Artículo Periodístico 3.505º: “Camba y Crímenes en serie”.
Desde
la noche de los tiempos, siempre se indica noche, cuándo quizás se produjeron
en día y de día, los humanos se han plantado el bien y el mal, el bien y el mal
radical.
En
el siglo veinte las ciencias sociales en mayor o menor medida, es decir, la
historia, la psicología, la sociología, la antropología…, han intentado
analizar el porqué y el por qué y el porque de los crímenes en serie. Se han
estudiado y analizado personalidades de las personas que realizan esos males,
esos enormes males y maldades.
Y,
en mi modesta síntesis se ha llegado a dos clasificaciones: una, la denominada
personalidades psicopáticas o sociopáticas o criminales o sanguinarias, con una
escala muy diferente de dicha gradación/definición/descripción, y, que se
concreta en distintos modos o maneras o materializaciones, debido a razones
sexuales, razones económicas, razones sociopolíticas o ideológicas, -casi
siempre con un componente muy extendido de trauma infantil o juvenil, de los
individuos que realizan estos hechos o actos-, etc.
Y,
una segunda clasificación que podríamos indicar, si los crímenes, se hacen en
nombre personal o de un individuo con su iniciativa personal, y, en un medio
que desde luego, está en contra de esos horrendas realidades. Y, aquellos que
una persona o grupo o colectivo, no demasiado grande, basado en una ideología,
puede cometer crímenes, en mayor o menor escala, desde unas decenas a unos
cientos o miles o cientos de miles. Dentro de estos estarían dos
subclasificaciones: aquellos que se hacen en nombre de una ideología y fin,
pero no tienen el apoyo del Estado, y, segundo, los que en mayor o menor
medida, disponen del poder del Estado…
Concretizar
en ejemplos y casos, a lo largo de la historia no es difícil. Concretizarlo en
el siglo veinte, aún menos. Esperemos que en el siglo en curso, esto no se
produzca, al menos, los que tenían un entronque con Poderes Máximos y con
Poderes del Estado, en mayor o menor medida. Cómo saben ustedes no me agrada
hablar mal de nadie, individuo o colectivo, por lo tanto, ustedes si desean
leer un artículo firmado con esta rúbrica de nombre, deben saber, que ustedes
deben esforzarse en rellanar y rellenar y redefinir las palabras, incrustarle
al bocadillo: jamón o lechuga o trozos de huevo o chorizo o viento o aire o
agua…
Escribir-redactar
palabras-textos-conceptos-datos-imágenes para mí, es un acto moral o ético, es
más o más allá de la pura escritura estética y estilística, que también lo es,
es un intento moral de intentar enredar y enrollar algo de verdad, veracidad,
verosimilitud, bondad, bien o bienes concretos instrumentales, bien moral,
belleza, racionalidad, equidad, prudencia, sentido común, para y con uno mismo,
y para el resto de seres humanos, que si están leyendo esta columna, tomando un
café, mirándolo en el móvil, pueda servirle, para sosegarle, tranquilizarle,
presentarle algo de realidad o hecho o verdad que le incomode –y, este tema es
dramático, no puedo suavizarlo, aunque lo intento-.
Y,
por otro lado, si existe el Buen Dios, al percibir estas palabras, que estoy
redactando, que por definición, ya conoce desde la eternidad, “sonría y vuelva
a sonreír”, es decir le agraden, -siempre teniendo en cuenta, la enorme
limitación de un ser humano, y, en concreto el que le da golpes a las teclas,
en estos momentos…-.
El
egregio escritor de artículos Julio
Camba, en El ABC, del 09 de mayor de 1931, publicó un artículo titulado: Crímenes
en serie. Yo, que soy viejo y pellejo, me voy dando cuenta, que en la
columna periodística sucede como con el fútbol y el toreo, ambos, definidos y
descritos, como deporte nacional –no voy a entrar, si el nombre es adecuado o
no lo es, no deseo este tipo de polémica en estos momentos, olvídese usted de
esta temática, que quizás, otro día toquemos y rocemos…-. Pero no cabe duda,
que ambos tienen una cosa en común, que ambos engañan o intentan engañar con el
capote, uno al animal noble y fuerte y duro del toro de lidia, otro, al animal
humano, con los pases y juegos del balón. Ambos enseñan y engañan y camuflan y
llevan al otro, sea animal de la especie del toro, o sea animal de la especie
de homo sapiens-sapiens o Cromagnon, lo llevan hacia un lado o hacia otro.
No
me estoy perdiendo, le explicaré, pienso que cuándo se habla de crímenes en
serie, pasionales y lamentables y trágicos, que hielan el hierro de los
hematocritos y del hígado, nos estamos enfrentando al enorme misterio del
hombre durante decenas de milenios, al problema del bien y del mal, al problema
del bien y del mal radical, al problema del bien y del mal radical de tipo
individual y de tipo colectivo, y, del bien y del mal radical debido a un
persona o grupo reducido, que ostenta una ideología o una bandera, y, con ella,
piensa que el fin justifica los medios; o, estamos hablando del mal radical
cuándo una ideología se instala en el poder máximo de una sociedad, y, una
persona y un equipo mínimo de personas, ponen en funcionamiento, muertes
masivas, utilizando muchos medios diferentes, de cientos o miles o decenas de
miles o cientos de miles o millones de personas –cosa y realidad, no hablamos
de posibilidades, ni de probabilidades, cosa que se puso en funcionamiento en
el siglo veinte, sin ir más lejos…-.
¡Yo,
yo, nací, y quizás usted también, o su padre o su abuelo, unos lustros después
de la gran hecatombe europea o, y, mundial de la primera mitad del siglo veinte
en Europa y en gran parte del mundo…!
¡Cuándo
hablamos de los crímenes en serie de un psicópata que ha asesinado a cinco o
diez o varias decenas de mujeres o niños en un radio de unos kilómetros,
estamos hablando del mal radical, pero no solo de una persona, sino estamos
hablando cuando ese mal radical se instala en las altas instancias del poder
sociopolítico humano, y, se convierte en cientos, miles, docenas de miles,
cientos de miles, millones como hemos visto en el siglo veinte! ¡Si, sí, en el
siglo veinte…!
https://museovirtualcuadernosdelamancha.wordpress.com © jmm caminero
(26-29 marzo 2023 cr).
Fin artículo 3.505º:
“Camba y Crímenes en serie”.
E. 29 marzo