo es verdadero.
La tolerancia es admitir que lo bueno y verdadero es bueno y verdadero, y, lo
malo y erróneo es malo y erróneo, pero se tolera que alguien caiga en ese
error. El ejemplo de siempre, tolerar es decir, que el alcoholismo es malo y
negativo, pero la persona alcohólica se le trata correctamente, eso es la
tolerancia… no decir, que el alcoholismo es bueno y bello y verdadero…
Empieza
el artículo de H. Clinton con estas
palabras: “No es la hipocresía lo que me molesta; es la estupidez”. No voy a
alabar, ni a criticar a ningún político de Occidente. Mi oficio es el observar
lo concreto y lo general, y, pensar lo concreto y general, pero no escribo de
personas concretas, solo de abstracciones generales. Y, cada uno tome de la
tarta lo que quiera… Me lleva más a preguntarme, a recordar y a recordarles
aquel famoso libro e idea y concepto de La
Decadencia de Occidente de Spengler,
publicada hace un siglo.
Muchos
han indicado que Oswald Spengler se
equivocó, porque Occidente ha continuado teniendo la hegemonía mundial. Otros
indican, que no se equivocó, porque una realidad o plano o dimensión es el
plano político y económico, y, otro es el plano moral y espiritual y
metafísico…
No
le voy a dar la respuesta, quizás porque no la sepa, quizás porque no quiera
ofrecer mi opinión. Pero viendo los espectáculos de estos últimos años y
lustros en Europa y Occidente y Norteamérica, me pregunto, se está cumpliendo
el diagnóstico y la pregunta y el temor de Spengler,
¿Occidente, Norteamérica, Europa, España está cayendo en la decadencia, o es
más, ha caído y está en la decadencia…? ¿No ya económica o política, que
también, sino en la moral y metafísica y espiritual…? ¿Usted que cree, qué
podemos hacer para salir de ella, para no entrar más en ella…? ¿…?
http://filosliterarte.blogspot.com.es © jmm caminero (02-13 abril 2025 cr).
Fin artículo 4.812º:
“¿Tiene límites la tontería, la
estupidez humana y H. Clinton?”.
E.
13 abril